ccapitulo 50
ALAI

Llegué a casa hecha un mar de lágrimas y, cuando Tamara me vio, corrió hacia mí.

- Amiga, ¿qué pasó? ¿Qué tienes?

- Amiga, el padre de Max le dijo que yo era la que me había insinuado y él le creyó. Me dijo que todo y, al final, me amenazó con quitarme a mi hija - lloré más fuerte y mi amiga me abrazó con mucha fuerza.

- Tranquila, amiga, todo estará bien.

Pasaron dos meses y no volví a saber de Max ni de su padre. Lo único que sabía era del abogado que nos estaba separando, y esta vez Max sí ayudó para que el divorcio fuera más rápido.

Me levanté temprano para arreglar a mi princesa. La organicé y me duché para salir a dar una vuelta con ella, pero, cuando voy a salir, tocan la puerta. Voy y abro, y cuando lo hago, me llevo la gran sorpresa: es Max con dos caballeros.

- ¿Qué haces aquí? - le digo seca.

- Vengo por mi hija - me entrega un papel. Yo lo abro y, al leerlo, no lo puedo creer. Un juez le concedió la custodia completa de mi hija y yo no sabía nada. No, esto no puede ser
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