Entonces Magnus, cediendo ante todo. Y por haberla hecho pasar más que un mal rato hace horas, toma a su esposa por el cuello y la besa con frenesí. Luego hace que esta caiga de rodillas al suelo y le ordena.—Comete mi polla, amor.—Sí, señor, con gusto...El ojiazul ve a la chica intentando tomar una posición más cómoda y eso le molesta.—No te he ordenado moverte Evangeline. Abre las piernas y permanece allí.—S-sí señor...Pronto la rubia quita toda la ropa de su esposo, y entonces este hace que se posen justo cerca de la cama, para que Evangeline pueda verlo todo.Irina se lleva el majestuoso paquete de su esposo a la boca mientras también puede ver de reojo a la chica en esa posición sobre la cama. Se siente excitada, demasiado. Así que lo toma todo hasta sentir que se asfixia y al sacarlo, su saliva corre por su boca, por lo que a Evangeline se le hace agua la boca. Es la primera vez que le sucede algo así.Se siente demasiado incomoda porque ni siquiera puede apoyar bien sus ma
Mucho antes de que el dolor abandonase su zona intima por el grosor y vez primera de la intromisión, solo con leves embestidas, sus paredes apretaron con una fuerza impresionante lo que en ellas habitaba.Magnus maldijo ese momento, porque no pudo evitar querer llorar de la satisfacción y la emoción que le generaba.Era imposible tener el deseo de castigarla por hacerlo correrse antes de tiempo mientras la veía allí, queriendo sentir más. Allí, mientras besaba a su esposa con fervor y mientras lo hacía lo miraba a él pidiéndole que no dejara de moverse.Pero él tenía mucho más de lo que ellas hubiesen esperado. Así que cuando sintió y notó que esta ya no podría sentir tanto dolor, la levantó para sentarla sobre sus piernas.—Prepárate —fue lo único que pudo decirle con voz ronca, excitado.Tomó las piernas de la chica con sus manos para alzar su delgado cuerpo, teniendo mucho más fácil el control, y abrazándola desde atrás comenzó a entrar y salir de ella sin compasión.La castaña no
Las piernas de Evangeline tiemblan por segunda vez tras recibir otro orgasmo. El primero había sucedido en la ducha con Magnus comiendo sus pequeños pechos, mientras Irina con su lengua se concentraba en su punto sensible. El segundo acaba de ocurrir, mientras se visten para desayunar, al Magnus haberle pedido que le devolviera el favor a su esposa.Por primera vez la castaña ha experimentado un orgasmo sin necesidad de tocarse, sólo por escuchar, sentir y ver a la rubia tenerlo.Magnus las toma de la cintura y besa a cada una a su tiempo, para luego darles un empujoncito fuera de la habitación.Irina ríe juguetona, pero Evangeline se muerde los labios, sintiéndose tan abrumada por ambos, y aun tan adolorida y caliente. Pero tiene miedo de expresarlo porque teme que decir que quiere más pueda acabar en no poderse levantar de la cama jamás.Aunque es un pensamiento extremista, siente que podría ser así.No han pasado siquiera doce horas de que ha perdido su virginidad, que ha estado c
—Tienes terminantemente prohibido estar a solas con Dexter —dice con firmeza Irina.—Pero... —Se siente confundida—. Él es mi amigo y no... no entiendo por qué…Irina niega con la cabeza, y aunque tiene intenciones de levantarse del sofá y acercarse a la castaña que parece perrita regañada, su esposo le toma con fuerza la pierna.—Dexter gusta de ti, Evangeline —Magnus afirma.Algo en la castaña explota, haciendo sus mejillas sonrojar.—¿Cómo lo sabe, señor?—Por la forma en que te mira, Evangeline. Por eso debes mantener una distancia prudencial de él. Ahora nos perteneces, no puede salir con nadie más, ni interesarte por nadie más que no seamos nosotros. ¿Te quedó claro?El corazón de la chica tiembla por lo injusto que eso suena.—Es que…Magnus pierde la cordura y en menos de cinco segundos va hasta ella, la agarra por la nuca con fuerza mientras toma el cabello largo de un tirón. Eva jadea por la impresión. Y este huele la piel de su cuello.—¿Te quedó claro, Evangeline?—S-sí se
Magnus Keller se acerca a la castaña cuando ve a su esposa irse al baño antes de que todos vayan al yate.No había tenido la oportunidad de estar a solas con la chica en todas estas horas tan asfixiantemente satisfactorias, y le emociona; le mueve algo por dentro más allá del erotismo, ver cómo ella en este instante le sonríe con timidez.—¿Haz disfrutado? —cuestiona con suavidad.La chica asiente, y este nota su sonrojo, sus labios secos y la pequeña vena de su cuello que se tensa con los nervios. La está conociendo, poco a poco, y estas pequeñas cosas lo deleitan.—Jamás pensé que terminaría en una situación como esta... —admite con timidez.—¿Te avergüenza?—Por supuesto que no —se apresura en aclarar mientras coloca su mano por encima del antebrazo del hombre.Ambos ven ese contacto, se vuelve tenso y caliente. Y cuando esta quiere apartar su toque, el ojiazul es más rápido y desliza su propia mano por todo el antebrazo de la castaña, haciéndola sentir desesperada, para luego con
La rubia deja a Evangeline cerca de la mesa después de que se vistieran y pusieran la cena. Se dirige a poner jazz para que el ambiente sea cálido y se encuentra a su esposo en el camino, así que lo fulmina con la mirada.Este parece no darse cuenta y sigue como si nada.Irina tiene que alejarse un poco de ellos para pensar con calma.Anoche cuando rompió en llanto lo hizo porque no podía parar de pensar en Telma. Sabe que debe buscar ayuda para superar eso, pero no quiere. Siente que merece sufrir. Vio en los ojos de Magnus que este pensaba que estaba celosa de la castaña, y prefirió que él creyera eso a que supiera la verdad.Pero esta mañana, cuando Evangeline se fue, ella actuó rápido después de notar una mirada inusual en él hacia la chica.Se sentó sobre su regazo y comenzó a moverse mientras hundía la cara del hombre en sus senos, casi asfixiándolo. Lo tomó del cabello con fuerza sin temer las consecuencias e hizo que la mirase a la cara.—¿Qué crees que estás haciendo? —casi l
El ojiazul pierde el color natural de su piel gracias a la fuerza de su ira por todos los recuerdos que invaden su mente. Sí, él podía y puede vivir simplemente sabiendo que su esposa no puede darle la única cosa que ella desea desde lo más profundo de su corazón. Pero recordar por qué no puede, y cómo pasaron las cosas, le revuelve las entrañas. Le recuerda que, gracias a eso, fue capaz de matar.Lo había estado ignorando incluso cuando su nombre resonó en sus oídos hace unos días. Pero él es muy buen actor, cuando se lo propone. Sin embargo, ahora, viendo a Evangeline llorar junto a su esposa en un rincón del yate, no puede ignorarlo.Aquí puede ver a una sumisa asustada y a su esposa llorando. Todo le recuerda a ese día.Aprieta los puños y siente la bilis subirle por el cuello hasta tocar la punta de su lengua.—¡Ahhhhhhhh! —grita, desplazándose por todo el yate, golpeando todo lo que ve y todo lo que encuentra—. ¡Maldita! —grita mirando al cielo.Sus impulsivos pensamientos encue
Evangeline intenta poner en orden sus sentimientos cuando al llegar a la mansión Keller se encuentra con patrullas fuera.—Tranquila cariño, quédate aquí dentro, ¿sí?Esta asiente hacia Irina y el ojiazul le da una mirada fugaz antes de bajar junto con su esposa.La castaña no sabe qué ocurre porque ninguno le comentó nada en el camino. Además, pensó que estarían de regreso por lo que había ocurrido en el Yate, no por otra cosa.Tiene miedo, por muchas cosas, pero sobretodo: por estar propensa a seguir conociendo a su jefe. Ese hombre que ha causado estragos en su cuerpo y junto con su mujer la han hecho capaz de tener los pensamiento más cochinos que jamás hubiese imaginado.Suspira, empañando el vidrio, y ve a la pareja hablando con el mismo detective que la ha entrevistado la otra vez.No quiere pensar que se trata de las cartas. Se supone que Telma está muerta, que ya no puede hacerles daño. Piensa, piensa, y recuerda las palabras de Irina hace un par de horas.« Me hizo tanto dañ