Capítulo 30.

—¿Por qué estás aquí? —pregunto con seriedad, pero sin poder evitar sonar algo amable.

—Vaya, es un recibimiento muy duro de tu parte, creí que estarías feliz de verme.

—Tú y yo ya no somos nada, Peter. ¿Por qué debería estar feliz?

—Estuvimos casados por cinco años, yo siempre estaré feliz de verte —me respondió él, de una forma evidentemente manipuladora.

Ante sus palabras solo pude fruncir el ceño con desagrado, viendo el rostro guapo de Peter, con esa tez ligeramente bronceada y sus cabellos castaños, con unos ojos color miel enmascarados detrás de unas gafas, usando ropa algo abrigada y típica de Nueva York. Si, el maldito era muy guapo…

Yo tenía bien claro que no había sido mi mejor idea acceder a venir a eta cita con Peter, pero al verlo después da tanto tiempo, entré en pánico. Sé que solo habían sido tres meses, pero se sentían como una eternidad, y nunca en mi vida había contemplado la idea de volver a verlo.

Así que haberlo encontrado fuera de mi casa, esperando por mí, com
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