La alarma empezó a sonar. Ashley despertó enseguida, no pudo dormir bien, el dolor en su costilla la estaba matando, definitivamente necesitaba ir al hospital de urgencia.
Salió de la cama y fue hasta el espejo de la habitación, levantó su blusa y vio lo que antes era una marca roja, ahora se había transformado en un gran moretón con algo de verde en su costilla. Intentó tomarla, pero el dolor no se lo permitió. Nuevamente sacó las pastillas y tragó una, tenía que ir a trabajar, era su primer día y no iba a faltar por unas costillas rotas. Se cambió con mucho cuidado, sin lastimarse y salió hasta a la sala, donde Joselyn la esperaba.-Buenos días ¿lista para tu primer día de trabajo? – dijo Jos sonriendo de oreja a oreja por verla frente a ella.-Supongo que si – respondió Ashley sin ninguna emoción.-Ya quita esa cara y siéntate a comer, he preparado el desayuno tal y como te gusta.-Gracias Jos – Aunque el sueño la estaba y la costillaAshley fue atendida de forma rápida. Cristian dio su apellido y el personal médico sin dudarlo los dejaron pasar, tenía mucha influencia en esa clínica. Además, él donaba una cantidad de dinero anualmente. -Quítate la camisa – ordenó la doctora, mientras tomaba sus herramientas para examinarla. Ashley obedeció y empezó a desbotonar la camisa que llevaba puesta, era una blanca con mangas largas. Cristian estaba dentro de la habitación, algo incomodo, fijó su vista en otro lado, pero cuando volvió a verla, se dio cuenta del enorme tatuaje que cargaba ella sobre su pecho, cosa que hizo que se sorprendiera. La doctora vio el enorme moretón en la costilla derecha, estaba algo infectado y hasta inchado. Miró a Ashley y le dijo.-Tus costillas están rotas, pero para estar más segura, te haré unas radiografías de inmediato. - la miró un poco más y pregunte curiosa. -¿Cómo es que te hiciste esto?-Caí en el baño mientras me bañaba – mintió, no
Cuando Alexis llegó a la empresa, notó el escritorio vacío donde se suponía que debería estar su asistente. No le dijo nada a la secretaria y entró en silencio. Ella lo vio y cuando quiso alcanzarlo para darle el recado de Cristian, fue tarde, pues las puertas se cerraron de golpe. Alexis tenía demasiado trabajo, tanto que la jaqueca empezaba a florecer. Se molestó aún más al observar por segunda vez la oficina de su asistente vacía. No sabía si esa molestia era por la irresponsabilidad de Ashley o porque quería verla.Horas más tarde llegó su mejor amigo Cristian. - Señor Johnson. - dijo la secretaria al verlo. - No he podido darle su recado al señor Smith.- Descuida Mariela, lo haré yo mismo. - dijo con su coqueta sonrisa y fue donde Alexis.Entró en la oficina, tomó asiento y pudo apreciar que Alexis estaba molesto.-Cambia ese humor, hombre – habló en tono de burla.Alexis levantó su mirada y bajó la tapa de la la
El fin de semana había terminado y con ello su descanso. Ashley se levantó muy temprano para maquillar su tatuaje, Jos le había ensañado como hacerlo, aprovecharon que tuvieron días libres y las clases de maquillaje había empezado. Utilizó un maquillaje resistente, que sea antiagua y duradero, al menos las horas que este laborando el maquillaje debería de resistir, más algo de polvo y lo difuminó.Se miró en el espejo y odiaba aquella imagen que se reflejaba, no era ella, su tatuaje había desaparecido por completo y aquella ropa que utilizaba no era para nada de su estilo. La chica mala sólo salía en las noches, debería de ser paciente y aguantarse un año, al menos hasta conseguir una buena recomendación e ir a trabajar a otro lugar. Envió un mensaje a Camilo explicándole lo de su costilla y que no podría pelear durante un mes o más, hasta que sanara por completo. Camilo entendió la situación y le deseó una pronta recuperación y suerte en su trabajo. Tam
Ashley estaba en su último día de horas extras. Deseaba que sean las 9 p.m. para marcharse lo antes posible. Miró la hora y apenas eran las 11 a.m. respiró de frustración, el tiempo exageraba en pasar muy lento. Toda esa semana había sido agotada, se mantenía en la pantalla de la laptop organizando eventos, caminaba de un lado a otro y asistía a reuniones con personas igual o peor de aburridas que su jefe.Escuchó el sonido de las puertas abrirse, Cristian se dirigía a la oficina de Alexis.-Buenos días señor, Johnson – dijo Mariela poniéndose de pie al verlo. -Buen días, Mariela – respondió el hombre con una amplia sonrisa.Fue hasta donde estaba Ashley, ella lo vio y se puso de pie por cortesía.-Hola Ashley ¿Cómo esta tu costilla? - preguntó él fijando que mirada en esa zona. -Buen día, señor Johnson. Estoy mejorando poco a poco, en un par de días estaré mejor, gracias por preguntar. -¿Señor Johnson? – Cristian arrugó el entrecejo – llámame Cristian, ya nos conocemos y no son ne
Alexis salió de su oficina segundos después y se dirigió donde Ashley. Ella no lo vio salir, toda su atención estaba en la pantalla de la laptop, quería terminar lo antes posible. -Venga conmigo, señorita Vera – habló él mientras camiba hasta el ascensor.Ashley se sobresaltó por su voz que dio un pequeño salto por escucharlo. La había asustado.-¿La tengo que ir a ver? – preguntó Alexis algo molesto al ver que no se movía Ashley de su puesto. -Voy enseguida – respondió Ashley tomando sus cosas apresurada y corriendo donde él.Subieron juntos al ascensor. Alexis marcó el número nueve, donde se llevaría acabo la reunión con los socios. A Ashley jamás se le había hecho tan largo el tiempo, mientras estaban dentro del levador, empezó a sentirse incomoda por la presencia de su jefe que decidió mantener su mirada al frente sin la necesidad de hacer contacto visual o físico. Alexis mantenía una postura autoritaria, sus pensamientos eran indescifrable, al salir l
Pasaron ocho meses y Ashley ya se había acostumbrado a su trabajo, lo tenía todo bajo control, nada se le podía escapar. Sabía lo que necesitaba su jefe y que no. Alexis se impresionó por el buen desempeño de Ashley, la mejor asistente que había tenido hasta ahora, se decía así mismo, pero no lo demostraba. Ahora se encuentra en la oficina de Alexis detallando una entrega muy importante que llegaría hoy en la tarde, era indispensable su presencia.Ashley está sentada al frente de su jefe anotando cada palabra que sale de sus labios, parece una máquina de escribir. Alexis decide ponerse de pie y extiende una gran lamina sobre el escritorio. Son los planos para la construcción de su siguiente empresa, una nueva línea de expansión que ampliaría su fortuna.-Por favor señorita, sujete aquí – dijo él indicando el otro extremo de la lámina, Ashley obedeció ante su pedido y lo tomó con mucho cuidado - Me parece que la zona de cargamento está mal ubicada – vuelve a decir A
Se sentía impotente al no saber cómo defenderse de las palabras su jefe. Él estaba recostado en él sofá dándole la espalda, mientras ella continuaba parada y en silencio.Había puesto la excusa perfecta para desquitarse con ella de aquel rompimiento con Vanessa, pues le había reclamado sobre la mercadería que todavía no llegaba al punto de encuentro. Ashley trató de explicarle sobre un contratiempo que hubo en el aeropuerto, pero él no escuchó razones y su voz sonaba en lo más alto, mientras liberaba el enojo que sentía.- ¿Piensas quedarte ahí parada sin hacer nada? – preguntó de repente con voz molesta y mirando para la ventana. - Qué más puedo hacer, señor – contestó Ashley, sentía como su sangre le hervía, quería enseñarle que a ella nadie la iba tratar de esa forma, pero era imposible, él era su jefe la autoridad de toda la empresa y además, había guardias de seguridad que no dufarían en intervenir para defenderlo. Guardó su enojo para después, concentrándose en respirar al ritmo
Ashley escuchó el sonido de la camioneta al estacionarse. Vio a su jefe salir con las manos en alto y a unos hombres apuntarlo. Pensó por unos segundos en ayudarlo o no.Hoy la trató como basura al desquitarse con ella por terminar su relación con Vanessa Jones. Quizás esas sería una gran forma de desquitarse, viendo en primera fila como lo secuestran y humillan. Pero por otro lado, sintió pena por el hombre. Repiró e indecisa sacó una moneda de su bolso y la lanzó en el aire. Cara lo ayudaba, cruz se quedaba a ver, ahora era cosa de suerte. Alexis bajó del coche muy despacio con las manos arriba. Los hombres seguían apuntando con la pistola, estaban decididos a llevarlo, era obvio que se trataba de un secuestro.Él no había contratado guardaespaldas porque pensó que no lo iba a necesitar. El único encargado de su seguridad era su chofer, John, pues él era un exmilitar en combate, sólo que hora estaba ausente resolviendo otros problemas encargados por Alexis. Ahora