La cara de Astrid era difícil de leer.

No quería estar así, pero no tenía otra opción. Trató de decirle a la gente que encontró en el camino que Joshua no era una persona así, pero nadie le creyó, todos la seguían mirando con cara extraña.

Realmente no podía soportarlo más. Si esto sigue así, todos sospecharán de ella ¿no? Entonces Andrew…

Al pensar en esto, los ojos de Astrid se llenaron de lágrimas, ¿por qué? ¿Por qué nadie creyó lo que dijo? ¿Por qué nadie creía que este lugar no sería demolido? ¿Por qué todo el mundo habla mal de Joshua?

No quería que Joshua oyera lo que todos decían, y sabía que lo perdería todo si esto seguía así, así que decidió que, de hecho, no debería haberle dejado entrar ese día en primer lugar.

Fue su culpa.

Todo fue su culpa.

Si hubiera sido más fuerte ese día, si ella misma hubiera sido más decidida, ¿no habrían sido diferentes las cosas?

En realidad no.

Gran parte de la barriada se había mudado. Todos éramos vecinos que compartíamos las alegr