No podía comprender… ¿Cómo es que Iván tiene esta resistencia en el sexo?Literalmente había perdido el control de mi misma, estando parada frente a una de las ventanas de la habitación, viendo el amanecer, sentía las manos de Iván sosteniéndome por la cintura para evitar que caiga, mientras que su dura erección seguía haciendo un desastre en mi interior.No me malinterpreten, Iván también había tenido orgasmos, varios de ellos a lo largo de la noche, pero por algún motivo no se detenía, solo descansaba un momento, en los cuales yo literalmente perdía la consciencia, y en pocos minutos ya lo tenía nuevamente sobre mí, haciéndome el amor de esa forma tan brusca pero placentera.Esto es una locura…—Dijiste que te gustaba el paisaje, ¿No es verdad? Por eso te traje a verlo… —me dijo él de forma juguetona, mientras empujaba mi cuerpo aún más contra el vidrio de aquella ventana, haciéndome sentir el frio de aquella superficie contra mis pechos, los cuales se encontraban realmente sensible
Algo asustada por su repentina aparición, me limpio las lágrimas de las mejillas, intentando lucir normal.Pero obviamente fracaso, viendo como Iván se acerca rápidamente a mí, con su cabello húmedo y una bata de hotel cubriendo su cuerpo. Sentándose a mi lado en el sofá, Iván también mira el pequeño paquete con los zapatitos de bebé, poniendo un rostro serio e incluso algo molesto.—¿Quién te envió eso? —preguntó él con seriedad.—Probablemente… Peter… —respondo yo.Ya no tiene caso mentir, Iván sabe casi todos mis secretos, y al ser mi esposo y el futuro padre de mi hijo, tiene todo el derecho de saber lo que ocurre para que pueda ayudarme con eso.—Ese maldito bastardo… —dijo Iván muy molesto.—Él sabe lo de mi bebé —le digo a Iván, sintiendo mis ojos volverse a llenar de lágrimas—, y quiere quitármelo, me lo dijo el otro día…En medio de mi llanto, le cuento a Iván todo lo que ha estado ocurriendo desde que me encontré con Peter en esa cafetería, como con el paso de las semanas c
—¿Entonces no vas a decirme a donde iremos para la luna de miel? —le pregunto divertida, mientras viajamos en su coche por toda la ciudad.—No, es una sorpresa…—¿Te das cuenta de que no tengo ni siquiera una valija con ropa para ese viaje?—Compraremos ropa allá. Además, dudo que tengas ropa para el lugar al que iremos entre tus pequeñas prendas de tu ropa de secundaria.—Tengo mucha ropa, especialmente para ir a la playa —me defiendo.La verdad es que esa imagen era agradable, pensar en Iván a mi lado, paseando juntos por una playa paradisiaca, con el sol sobre nosotros y el mar a lo lejos, ¿No es un sueño maravilloso?—No iremos a la playa —me dijo Iván.—¿No? Es una lástima…—Iremos a un lugar que va a gustarte mucho más que la playa, estoy seguro de eso…Supongo que era un poco cliché, pero si me lo hubieran preguntado a mí, yo hubiera preferido ir a un lugar caliente, donde podamos nadar y pasear por horas debajo del sol. Pero visitar algún otro país turístico tampoco parecía un
—¿Entonces no vamos a quedarnos en el pueblo para la luna de miel? —pregunto algo sorprendida.—Técnicamente no, pero… Más o menos —me respondió Iván, mientras tomaba todas las compras que hicimos para llevarlas a un coche, el cual ya nos estaba esperando fuera del aeropuerto.Estábamos en la ciudad de origen de la familia Coscov, Iván me dijo su nombre, pero era algo complicado en idioma Ruso, así que preferí llamarla “aldea de cuentos de hadas”. Y no estaba mintiendo, ya que aquel aeropuerto se encontraba en medio de un pueblo bastante pequeño, el cual tenía varias casas a su alrededor, pero solo un centro comercial y un solo hotel, en el cual yo pensaba que pasaríamos todo el viaje.Pero aparentemente los planes eran diferentes, y aunque Iván seguía insistiendo en mantener todo como una sorpresa, no podía negar que me estaba desesperando un poco, ¿Dónde íbamos a dormir con todo este frio?Así como Iván me lo prometió, compramos mucha ropa de invierno para poder soportar la nieve, d
—¿Tus padres se conocieron en este lugar? —pregunté sorprendida.—Sí, es una historia bastante curiosa… —respondió Iván, finalmente entrando en la cabaña y cerrando la puerta detrás de él.Sintiéndome cada vez más curiosa por la situación, me siento al borde de la cama, todavía sosteniendo la fotografía entre mis dedos. Mientras que Iván comenzaba a introducir las maderas en la chimenea, preparando todo para encender un fuego que caliente el ambiente.—Según se dice, mi familia es originaria de este pueblo —comenzó a explicarme Iván, aun preparando la chimenea—, pero yo no estoy tan seguro de que sea cierto, los Coscov llegaron a América hace más de 100 años, saber el origen de ese tipo de cosas después de tanto tiempo… Es un poco complicado.Eso tenía sentido para mí, ya que la historia que yo siempre escuché del origen de la familia Coscov era la misma para todos: Ellos vinieron de Rusia en sus barcos, iniciaron como pescadores, hasta iniciar una empresa de transportes y volverse ri
Nunca había pensado en lo bien que se sentía la calma en medio de la nada… Se sentía como flotar, estando en los brazos del hombre que amas, con el canto de las aves a lo lejos, y la nieve alrededor.Abrí los ojos al tercer día en aquella cabaña en medio de la nada, sintiendo las manos de Iván sobre mis pechos, estimulando suavemente mis pezones. Un suspiro de placer escapó de mis labios, mientras que como por un instinto, moví las caderas, sintiendo como algo muy duro se rozaba contra mi trasero.—Iván… —llamo su nombre en un susurro, comenzando a sentirme excitada.Los dos estábamos teniendo sexo sin control y desenfrenado, algo que no me avergonzaba admitir, ya que esta era nuestra luna de miel. Ya que no teníamos televisión y la señal de internet era tan mala, pasábamos la mayor parte del tiempo en la cama, abrazados y conversando, o abrazados y teniendo sexo, teníamos una rutina que no era nada aburrida a pesar de que parecía que sí lo era…Siento sus besos en mi espalda y en mi
Creo que he subestimado un poco… La belleza de este lugar.Durante los anteriores días Iván y yo no pudimos salir de casa ya que había estado nevando. Aun si era una tormenta pequeña, Iván me explicó que no era algo conveniente salir, ya que no sabíamos cómo podía llegar a comportarse el clima, y podíamos terminar en un grave problema si la tormenta empeoraba.Pero sorprendentemente, desde ayer, no ha nevado en absoluto, y hoy el día es mucho mejor que los anteriores, incluso se puede ver algunos trozos de cielo azul en medio de las nubes grises y encapotadas que han estado cubriendo el cielo todo este tiempo.—¿Te encuentras bien? —me pregunta Iván mientras hacemos una corta pausa de nuestra caminata.—Sí, estoy bien, no es tan cansado en realidad… —respondo yo, deteniéndome al igual que él.—Si sientes mucho cansancio debes decírmelo de inmediato, tengo café caliente y una silla plegable para que puedas descansar si lo necesitas, no tienes que exigirte demasiado…—Deja de preocupart
Nunca me había dado cuenta de lo rápido que pasa el tiempo…Estos días han sido maravillosos al lado de Iván, pasando el tiempo juntos todo el tiempo, hablando, haciendo el amor, con risas interminables… Me sentía nuevamente como esa chica de 17 años, la cual estaba contenta por estar comprometida con su mejor amigo de la infancia, teniendo aquella hermosa sensación de enamoramiento con cada cosa que hacía.Pero ahora este tiempo fabuloso y lleno de amor iba a terminar, estábamos en el día número 13 de nuestra luna de miel, y junto con la desaparición de la nieve, nosotros también dejaríamos este paraíso al cumplirse las dos semanas, para regresar a San Francisco.No se por qué me entristece tanto…Sosteniendo mi cámara con firmeza, la apunto en dirección a unas flores fuera de la casa, que con el actual deshielo que hay por el mejor clima, tienen un aspecto precioso, como si estuvieran bañadas de un rocío plateado.Había comenzando a fantasear con la idea de volverme una fotógrafa fa