Capítulo 10
Samuel estaba listo para salir de su casa a Recoger a Alía.

No había podido pegar sus ojos en toda la noche, o bueno, lo que restaba de ella.

Estaba tan emocionado, se había casado con la mujer de sus sueños.

—Señor ya va de salida— el ama de llaves muy serviciales le hablo, pues sabía lo emocionado que se encontraba Samuel.

—si por favor que todo esté listo para cuando vuelva con Alía.

—claro, como usted ordene, permiso señor.

Con un asentimiento de cabeza, Samuel se despidió para ir a buscar a su pequeña

.

.

Llegando a casa de sus suegros, tocó el timbre.

—Samuel, hijo que bueno verte.

Mía con la sonrisa que tenía, no podía ocultar su alegría. Sabía que su hija estaba en buenas manos, y aunque Alía Todavía no se da cuenta, Samuel también estaba en buenas manos con ella.

Los dos era como ella dice: Una pareja echa del cielo.

Aunque los dos no lo sepan, se complementan tan bien, y tienen tantas cosas en común, Alía con el pasar del tiempo obtuvo las mismas man
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