—¿En que piensas?Y ella comenzó a escribir, escribir sin parar..."Cuando era una niña , me sorprendía cuando mis amigas me contaban, que sus mamás le leían un cuento antes de dormir. También me sorprendía, cuando me contaban que les daban un abrazo y un beso cada vez que ellas querían. Yo jamás me había atrevido, a pedirle un beso y menos un abrazo a mi madre . creo que eso hubiera sido una burla de parte de ellas . ella pensaba como que las muestras de afecto eran para débiles.Por muchos años, estuve convencida de que la vida era así. Que uno crece en un mundo frío y desolador, después conocí a Javier, también me acostumbré a sus muestras frías de afecto .s cómo me habían criado en un mundo así como triste y sin nadie yo pensaba que aquello era normal. Hasta que mi abuela empezó a crearme, ahí me di cuenta que era una niña sin afecto y sin cariño. Pero ya estaba marcada, había estado tantos años, bajo las mismas circunstancias una y otra vez como que aunque mi abuela me daba amor,
Al final comimos una bandeja de papas gigante con queso cheddar. Nos sentamos en el borde de una vereda, con la bandeja en mis piernas. Teníamos dos palitos, dónde picabamos cada uno. Habíamos pedido mitad queso, y el otro sin queso.A él no le gustaba tanto el queso.¿A qué persona no le gustaba el queso?Pues a él.—Se mezclaron las papas —dijo en un puchero.No pude evitar reírme.—No seas llorón, ten—le convide una papa sin queso.—Gracias.Cuando terminamos, yo obviamente no iba a dejar ninguna a pesar que había comido hamburguesas en mi casa; seguimos caminando por el parque. La gente llega por distintos medios. Los vecinos van caminando o en bicicleta, algunos con su reposera o su silla plegable. Los que viven en zonas más alejadas igual se animan a pedalear unas cuantas cuadras, pero aquellos que tienen hijos pequeños se tr
A llegar a la cocina, el frío se sentía en forma más fuerte.No pudo evitar abrazarse a sí misma, y sentirse un poco resfriada. Un repentino estornudo salió desde lo más profundo de su garganta, resonó por toda la casa, incluso Esteban quién estaba a varios metros de distancia, lo escuchó.Unos minutos más tarde mientras y se calentaba el agua, no pudo evitar sentir pena.Esteban, se encontraba somnoliento parado observándola un poco confuso. Brianna se sintió culpable, seguramente ese estornudo tan extremoso, lo había despertado.No pudo evitar sentirse culpable.—¿Estás bien Briana, pasa algo? —quizo saber, él obviamente como todo un caballero preocupado por ella.Ella no tenía justamente su nota ni su libreta.—¿No podías dormir, verdad? —adivinó por ella, asintió
"Conoce a una buena persona, le pide matrimonio y quiere tener una vida con ella,algo que nunca la había pasado.Habia conocido a muchos hombres ya que era bonita,pero nadie quería hacerse cargo de una mujer con una pequeña.El problema fue que cuando se casaron:todo empeoró el empezó a decirle de que manera debía vestirse. Luego aunque aún seguía en la universidad, casi ni podía cursar porque él quería tenerla en casa.Le exigía que estuviera toda la cena hecha,limpio cada ambiente y no tenía tiempo para estudiar.A el le molestaba en sobremanera verla hablar con alguien, desde ese momento gritaba y empezaron los golpes."Hasta que en un momento dado,ella puede liberarse tras poner denuncias.Vuelve a su vida, descubre al ser mayor de edad que tenía una herencia y puede tener un departamento para vivir."Con el tiempo empieza a hacerse una extraña amistad con Leandro,qui&ea
BriannaA la mañana siguiente, sabía que alguno le esperaba, algo distinto, algo que la llenaba de bastante ansiedad.Vendría el ternerito y era muy bebé así que le tendría que dar mamadera, sería una especie de hijo para ambos juntos.Esteban, nunca había tenido un ternero, así, verdad siempre había optado, x ovejas, pero nunca por un ternerito.Después de varios minutos, los cuales le parecieron algo eterno, el camión llegó con una bonita y hermosa ternerita.Era hembra y le había llenado de amor apenas la había visto.—Me alegra que te guste lo veo en tu mirada.Briana, enseguida se acercó a la bebé. Hacía frío así que enseguida, las llevaron al granero. Aunque sabían bien que debían tenerla en la casa, Ya que era muy pequeña.Un poco inquieta en verdad, pero p
Ella asintio, un poco más calmada. Después de haberle preguntado eso, Esteban, empezó a preparar la camioneta y en menos de 15 minutos ya estaba subido en ella junto con Bri.Brianna se sentía un poco más segura, ya que ella era muy tímida en esas cosas. Su madre, nunca la había acompañado compraste las toallitas. Desde el primer momento ella siempre había elegido todo.No había tenido un acompañamiento junto a su madre, su abuela le empezó a criar, ya sabía desde los 11 años que toallitas usar.Después de unos minutos, había ido al mercado el cual como siempre rebosaba de gente: siempre la había llamado la atención.Ese sitio no parecía un pueblo tan numeroso de gente, sin embargo siempre estaba lleno. Tal vez toda la gente se encontrará el mismo sitio en ese momento.Vió con curiosidad las góndo
Esteban, sostuvo su mano con fuerza . Briana, por más que intento liberarse de él, no pudo. Entonces comenzó a tener un sentimiento extraño, se quedó allí recostada, con sus manos entrelazadas. Estaban envueltos como en una nube extraña y en un juego de miradas.Ambos se quedaron durante minutos sin querer separarse. Ninguno de los dos entendía muy bien que era lo que estaba ocurriendo. Tampoco querían terminar, aquella extraña cena como la que ambos eran los protagonistas. Sin ningún tipo de inconveniente, sin ningún tipo de interrupción. Aunque la interrupción llegó, después de unos minutos, escucharon un extraño jaleo, y al mirar de reojo por la puerta, vieron a la ternera asomándose por la puerta. Briana largo una carcajada silenciosa.18BriannaAl día siguiente, Briana se sentía un poco mejor. Aunque no ten&iacu
En ese instante, se dió cuenta de un pequeño detalle. Briana era de las personas más habladoras que podría haber conocido nunca. Aunque Esteban no había conocido a muchas personas a lo largo de su vida, pero Briana era un poco peculiar.Cada cosa que hacía, lo detallaba y lo nombraba. Era como si fuera una especie de cotorra, que no tenía frenos, y ninguna especie de tope en ese instante. Ese motivo, fue más que suficiente para hacerle entender, que Briana siempre había sido una habladora compulsiva.En ese momento, también se había percatado de otro detalle que no tenía presente. Por mucho que lo negara, no había podido parar de observarla, y él quería autoconvencerse de que era porque ella podía hablar; sin embargo con el paso de las horas, había algo que no lo hacía despegar la vista de Briana.Estaba como imnotisado. Aquello, era lo que le