—Espera un momento, — llamó Herman a Esteban, luego se volteó para echar un ligero vistazo a Isabella y Nicolás, quienes no habían sido notados hasta entonces, y habló en voz muy baja: —Isabella no es solo llamada una gran genio, ella es un genio en sí misma. Esteban, aunque no lo recuerdes todo muy bien, puedes investigar a fondo el pasado de Isabella. A los 13 años, debería haber sido admitida directamente en Valenara para un doctorado. ¿Qué tan impresionante fue ella en realidad? Ella eligió mejor estar contigo, eligió acompañarte y renunció a esta valiosa oportunidad de ir directo al doctorado. ¡Esteban, estás frenando a un genio! No es que ella se crea genial solo porque otros lo dicen.

Después de decir todo esto, Herman ni siquiera miró la tarjeta, simplemente cerró la puerta.

Cuando Isabella fue admitida en Valenara para un doctorado a los 13 años, no fue porque mostró su talento a los 13 años, sino porque fue descubierta a esa edad.

Cuando el rector de Valenara vio a Isabella,