—Señor y señora Keller, ¿están bien? —les cuestiona Thalia desde el otro lado de la puerta—. La señorita Evangeline acaba de tener un problema.Ante las palabras, el matrimonio quien ya estaba casi preparado para salir de la habitación y así comenzar la fiesta, sale disparado, preocupados.—¿Qué sucedió?—¿Está bien? —habla Irina.—Es que... no quiero meterme en problemas.El matrimonio se enfoca en ella.—¿Por qué lo harías, Thalia? Cuéntanos.—Hace unos minutos llegó el señor Nev Track. Ella estaba en la cocina hablando conmigo. Él me pidió que me fuera, tuve que hacerlo pero...—Ese maldito infeliz —Magnus suelta, con los humos saliendo de la cabeza, pero su esposa lo detiene antes de que vayan a bajar las escaleras—. ¿Vamos a dejar que esto se quede así?—¿Ahora entiendes de lo que te hablaba sobre pedirle favores a ese hombre? —le responde su mujer, molesta y frustrada.Magnus respira con pesadez sintiéndose tan arrepentido.—¿En dónde está Evangeline?—En su habitación...—Tú en
—Muchas gracias a todos por venir. Su hija cada día está más hermosa…—Gracias, gracias, sí... Esta también es su casa señor. Estamos a la orden, fiscal.Evangeline escucha al matrimonio despedirse de cada uno de sus invitados y aunque desea que todos se vayan pronto, también desea que alguien pueda detener lo que sea que pasará.Las manos de Magnus en su cintura mientras la enseñaba a frotarse por encima de su ropa, los labios de Irina con los suyos, el calor y las pieles ardiendo… es algo nuevo pero demasiado reconfortante.Irina los detuvo a tiempo, pensando que los invitados seguramente estaban comenzando a extrañarse por la ausencia.Desde entonces no han pronunciado palabra con ella, quien solo se limitaba, aunque con nervios, a escuchar las cosas relevantes.Entre tantas cosas: que la mayoría había escuchado a Irina defender del gobernador a su secretaria de una manera bastante peculiar.La chica no sabe a qué se referían, pero le alegra mucho saber que con los Keller tiene seg
Evangeline ya se veía en medio de ambos siendo tocada, pero la realidad la sorprende.Ella sí se encuentra en medio de los Keller, tomando la mano de cada uno, pero en dirección a una de las limusinas.—¿A dónde vamos? —inquiere con ansias.—Tú tranquila, te sorprenderemos —Irina en la parte trasera con ella, le sonríe de forma coqueta.Magnus va al volante. Es la primera vez que lo ve conducir. No tiene saco ni corbata, los primeros botones de su camisa manga larga azul cielo están sueltos. Su cabello alborotado, su mirada azul la persigue cada cierto tiempo por el retrovisor. Y ella puede sentir que poco a poco la desnuda.La rubia la hace sentir nerviosa pero a su vez, segura, pues la tiene tomada de la mano, sobre su propia rodilla, durante todo el camino, aún cuando sus manos sudan; sin intentar sobrepasarse.Hay música de fondo, Magnus tarareando, luego Irina cantando. Y mientras la castaña los ve y escucha, siente que podría adaptarse a esas pequeñas cosas.El recorrido termina
La castaña sonríe nerviosa cuando ve al matrimonio acercarse. Magnus tiene una botella en la mano, e Irina tiene tres copas.El ojiazul no se ha cambiado, pero Irina sí. Luce encantadora, con un vestido rojo corto que remarca su figura; uno con un escote en forma V con mangas caídas, y también una pequeña abertura del lado izquierdo que la hace lucir más provocativa y sensual; con ese maquillaje natural pero los labios color carmesí, el cabello sujeto a una cola alta.Magnus llena las copas con cautela, y luego le extiende una a la chica.—Por una noche que marcará el inicio de una gran historia... —brinda el ojiazul, sin poder dejar de mirar a la dulce castaña.—Salud...Todos juntan sus copas antes de beber. Eva no quiere tomar porque sabe la sensación que eso le provoca, duda, y en esa duda, Irina la detiene antes.—No es obligatorio, cariño.Evangeline asiente, pero mirando fijamente el líquido, se mentaliza que no puede hacerle nada malo, y lo toma, de forma rápida, casi sin sab
Entonces Magnus, cediendo ante todo. Y por haberla hecho pasar más que un mal rato hace horas, toma a su esposa por el cuello y la besa con frenesí. Luego hace que esta caiga de rodillas al suelo y le ordena.—Comete mi polla, amor.—Sí, señor, con gusto...El ojiazul ve a la chica intentando tomar una posición más cómoda y eso le molesta.—No te he ordenado moverte Evangeline. Abre las piernas y permanece allí.—S-sí señor...Pronto la rubia quita toda la ropa de su esposo, y entonces este hace que se posen justo cerca de la cama, para que Evangeline pueda verlo todo.Irina se lleva el majestuoso paquete de su esposo a la boca mientras también puede ver de reojo a la chica en esa posición sobre la cama. Se siente excitada, demasiado. Así que lo toma todo hasta sentir que se asfixia y al sacarlo, su saliva corre por su boca, por lo que a Evangeline se le hace agua la boca. Es la primera vez que le sucede algo así.Se siente demasiado incomoda porque ni siquiera puede apoyar bien sus ma
Mucho antes de que el dolor abandonase su zona intima por el grosor y vez primera de la intromisión, solo con leves embestidas, sus paredes apretaron con una fuerza impresionante lo que en ellas habitaba.Magnus maldijo ese momento, porque no pudo evitar querer llorar de la satisfacción y la emoción que le generaba.Era imposible tener el deseo de castigarla por hacerlo correrse antes de tiempo mientras la veía allí, queriendo sentir más. Allí, mientras besaba a su esposa con fervor y mientras lo hacía lo miraba a él pidiéndole que no dejara de moverse.Pero él tenía mucho más de lo que ellas hubiesen esperado. Así que cuando sintió y notó que esta ya no podría sentir tanto dolor, la levantó para sentarla sobre sus piernas.—Prepárate —fue lo único que pudo decirle con voz ronca, excitado.Tomó las piernas de la chica con sus manos para alzar su delgado cuerpo, teniendo mucho más fácil el control, y abrazándola desde atrás comenzó a entrar y salir de ella sin compasión.La castaña no
Las piernas de Evangeline tiemblan por segunda vez tras recibir otro orgasmo. El primero había sucedido en la ducha con Magnus comiendo sus pequeños pechos, mientras Irina con su lengua se concentraba en su punto sensible. El segundo acaba de ocurrir, mientras se visten para desayunar, al Magnus haberle pedido que le devolviera el favor a su esposa.Por primera vez la castaña ha experimentado un orgasmo sin necesidad de tocarse, sólo por escuchar, sentir y ver a la rubia tenerlo.Magnus las toma de la cintura y besa a cada una a su tiempo, para luego darles un empujoncito fuera de la habitación.Irina ríe juguetona, pero Evangeline se muerde los labios, sintiéndose tan abrumada por ambos, y aun tan adolorida y caliente. Pero tiene miedo de expresarlo porque teme que decir que quiere más pueda acabar en no poderse levantar de la cama jamás.Aunque es un pensamiento extremista, siente que podría ser así.No han pasado siquiera doce horas de que ha perdido su virginidad, que ha estado c
—Tienes terminantemente prohibido estar a solas con Dexter —dice con firmeza Irina.—Pero... —Se siente confundida—. Él es mi amigo y no... no entiendo por qué…Irina niega con la cabeza, y aunque tiene intenciones de levantarse del sofá y acercarse a la castaña que parece perrita regañada, su esposo le toma con fuerza la pierna.—Dexter gusta de ti, Evangeline —Magnus afirma.Algo en la castaña explota, haciendo sus mejillas sonrojar.—¿Cómo lo sabe, señor?—Por la forma en que te mira, Evangeline. Por eso debes mantener una distancia prudencial de él. Ahora nos perteneces, no puede salir con nadie más, ni interesarte por nadie más que no seamos nosotros. ¿Te quedó claro?El corazón de la chica tiembla por lo injusto que eso suena.—Es que…Magnus pierde la cordura y en menos de cinco segundos va hasta ella, la agarra por la nuca con fuerza mientras toma el cabello largo de un tirón. Eva jadea por la impresión. Y este huele la piel de su cuello.—¿Te quedó claro, Evangeline?—S-sí se