Capítulo 61.

Nunca había pensado en lo bien que se sentía la calma en medio de la nada… Se sentía como flotar, estando en los brazos del hombre que amas, con el canto de las aves a lo lejos, y la nieve alrededor.

Abrí los ojos al tercer día en aquella cabaña en medio de la nada, sintiendo las manos de Iván sobre mis pechos, estimulando suavemente mis pezones. Un suspiro de placer escapó de mis labios, mientras que como por un instinto, moví las caderas, sintiendo como algo muy duro se rozaba contra mi trasero.

—Iván… —llamo su nombre en un susurro, comenzando a sentirme excitada.

Los dos estábamos teniendo sexo sin control y desenfrenado, algo que no me avergonzaba admitir, ya que esta era nuestra luna de miel. Ya que no teníamos televisión y la señal de internet era tan mala, pasábamos la mayor parte del tiempo en la cama, abrazados y conversando, o abrazados y teniendo sexo, teníamos una rutina que no era nada aburrida a pesar de que parecía que sí lo era…

Siento sus besos en mi espalda y en mi
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