Hola hola a todos, gracias por darle una oportunidad a esta historia. Tengo algo que decirles, por si no se han dado cuenta, esta historia se trata de un triángulo amoroso real, prácticamente una relación poliamorosa. Así que a partir de ahora pueden decidir si se van a quedar o no. Si no lo hacen, pronto les voy a traer una historia bxg solamente, y los que se van a quedar: GRACIAS, los quiero. Siempre háganme saber en sus comentarios qué tal les parece la historia ¡Bendiciones!
La castaña es arrastrada de los pies por una Telma llena de odio y furia.Evangeline no entiende por qué esta mujer quiere que ella sepa que los Keller son malos u ocultan algo prohibido. Porque sí, realmente quiso sacar esa nota de su cabeza, pero ni intentando quemarla esta mañana dio resultado.Telma es la mala de todo el cuento. Eva lo tiene claro.La escena se convierte en una verdadera pesadilla cuando entre gritos y pataleos, la chica intenta zafarse de la rubia que la ataca.Telma se encima sobre ella, desnuda, con sus pechos saltando de un lado a otro mientras golpea todo el cuerpo y cara de la chica, sin que la fuerza de Irina pueda detenerla.Evangeline grita, llora, sintiendo cómo entra en una crisis de pánico, con el corazón a punto de detenerse y la respiración faltándole.—¡Déjala en paz! —Irina grita.Luego de eso la castaña ve cómo su enemiga cae a su lado tras un golpe en la cabeza. Irina suelta los rastros del jarrón de vidrio mientras se agacha para ayudar a Evange
Magnus suspira, cansado, tras una noche de pasión con su mujer. Aunque hubo ciertas limitaciones por su pierna aún lastimada, Irina supo hacerlo disfrutar. Era perfecta, como siempre.Es eso. La perfección de ellos como pareja es lo que en el fondo los impulsa a desafiar las reglas, a tener el control sobre otros, a saber que tengan los años que tengan juntos, la llama, la pasión, y el drama, siempre estará en sus vidas.Irina descansa completamente desnuda con la cabeza en su pecho. Sonríe en su propio sueño y su esposo, aunque le gusta sentirla feliz, se siente preocupado por todo.Se libraron de Telma y el conjunto de todas las acciones de ambos, durante estas semanas, lograron que su inocente secretaria cayera en la tentación. Ambos están completamente excitados por eso, pero hay algo que le inquieta.Al día siguiente, el ojiazul se consigue con una mujer desconocida al lado de su cama, dejando su desayuno.—¿Y tú quién eres?—Soy... Jenna, señor Keller. Su enfermera.—¿Quién te c
—¿Y qué se supone que debemos hacer? —cuestiona Irina, alterada.Por lo general ella toma el control de las situaciones, sin embargo, la situación con la amenaza de Telma y los celos que brotan de sus ojos al ver a Evangeline reír junto al chico pelirrojo, la desplazan. La castaña casi se entregó a ellos el día anterior. No puede estar fingiendo que no pasó mientras parece que le gusta ese recién llegado.—Tú ve con el chico, manda a Evangeline a la oficina.—¿Y Telma? —cuestiona mirándolo con ansias.—Que se pudra comprobando algo que no es cierto.Aunque Irina siente miedo quiere creerle a su esposo. No sabe cómo es posible que Telma sepa lo que ellos hicieron hace tantos años, cuando apenas su relación como novios estaba empezando. Sin embargo, hay algo que la sobrepasa más. La cara de ese niño escuálido que está a punto de tocar el hombro de su secretaria.—Hola chicos, ¿qué tal la fiesta?Han pasado varios minutos desde que todo comenzó. Le echa la culpa a su esposo de escribirl
La castaña deja la mansión atrás mientras siente la brisa fresca en cada parte de su cuerpo. Resulta que la vida en una motocicleta parece mucho más gratificante que en un auto, encerrada, casi sin salida.Aunque piensa así realmente se refiere a la huida de la mansión y el cómo a pesar de conocerlo en menos de un día, Dexter le trae tantos sentimientos de familiaridad y paz. No la tensa, no la hace sentir incomoda. Y sí, en ocasiones la ha hecho sentir nerviosa, pero es solo por algo bueno.Nada que ver con los Keller.Cierra los ojos recostando su cabeza de la espalda del chico, y este le dice que se sostenga bien y que no vaya a quedarse dormida.Lo abraza con fuerza. No siente ningún tipo de maldad o dudas sobre él. Siente que es alguien genuino.Después de unos minutos este se estaciona en un centro comercial.—¿Qué hacemos aquí?—Vamos a ver una película.—¿A esta hora? —cuestiona sorprendida, sabe que pasan de las nueve de la noche.Dexter se da vuelta y le sigue el paso pero
Del lado del otro van tomando Coca Cola mientras salen del centro comercial. Ella se recuesta de la motocicleta con su caja de zapatos que ahora es ocupada por sus tacones, comparten el silencio y el ruido al mismo tiempo de la calle. Miran todo detenidamente y sus miradas se cruzan.Dexter se acerca un poco.—¿Piensas estudiar en la universidad que me recomendó tu jefa?Evangeline frunce el ceño.—¿Te habló de la escuela de negocios?—Síp. Le comenté que estoy interesado en estudiar contaduría, dijo que tú quieres tomar un camino parecido. Y que podría ayudarme a entrar si tengo buenas calificaciones de la preparatoria.La castaña se siente confundida por la intención de Irina. Y es que desde que ellos habían pisado la mansión, cuando Irina vio al chico, sintió cómo no estaba de acuerdo. Bueno, ahora sabe que son ideas suyas. —Puedo empezar cuando yo quiera, supongo—¿Y si empezamos juntos? —le sugiere—. Digo, así no tendrías que empezar sola yo... lo siento, no quiero incomodar.Y
La castaña respira profundo al tocar la puerta de la oficina de los Keller.Está a tiempo pero sabe que tendrá problemas.—Pase —dice su jefa desde adentro.Evangeline se adentra, y cuando ambas se miran al rostro, flaquean un poco.—Yo... lamento romper mi código de vestimenta. Será la última vez que pase.Lo dice porque no le dio tiempo de nada. Y entonces tuvo que vestirse con un simple Jean, una camisa deportiva, ropa que tenía de hace tiempo en casa de su mejor amigo, mas los zapatos que el pelirrojo le compró. No se ve mal, pero realmente no pide perdón por eso.—Tienes mucho trabajo que hacer —le menciona, entregándole una carpeta llena de papeles—. Necesito que organices todo eso antes de las cuatro de la tarde.La chica echa un vistazo, son contratos y documentos que tienen fechas recientes pero también de hace tres años. Suspira. Es mucho pero no puede decir nada. Es su trabajo.—De acuerdo... —casi se le escucha, mientras toma la laptop que seguramente su jefa se molestó e
Por otro lado, Irina, después de una pequeña reunión con el coordinador de la producción, vuelve a su oficina. Se sienta sobre la mesa, lleva sus manos a la cara. Se siente demasiado tensa, cansada y frustrada.¿El castigo de Magnus?, jugó con ella hasta que no pudo seguir sintiendo y se quedó dormida. Ese tipo de castigos no le gustan, sobretodo cuando su cabeza está en otras cosas, como el qué estaría haciendo Evangeline con ese muchacho, o en cuál sería el próximo movimiento de Telma al darse cuenta que ella no la sacaría de allí.Ve la hora. Evangeline tiene dos horas fuera. Prefiere que sea así, la verdad es que no quiere verla. No le gusta tratarla mal o ser dura con ella, pero sus celos despiertan muchas cosas peores en ella.Recibe una llamada, responde y un suspiro lento del otro lado hace que su piel se erice.—Hola, Irina. ¿Quieres venir a verme hoy?—No, Telma. No tiene caso, y no insistas. No te voy a sacar de ningún lado. Me importa un comino lo que hagas.—¿Estás muy se
—No se preocupe señora Thalia, yo iré a llevárselo —le indica la castaña a la señora, la cual la mira con preocupación pero asiente.Evangeline sube con las croquetas y té para su jefa, pero en el transcurso escucha a Magnus en una videollamada, supone que con algunos empresarios.Esa tarde tuvo que ir a la mansión porque Magnus le escribió un correo pidiéndole que le llevara unos papeles de la otra empresa, por lo que Jack se los dio, junto con otros más, y ella tuvo que partir, aunque con el corazón un poco roto por la decepción de Dexter, nerviosa de estar sola con el ojiazul.Entonces al llegar Magnus estaba conversando con alguien, le decía a esa persona que por favor estuviera pendiente de Irina, que Telma estaba loca y no se podían confiar. Evangeline se asustó, no entendía nada, entonces le preguntó, y este respondió otra cosa.—Lo lamento —le dijo, acercándose un poco, ya sin su yeso en pierna, ella retrocedió—. No es tu culpa que no sepa controlar mis impulsos. Te he puesto