Alía Odiaba cuando su mamá invitaba a las chismosas de sus" amigas"
No podía evitarlo, ella odia a esas mujeres, simplemente no podía evitar pensar cómo su mamá se podía juntar con esas víboras. Por qué sí eran unas víboras con vestidos muy elegantes y un horrible maquillaje. ¿El matrimonio De Alía será en dos semanas Mía?.— preguntó la víbora número uno. —Y nada más y nada menos que con Samuel Anderson, el joven promesa más rico de Livor.— La víbora dos soltando su envidia, solo porque no era su espantosa hija. —Si mi hija se casará con Samuel Anderson, la boda será en dos semanas— Respondió con orgullo Mía Klau, La madre de Alía. Alía Rodó los ojos al escucharlas. —Dios tengo tanta envidia.— Respondía una —si antes lo tenías seguido en tu casa, ahora que ser tu familia lo tendrás con más frecuencia.— —te imaginas ser la suegra de Samuel Anderson.— Esas mujeres estaban llenas de envidia. Aunque Alía no lo podía negar, ella misma lo sabía, Samuel era un hombre Muy guapo, alto, musculoso, tenía los pómulos bien definidos, tenía unos ojos azules como el cielo que te hacían suspirar y deleitarte en ellos. Aunque le desagradaba, no ponía negar que tenía un porte muy elegante y ese cabello negro, más de una vez la tentó a querer acariciar para ver si eran tan suaves como se veía a simple vista. —Mía, no puedo creer tu suerte.— dijo la mujer tomando un sorbo de té. —has conseguido que tu hija se case con Samuel, simplemente son una pareja echa del Cielo. —Lo mejor de lo mejor.— corroboro la otra serpiente. —Muchas mujeres afuera se están muriendo de envidia. ¿Sabes cuántas buscan esta oportunidad? ¿Cuántas mujeres vendieron historias, falsa de ser las señoras Anderson y cuántas más dijeron llevar en su vientre a sus hijos?— Sí... eso era lo que se decía en la ciudad y es por lo que estoy recia a casarme con él, no sé cuántas de esas habladurías serían verdad y cuántas serían falsas. Alía escandalizada se levantó del sofá. —¿Alía que tienes cariño? —lo siento mamá se me fue el apetito con permiso.— perfecto tenían que salir hablar de este tema, ahora todas pensaran que soy una mujer que no soporta que hablen mal de su amado. Simplemente perfecto. Cuando Alía subió a su habitación, pensó mucho, quería escapar, irse lejos, no quería estar con ese hombre. SAMUEL ANDERSON, Ese maldito hombre era el causante de todos sus problemas. Jodidos Problemas —Jodida Vida.— no sabía que más hacer, solo no quería defraudar y causar problemas a su familia. Nunca podría ser capaz de hacerles esto. Sentía un nudo en el pecho cada vez que sentía que podía defraudar a sus padres. Era una joven inteligente, bonita, educada y enfocada a sus proyectos. A pesar de que sus padres son super ricos, mantienen la humildad que de pequeña se inculcaron. Las joyas, el dinero, la fama, tenía todo eso sí. Pero también quería tener un amor real, un amor para toda la vida. ❤️🔥Amanda Bajo la mirada hacia sus manos. Se tragó las palabras de desesperación para hacerle entrar en razón. Samuel se iba a casar, y a pesar de todo, se veía muy feliz con la idea de su boda. —¿Amanda?— pregunto Samuel con el ceño fruncido mientras miraba preocupado a la mujer. — Espero tengas la decencia de invitarme a la boda.— dijo Amanda subiendo la mirada mostrando su mejor sonrisa. Ella no suplicaría ni lloraría, mucho menos se rebajaría. No era ese tipo de mujer. —Realmente espero que todo salga bien.— dijo Samuel, dejando a un lado los papeles y recostándose a su silla. —¿Problemas?— pregunto la castaña. —Alía Parece Odiarme mucho más en estos momentos— dijo Samuel Cerrando con una tristeza sus ojos, y suspirando fuertemente. Parecía muy afligido y desanimado. —no me parece extraño Samuel. Prácticamente, la están obligando a casarse sin ella haber dado el sí.— dijo Amanda Mientras lo miraba con reproche. — Lo sé, pero…— Samuel la miro afligido. —Voy a darle
Lejos de lo que todos pensaban, Samuel Anderson nunca fue un hombre de poder y prestigio. Cuando era joven vivía en la miseria y carecía de fuerza y salud. En el barrio donde vivía, tuvo que sufrir de bullying, golpes, sus amigos se reían de él. Siempre fue humillado. Cuando Anthony Klau sufrió aquel atentado junto con su familia, Samuel, aun estando débil y con un fuerte dolor en su cuerpo hizo todo por ayudarlos, se quedó con la pequeña Alía escondidos mientras llamaba a la policía. Eso fue lo que más lo lleno de orgulloso, después de un tiempo Anthony fue por él, quiso criarlo como un hijo, pero el joven ya era mucho mayor, aun así lo ayudo con estudios y sacándolo de esos barrios marginales donde el joven vivía. Así fue como se vio rodeado de la gente de estatus, nunca pensó en su vida tener esta vida, pero es algo que ahora le gusta. Tenía la mirada puesta en Alía, durante años, creció creyendo que era una mala idea, que no podía enamorar a la hija de su amigo. Pero
Toda la casa estaba siendo decorada en extremo cuidado. La boda se realizará en menos de dos semanas. —¿Estás Bien Alía?.— le pregunto Sofía Michel, su mejor amiga. —¿En serio me preguntas eso?— Alía Tenía Ganas de gruñirle a todo el mundo —Esto es una m****a. —Tranquila.— La morena le sonrió no sabiendo que más decir —samuel es… —Basta Con Eso.— paro Alía A Sofía —En los últimos días solo he escuchado halagos para el gran y valeroso Samuel Anderson. Alía Más Que cabreada estaba eufórica. De verdad quería morir, y estaba contemplando la distancia del balcón, para ver si a esa distancia… —Alía,.— Hablo su madre —Samuel te espera en la sala. Alía se hundió en el sofá. —Dile que ayer fue mi entierro. Sofía Comenzó a reír al oír su patética excusa. Alía— su madre la regaño con verdadero disgusto. Sin más nada que hacer, respiro Hondo y se levantó del sofá. Sofía se las pagaría por no evitar esa tragedia. —Buenos días, Alía— Samuel la miro con una gran sonrisa, hoy su pequeña
Alía estaba furiosa, aun sabiendo que aunque no quería ese matrimonio, era lo mejor, quería llorar. Su carrera de actriz estaba en su mejor etapa y aunque sabía que Samuel no le impedirá que deje de lado su profesión, aún sabía que tenía que ser una esposa trofeo. Trato de hablar con su padre y su madre y aunque no llegó a ningún acuerdo, sentía que el mundo se le iba. —¡He! Alía querida, esta es la nueva novela que vas a protagonizar, se trata de una mujer que creer haber perdido el amor de su vida por su hermanastra viciosa— dijo Talía, su mánager. Alía solo asintió perdida en otro mundo. Estaba recordando la última vez que vio a Samuel, ese porte tranquilo y relajado que siempre muestra a su lado, la sonrisa tierna y resplandeciente que tiene cuando la ve. No podía pensar que haya actuado de esa manera, sonrojándose y perdiéndose en esa mirada azul que tiene. —¿Alía estás bien?— dijo preocupada Talía al verla que se puso muy roja —no me pasa nada, todo está bien, no pi
NOTICIAS: Hoy se casa el multimillonario Samuel Anderson Con La Hija De Su Socio Anthony Klau, La Actriz Del Momento Alía Klau. Eso era lo que se veía en todos los periódicos, por más que quiera llorar y huir no podía dar un paso hacia atrás. Sabía que este era mi destinó. —¿Alía mi pequeña ya estás lista?— entro mamá, se veía muy hermosa, era una mujer entrada en sus 49 años, parecía más joven, estaba llena de vida. —Mama… ¿Por qué tengo que hacer esto? Era lo que me preguntaba desde qué me dieron la noticia, es que acaso yo no tenía derecho a vivir mi vida, a enamorarme de la persona que yo quería. —Nena, ahora no lo entiendes, pero pronto te darás cuenta de que los padres no le hacemos un mal a nuestros hijos—. Vaya, bien hay esta la típica escusa. ¿Por qué todos los padres tenían que decir eso? —No te desanimes amor, conoces muy bien a Samuel, sabes que nunca te faltará el respeto ni hará algo indebido para perjudicarte. Solo puse suspirar y asentir con un remolin
Aún no podía creer su suerte, cerré los ojos fuertemente al ver el lío en el que me había metido. Todo fue culpa de él. —Lo siento Alía, sé qué no querías y si hubieras dicho que no… Nada iba a cambiar. Dijo Samuel después de abrazarme tras haber dado el sí. Lo entiendo, él está tan ilusionado y enamorado de mí. Pero yo solo hasta el momento lo puedo ver como un amigo. Es guapo, rico, carismático, respetuoso. —Lo entiendo, lo hecho, hecho está, solo espero que si vamos a hacer que esto funciones me des mi tiempo y espacio. —lo haré pequeña, sabes, no haría nada para lastimarte—. Esa mirada que me dio, y los labios torcidos en una mueca fueron todo. Estábamos solos en el balcón de la casa mientras los invitados se relacionaban. Mi amiga Sofía estaba eufórica, ya que su Actor favorito, que es uno de mis amigos, estaba en la boda. Pobre… . Samuel tomó mi mano muy lentamente. Lo quedé mirando fijamente, todo parecía irreal, que esté guapo hombre, estuviera enamo
Samuel estaba listo para salir de su casa a Recoger a Alía. No había podido pegar sus ojos en toda la noche, o bueno, lo que restaba de ella. Estaba tan emocionado, se había casado con la mujer de sus sueños. —Señor ya va de salida— el ama de llaves muy serviciales le hablo, pues sabía lo emocionado que se encontraba Samuel. —si por favor que todo esté listo para cuando vuelva con Alía. —claro, como usted ordene, permiso señor. Con un asentimiento de cabeza, Samuel se despidió para ir a buscar a su pequeña . . Llegando a casa de sus suegros, tocó el timbre. —Samuel, hijo que bueno verte. Mía con la sonrisa que tenía, no podía ocultar su alegría. Sabía que su hija estaba en buenas manos, y aunque Alía Todavía no se da cuenta, Samuel también estaba en buenas manos con ella. Los dos era como ella dice: Una pareja echa del cielo. Aunque los dos no lo sepan, se complementan tan bien, y tienen tantas cosas en común, Alía con el pasar del tiempo obtuvo las mismas man
Samuel No podía creer su suerte, se había casado con la mujer que amaba y ahora los dos por fin podían vivir juntos. Después de que salió de casa al trabajo, solo pensaba en volver a almorzar con su ahora esposa, sabía que no estaba bien que su esposa estuviera sola. —Buenos días, señor—. saludó al guardia de la empresa, —Buenos días. Estaba tan distraído que no se dio cuenta cuando llegó. Solo tenía una junta con unos presidentes de otra empresa, pues esta vez tenía la oportunidad de crear unos de los hoteles más lujosos de Japón. —Buenos días, señor samuel, ya la sala de juntas está lista y el intérprete llegó hace unos momentos. —Gracias, dígale que voy en unos minutos. Entrando en su oficina, recogió unos documentos, le envío un mensaje a Amanda y espero la confirmación para ir hacia la sala de juntas. . . Alía, se encontraba muy emocionada, después de la sorpresa que encontró en su habitación. Las emociones estaban a flote, quería hacer algo por Samuel hasta que se l