Capitulo 3

Alía Odiaba cuando su mamá invitaba a las chismosas de sus" amigas"

No podía evitarlo, ella odia a esas mujeres, simplemente no podía evitar pensar cómo su mamá se podía juntar con esas víboras.

Por qué sí eran unas víboras con vestidos muy elegantes y un horrible maquillaje.

¿El matrimonio De Alía será en dos semanas Mía?.— preguntó la víbora número uno.

—Y nada más y nada menos que con Samuel Anderson, el joven promesa más rico de Livor.— La víbora dos soltando su envidia, solo porque no era su espantosa hija.

—Si mi hija se casará con Samuel Anderson, la boda será en dos semanas— Respondió con orgullo Mía Klau, La madre de Alía.

Alía Rodó los ojos al escucharlas.

—Dios tengo tanta envidia.— Respondía una —si antes lo tenías seguido en tu casa, ahora que ser tu familia lo tendrás con más frecuencia.—

—te imaginas ser la suegra de Samuel Anderson.—

Esas mujeres estaban llenas de envidia.

 Aunque Alía no lo podía negar, ella misma lo sabía, Samuel era un hombre Muy guapo, alto, musculoso, tenía los pómulos bien definidos, tenía unos ojos azules como el cielo que te hacían suspirar y deleitarte en ellos.

Aunque le desagradaba, no ponía negar que tenía un porte muy elegante y ese cabello negro, más de una vez la tentó a querer acariciar para ver si eran tan suaves como se veía a simple vista.

—Mía, no puedo creer tu suerte.— dijo la mujer tomando un sorbo de té. —has conseguido que tu hija se case con Samuel, simplemente son una pareja echa del Cielo.

—Lo mejor de lo mejor.— corroboro la otra serpiente.

—Muchas mujeres afuera se están muriendo de envidia. ¿Sabes cuántas buscan esta oportunidad? ¿Cuántas mujeres vendieron historias, falsa de ser las señoras Anderson y cuántas más dijeron llevar en su vientre a sus hijos?—

 Sí... eso era lo que se decía en la ciudad y es por lo que estoy recia a casarme con él, no sé cuántas de esas habladurías serían verdad y cuántas serían falsas.

Alía escandalizada se levantó del sofá.

—¿Alía que tienes cariño?

—lo siento mamá se me fue el apetito con permiso.— perfecto tenían que salir hablar de este tema, ahora todas pensaran que soy una mujer que no soporta que hablen mal de su amado. Simplemente perfecto.

Cuando Alía subió a su habitación, pensó mucho, quería escapar, irse lejos, no quería estar con ese hombre.

SAMUEL ANDERSON, Ese maldito hombre era el causante de todos sus problemas.

Jodidos Problemas

—Jodida Vida.— no sabía que más hacer, solo no quería defraudar y causar problemas a su familia.

Nunca podría ser capaz de hacerles esto.

Sentía un nudo en el pecho cada vez que sentía que podía defraudar a sus padres.

Era una joven inteligente, bonita, educada y enfocada a sus proyectos.

A pesar de que sus padres son super ricos, mantienen la humildad que de pequeña se inculcaron.

Las joyas, el dinero, la fama, tenía todo eso sí.

Pero también quería tener un amor real, un amor para toda la vida.

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