FELIPE(Presente)Emilia me tenía una sorpresa para el fin de semana, pero anoche cuando la fui a dejar a su casa, me recomendó que descanse el fin de semana, que me desconecte de todo y duerma mucho. No le prometí nada, pero creo que me hará bien hacerle caso.Siento que tocan la puerta.—Pasa — digo en seguida.—Hola, hijo, buenos días ¿No irás a ver a Emilia hoy? —pregunta mamá, sentándose a mi lado en la cama.—No, mamá, pasaremos de este fin de semana —comento tranquilo, aunque mamá abre los ojos y me cuestiona con la mirada.—¿Discutieron? —indaga.—No, mamá… Ayer me despidieron… —digo apenado.—Qué lástima, hijo… Ya vendrá algo mejor. Te lo aseguro —dice con voz conciliadora.—Emilia me recomendó descansar por este fin de semana, ordenar mis asuntos para el lunes ponerme a buscar trabajo —comento.—Emilia te quiere mucho, hijo. Te mira con tanto amor —dice mamá, con una sonrisa en la cara.—Lo sé, mamá. Me tiene alborotado de pies a cabeza —confieso, sin saber cómo explicar todo
Cuando Felipe estaba atendiendo al botones, dejé mi bolso en el baño, donde tengo lo que necesito para terminar de sorprenderlo.Camino hacia el baño y cierro la puerta. Me quito la ropa que traigo puesta, me doy una ducha rápida, saco de la bolsa el corpiño de cuero negro que dejé ajustado antes, por lo que me lo pongo sin dificultad. Me cambio las bragas, ajusto el portaligas, me pongo unos zapatos de taco alto, retoco mi maquillaje, un poco de perfume por aquí y por allá. Lista.Respiro profundo, tú puedes, Emilia, me animo. No sé de dónde saqué el valor para comprar estas cosas y muchos menos, de poder salir vestida así, pero me evalué por horas en el espejo anoche y a pesar de todo, no me queda nada mal.Alboroto mis rizos, vuelvo a tomar una gran bocanada de aire, me asomo por la puerta sin salir completamente.—Amor ¿te puedes acomodar en la cama? —pregunto.—Claro, voy para allá —dice un poco ansioso.—¿Ya estás listo? —pregunto un poco nerviosa.—Sííí —dice cantarín.—¿Puedes
Tras haber estado besándonos y acariciándonos por lo que yo sentí fueron horas, explorando nuestros cuerpos con delicadeza y suavidad, en un silencio demasiado cómodo, entre nuestras respiraciones, la tenue música que no dejó de sonar, acompañándonos en este descubrimiento del uno con el otro. Me pongo de pie, para volver a servirnos champaña, la cual se encuentra al lado del jacuzzi.—¿Te animas? —pregunto coqueta y de un salto se pone de pie, por lo que enciendo el hidromasaje del jacuzzi y agrego una bomba de sales efervescentes, cuyo aroma invade la habitación de inmediato, tiñendo el agua color rosado.Felipe entra al jacuzzi, me tiende la mano para entrar, le acerco la copa con champaña y sentir la calidez del agua burbujeante, sus brazos rodeando mi cuerpo, mientras aparta mi cabello y me besa el cuello es algo que quisiera repetir todos los días de mi vida.—Te amo —dice, dejando miles de besos en mi cuello, clavícula y hombros, por los cuales comienza un recorrido con su lengu
FELIPETip número tres:Hago círculos en su clítoris, incitándola y su respiración comienza a agitarse. Le doy un beso fugaz y salto de la cama, donde está la cubetera con la champaña, donde algunos hielos siguen luchando por no derretirse. Tomo un par de ellos y camino hacia Emilia, quien me espera en medio de la cama, recostada de espalda, apoyada sobre sus codos, su cabeza cae hacía atrás, dejando sus pechos en alto. Tiene una pierna flectada y la otra estirada y ésta imagen se transforma en lo más sensual que he visto.Me pongo a un costado de Emilia y pongo el hielo en su ombligo, para comenzar a deslizarlo hacia el norte de sus pechos logrando que me regale un gemido, como tanto me gustan.—Mmmmm —gime. Paso el hielo de un pezón a otro, para luego acercarme y lamerlos, jugueteando con ellos, haciendo círculos con mi lengua. Vuelvo a retomar el camino del hielo hacia el sur, pero la piel de Emilia está tan caliente que logra derretir el hielo al llegar nuevamente a su ombligo, por
ANGÉLICA(Treinta años atrás)Finalmente hoy me recibirá el señor Manríquez. Solicité una reunión con él hace más de dos semanas, ya que uno de los clientes de la empresa me ha ofrecido trabajo y la oferta es bastante buena.(…)Después que fallecieron mis padres, tuve que tomar el mando entre mis hermanas, ya que Carmen siempre fue más reservada y Linda aún muy inmadura.En su lecho de muerte, papá me pidió que me hiciera cargo del negocio, de la casa y de mis hermanas.Flashback*—Angélica, hija —Me llama papá, para que me siente a su lado, ya que perdió completamente la vista por la diabetes.—Sí, papá, aquí estoy —digo, mientras le tomo la mano entre las mías.—Tú eres la hija del medio, pero por alguna razón, eres la viva imagen de tu madre. Carmen es una niña sin personalidad, muy tímida y miedosa. Gracias a Dios, ya está con Manuel, sé que la cuidará hasta sus últimos días —Suspira—. Linda es muy inmadura todavía y por lo mismo, eres la más capacitada para llevar el control de t
Dos años después… Estoy tan emocionada, es la primera vez que vamos a pasar un fin de semana juntos, solos, sin nadie que nos moleste. Mi cumpleaños estos últimos años se ha convertido en un hito entre Felipe y yo. Y éste año no será la excepción.Mamá no ha dejado que tía Carmen me preste su auto, por lo que hemos decidido venir en bus a la playa. Carolina, una compañera de mi actual trabajo, nos dio un excelente dato de un hostal donde podríamos alojar, ya que nuestra intención es salir y conocer.—¿Quieres dormir un momento mientras llegamos? —Le pregunto a Felipe, mientras tomo su mano.—No tengo mucho sueño, a pesar que dormí poco —dice, regalándome una sonrisa y tomando mi mano entre las suyas.—¿Aún estás molesto por lo del auto? —pregunto afligida.—Deja eso amor, nada va a opacar nuestro viaje, ¿sí? —dice serio.—Lo sé, amor, pero quiero que lleguemos con otro chip a la playa, sin cosas sin decir… ¿me entiendes? —explico.—Está bien. Sí, estoy enojado. Pero ya sabemos cómo es
FELIPEDecidimos dejar el Hostal temprano por la mañana, después de una noche llena de amor, caricias y mucho más, lo que nos mantuvo despiertos hasta la madrugada. Tomamos desayuno en una de las cafeterías que quedaba en la costanera con vista al mar, compramos unas botellas con agua, algunas frutas y nos fuimos a la playa.—Me hace tan bien el mar… —dice Emilia mirando el horizonte y restregando sus pies en la arena.—A mí también, amor, será una buena recarga de energía, ya verás como inicias bien tu nuevo año de vida —digo, mientras le dejo un beso en el hombro y ella sonríe.—Mientras estés a mi lado, mi año será siempre maravilloso —Me acaricia el empeine del pie y su contacto me genera esa electricidad que no se sabe cómo explicar.—Pero este año será distinto, amor, porque ya tomamos una gran decisión y daremos un gran paso —Termino de decir. Emilia ni se imagina lo que tengo planeado hacer y prefiero mantenerlo en secreto hasta que se entere junto a los demás, en su debido mo
ANGÉLICA(veintiocho años antes)Nos instalamos hace dos semanas en nuestra casa. Maximiliano corrió con todos los gastos operacionales del banco y la mudanza, mientras yo me encargaré de pagar mensualmente los dividendos, al menos ese fue nuestro acuerdo.Hoy vuelvo al trabajo, después de unas pequeñas vacaciones, para lo que fue la mudanza y el adaptarme a vivir con Maximiliano, quién llegaba a diario para ayudarme a pintar, acomodar muebles y hacer las cosas que requerían mayor esfuerzo, ya que no podía cerrar el taller.—Hola, Angie, ¿Cómo estuvo la mudanza? —me pregunta Gerardo.—¡Hola, Gerardo! Estoy agotada pero feliz. Es un sueño tener la casa propia —digo contenta.—Lo es. Ahora te falta hacer familia ¿Ya pensaron en hijos? —pregunta curioso.—Lo hemos hablado, pero debemos acostumbrarnos el uno al otro primero, ¿no? —espeto.—Bueno, eso es cierto. Te deseo lo mejor, Angie querida —dice, dándome un abrazo, el cual me incomoda un poco.—Gracias, amigo —digo dándole unas palmada