El viernes por la noche fue una noche única y especial. Nunca pensé que algún hombre podría despertar esas sensaciones en mí. Tenía tanto miedo y no sabía cómo sentirme, ya que a la vez, necesitaba confiar en alguien. Ver a mis padres juntos, con todo el amor que se tenían, a mis hermanos que estaban tan unidos a sus respectivas parejas, me daban muchas ganas de intentar algo, con ese moreno de ojos negros que me encandiló. Pero mi miedo de que él no sea el príncipe que me imagino y se convierta en un canalla no me deja tranquila. No quiero que si se llega a enterar de todo lo que viví, me deje… me rechace y no me quiera ver más. De todas formas, no puedo saber lo que siente él por mí. Aún es un poco apresurado pensar en todo esto, pero quizás, sólo quizá a lo mejor le pasa lo mismo que a mí. Escuché mi teléfono sonar y cuando lo revisé era un mensaje de un número desconocido **”¡Hola, Nessy! ¿Cómo estas? Soy Milton. Por primera vez, salté como una niña pequeña en mi cama. ¡Estaba
― Nessy: si estas pensando en tener algo con Milton, debes pensar en que en algún momento deberás contarle todo lo que pasó. Pero ese momento sucederá cuando tú lo quieras y te sientas preparada. Yo sólo le aclararía que no quiero que juegue contigo, ni que te presione para nada. Tan sólo sería eso, sería algo así como una charla sobre cómo cuidar a mi hermanita menor.― Gracias Bells, no sabes cuánto me tranquilizaste con tus palabras ― dijo.― No te preocupes Nessy. Siempre estaré para lo que me necesites, cuenta conmigo ― en ese momento Stefano se estaba acercando a mí, tomó una silla y se sentó a mi lado.― Gracias y tú también cuentas conmigo.― Nessy, tengo que dejarte, hablamos luego… cualquier cosa me llamas.― Chau Beatriz, cuídate.― ¿Qué quería mi hermanita? ― me cuestionó Stefano .― Tú hermanita quería un consejo amoroso ― dije, con voz cantarina.― ¿Qué? ¿Desde cuándo Nessy tiene novio? ― exclamó, exaltado.― No se trata de un novio… le gusta a alguien y la invitó a sal
Narra BeatrizEl lunes llegó ― para nuestro pesar― por lo que nos levantamos muy temprano y después de terminar de vestir a los niños y darles su desayuno, nos dirigimos a casa de Esmeralda para dejar allí a Thommy y seguir nuestro camino rumbo al hospital.Al llegar, nos anunciamos con la secretaría que nos hizo pasar al área de oncología. Esta era una sala grande y espaciosa. En ella había unos sillones de color azul, con una mesa pequeña en el centro, en uno de los costados también había una sala de juegos para los niños, Mía de inmediato se fue a jugar. El lugar estaba solitario, demasiado tranquilo para mi gusto.No pasaron ni cinco minutos, cuando el doctor Biers, junto con otros tres doctores se nos acercaron.― Stefano … Beatriz, permítanme presentarles a la Licenciada Carmen Ruibal, quien los acompañara psicológicamente en todo este proceso. Él es el doctor Benjamín Randall y el doctor Eric Yorkie. Ellos serán quienes llevarán a diario el tratamiento. ― Yo sólo asentí con la
Luego de acomodarnos, el facultativo sacó una carpeta. Supuse que debía ser el historial médico de mi hija.― Bien… aquí tengo todos los estudios de la pequeña. Como les informé ayer, empezaremos hoy mismo con la quimioterapia.― ¿Cómo encontraron los nuevos resultados? ― preguntó Stefano , interesado.― Lamentablemente no son buenos ― mi corazón se paralizó en ese momento.― Riley, por favor… ¿podrías mostrarme los valores?― Stefano , toma ― luego de un momento de evaluarlos, se miraron muchas veces, yo no aguantaba más, no soportaba estar al margen del estado de mi niña.― ¿Acaso no piensan decirme que es lo que va mal? ― cuestioné, indignada.― Bueno, Beatriz… por lo que hemos visto, los valores de Mía han empeorado con el correr de los días, la enfermedad avanza muy rápido, por lo que tendremos que ser muy agresivos en el tratamiento.― ¿Y eso que significa? ¿Mi hija debe quedarse todo el tiempo en el hospital? ¿O mi hija se va a morir? ― dije esas últimas palabras muy lentamente
Narra Nessy.Desde que quede para salir con Milton, no pude ni por un minuto dejar de imaginar cómo saldría eso. Estaba súper nerviosa, muy ansiosa. Él era muy guapo, de seguro debía tener a miles de chicas a su alrededor y también debía haber tenido miles de citas, ¿y si yo no lo atraía lo suficiente? ¿Si notaba mis inseguridades? ¿Cómo debía comportarme con él?Como loca, comencé a revolver mi guardarropa para encontrar el atuendo indicado. ¿Cómo le gustará verme?― Cariño, ¿puedo pasar? ― preguntó mamá.― Si, mami. Adelante ― dije, mientras seguía buscando algo adecuado.― Cielo, ¿qué haces con tu ropa? ― preguntó asombrada Esmeralda.― Mamá, tengo una cita y no sé que ponerme ― confesé, avergonzada.― Una cita… y, ¿quién es el afortunado?― No sé si lo conoces. Se llama Milton, Milton Grant ― respondí, sonrojándome.― Si lo conozco ― agregó mi mamá y se quedó muy pensativa.― ¿Qué pasa?― Es sólo que la última vez que vi a Milton, creí que estaba enamorado de Beatriz… y la verdad
Narra Milton. Un mes había pasado desde aquella tarde donde conocí a la mujer de mi vida, ¿Quién iba a pensarlo? Ese día había decidido poner fin a mis esperanzas con Beatriz y me encontré con ese ángel que ahora era mía. A veces se mentía realmente mal, sentía que no era sincero conmigo mismo, por primera vez dude que ese amor que creí sentir por Beatriz, que creí tan fuerte hubiese existido, pero también era consciente de que nunca sentí por ella lo que siento por Cariño. Con ella, desde el instante en que la vi experimenté una sensación muy extraña; sentí como el mundo cambiaba de prospectiva, mi mundo giraba en torno a ella, sentía que sería todo lo que ella podía necesitar, desde el primer momento supe que no dudaría ni un instante en dar mi vida por la de ella. Esta mujer me volvía loco, jamás deseé tener a mi lado a alguien de la manera en que la deseo a ella. Tampoco pensé en merecer un amor como el que ella me ofrecía y sin embargo me correspondía, vivíamos en nuestra burb
Narra Beatriz.Un terrible mes ya había pasado desde la primera sesión de quimioterapia. Ahora, la vida para nosotros había cambiado drásticamente.Estábamos transitando entre una semana estando en el hospital y una semana en casa. Eso, sumado a mis casi seis meses de embarazo y otro pequeño a quien atender, resultaba un coctel para nada atractivo, y el mayor precio lo pagaba mi espalda que me mataba de dolor.En ese mes, aprendí a llevar esta enfermedad de la forma esperada. Hablé mucho con Carmen, me apoyé en ella y salí adelante. Ahora vivía el día a día y conservaba cada instante como lo que era: un pequeño milagro.Stefano y yo nos apuntalábamos en todo momento. Esto era muy importante para mí, el saber que él estaba a mi lado para todo lo que pudiese necesitar, para ser mi apoyo, para llenarme de amor, comprenderme, y afrontar esto juntos, simplemente él era mi fortaleza.Me sentía muy culpable porque Thommy tenía que cambiar constantemente sus rutinas, el reloj de nuestra fami
Después de un rato donde conversamos mucho, Alisson anunció que ya se iba a casa, ya que estaba agotada.― ¿Por qué no vas con ella, cielo? ― Me preguntó Stefano .― No, debo quedarme con Mía.― ¿Por qué hoy no te ocupas de Thommy y descansas? Eso le haría bien al bebé. Yo me quedaré con nuestra princesa… tendremos una noche de padre e hija.― ¡Si mami, hoy quiero quedarme con papi! Te prometo que me porto bien ― dijo mi princesa, emocionada.― Bueno… está bien, además tengo que ir por ropa, y tengo muchas ganas de ver a Thommy.Y así fue como después de una tarde en la que vi a mi princesa mucho más tranquila y feliz, me fui con Alisson a casa, pasamos primero por casa de Esmeralda a buscar a Thommy, y luego me fui a casa, aunque esta era tan distinta al hogar que tanto disfrutaba con mi pequeña corriendo y con Stefano abrazándome mientras cocinaba.Narra Milton.Estaba completamente sorprendido por la reacción que había tenido Bertha conmigo la noche anterior. Quería entender que l