Dos años después… Estoy tan emocionada, es la primera vez que vamos a pasar un fin de semana juntos, solos, sin nadie que nos moleste. Mi cumpleaños estos últimos años se ha convertido en un hito entre Felipe y yo. Y éste año no será la excepción.Mamá no ha dejado que tía Carmen me preste su auto, por lo que hemos decidido venir en bus a la playa. Carolina, una compañera de mi actual trabajo, nos dio un excelente dato de un hostal donde podríamos alojar, ya que nuestra intención es salir y conocer.—¿Quieres dormir un momento mientras llegamos? —Le pregunto a Felipe, mientras tomo su mano.—No tengo mucho sueño, a pesar que dormí poco —dice, regalándome una sonrisa y tomando mi mano entre las suyas.—¿Aún estás molesto por lo del auto? —pregunto afligida.—Deja eso amor, nada va a opacar nuestro viaje, ¿sí? —dice serio.—Lo sé, amor, pero quiero que lleguemos con otro chip a la playa, sin cosas sin decir… ¿me entiendes? —explico.—Está bien. Sí, estoy enojado. Pero ya sabemos cómo es
FELIPEDecidimos dejar el Hostal temprano por la mañana, después de una noche llena de amor, caricias y mucho más, lo que nos mantuvo despiertos hasta la madrugada. Tomamos desayuno en una de las cafeterías que quedaba en la costanera con vista al mar, compramos unas botellas con agua, algunas frutas y nos fuimos a la playa.—Me hace tan bien el mar… —dice Emilia mirando el horizonte y restregando sus pies en la arena.—A mí también, amor, será una buena recarga de energía, ya verás como inicias bien tu nuevo año de vida —digo, mientras le dejo un beso en el hombro y ella sonríe.—Mientras estés a mi lado, mi año será siempre maravilloso —Me acaricia el empeine del pie y su contacto me genera esa electricidad que no se sabe cómo explicar.—Pero este año será distinto, amor, porque ya tomamos una gran decisión y daremos un gran paso —Termino de decir. Emilia ni se imagina lo que tengo planeado hacer y prefiero mantenerlo en secreto hasta que se entere junto a los demás, en su debido mo
ANGÉLICA(veintiocho años antes)Nos instalamos hace dos semanas en nuestra casa. Maximiliano corrió con todos los gastos operacionales del banco y la mudanza, mientras yo me encargaré de pagar mensualmente los dividendos, al menos ese fue nuestro acuerdo.Hoy vuelvo al trabajo, después de unas pequeñas vacaciones, para lo que fue la mudanza y el adaptarme a vivir con Maximiliano, quién llegaba a diario para ayudarme a pintar, acomodar muebles y hacer las cosas que requerían mayor esfuerzo, ya que no podía cerrar el taller.—Hola, Angie, ¿Cómo estuvo la mudanza? —me pregunta Gerardo.—¡Hola, Gerardo! Estoy agotada pero feliz. Es un sueño tener la casa propia —digo contenta.—Lo es. Ahora te falta hacer familia ¿Ya pensaron en hijos? —pregunta curioso.—Lo hemos hablado, pero debemos acostumbrarnos el uno al otro primero, ¿no? —espeto.—Bueno, eso es cierto. Te deseo lo mejor, Angie querida —dice, dándome un abrazo, el cual me incomoda un poco.—Gracias, amigo —digo dándole unas palmada
ANGÉLICA(Veintiséis años antes)Después de meses intentando quedar embarazada y de tres pérdidas, nuestros ánimos no son de los mejores. Además, desde hace dos semanas estoy con sangrado de nariz y la cabeza abombada y no sé a qué se deba, por lo que tengo cita con el médico para ver qué es lo que sucede.“Angélica Sanvaldó”, escucho y me pongo de pie.—Aquí —digo, acercándome a la enfermera.—Pase, el doctor Sandoval la atenderá en un instante —dice amable.—Gracias —digo, pasando por su lado para entrar a la consulta.Me siento y observo la consulta, leo los afiches pegados en los muros y en ese momento entra el doctor.—Buenos días, doctor —extiendo mi mano para saludarlo.—Buenos días, Angélica, cuénteme ¿qué la trae por acá? —pregunta, mientras abre un archivo y toma una hoja para comenzar a tomar nota.—La verdad, hace más de año y medio que con mi esposo hemos intentado quedar embarazados, he tenido tres pérdidas y no hay caso en conseguirlo. Ahora llevo alrededor de dos semana
Estoy agotada. Con Felipe, llevamos casi un año sin descanso, trabajando, haciendo horas extras y ahorrando lo más que podemos. Nuestras salidas se redujeron casi en su totalidad. Programamos las visitas: los sábados voy a casa de los padres de Felipe y los domingos viene él a casa de los míos. Y dos sábados al mes, tenemos una “escapada romántica”, muy necesaria, por cierto.Llevamos planeando hace como un mes, salir de vacaciones juntos, por lo que, en todo ese mes y parte del anterior, dejamos las escapadas románticas para hacer un “fondo de vacaciones” y hemos juntado algo de dinero, para irnos por dos semanas a la playa.Aprovecho la hora de almuerzo para buscar alguna casa en arriendo, lo más cerca del mar posible.—¿En qué andas Emi? —Me pregunta Maripis.—Estoy buscando una casa en la playa, para las vacaciones —digo desganada al no encontrar nada que me de confianza.—¿Sabes? La pareja de mi papá, tiene una casa en la playa, muy cerca del mar. Déjame preguntarle si te la puede
FELIPELlevamos cinco días maravillosos de vacaciones. Maripis nos confirmó que llega mañana en la noche a casa, por el fin de semana, así celebrar el cumpleaños de Emilia como corresponde, por lo que ahora, vamos camino al supermercado a comprar las cosas, para hacer una parrillada.Hemos salido a caminar todos los días al atardecer y se nos ha hecho una buena rutina, por lo que decidimos ir a pie a hacer las compras.Nos tomamos un par de fotografías, jugueteamos, mientras caminamos hacia el lugar y no puedo sentirme más feliz de haber conocido a Emilia. Si bien no ha sido fácil lidiar con mi suegra estos tres años, hemos pasado por varias situaciones, que quizás hubiesen alejado a otras parejas, pero que Emilia y yo hemos sabido sortear y superar, incluso, podría decir que nos han unido y fortalecido más que nunca.Gracias a Emilia, la clientela de mis padres ha aumentado considerablemente, ya que no estaban pasando por una buena racha. Emilia se encargó de diseñar unos volantes, pa
Después de haber pasado un fin de semana muy entretenido con Maripis, el “encuentro” con María me dejó un tanto inquieta, con los pensamientos revueltos y no podía evitar sentirme insegura.El domingo por la mañana, nos levantamos temprano para aprovechar la playa. Felipe y Maripis hablaron mucho, mientras yo leía uno de mis tantos libros y aprovechaba de tomar algo de sol, así evitar pensar demás y seguir dándole vueltas al asunto.Almorzamos, conversamos y nos reímos muchísimo, pero Felipe comenzó con una migraña terrible, que lo tiró a la cama, por lo que me pidió si podía acompañar a Maripis al terminal, no sin antes regalarme dos pases para un salón de spa, como regalo de cumpleaños, así que mi amiga y yo nos fuimos al spa, donde nos consintieron muchísimo, nos hicieron unos deliciosos masajes descontracturantes, nos pusieron unas máscaras faciales, nos hicieron la manicure y nos dieron un masaje capilar, dejando nuestros cabellos hermosos.Maripis se subió feliz al autobús y le p
FELIPEApenas supimos sobre el resultado del concurso, le dimos las buenas nuevas a nuestras familias. Celebramos con cada una, ya que por mucho que lo intentamos, la madre de Emilia, no puede ver a la mía y nunca he entendido el porqué.Cuando fuimos a buscar nuestro diploma, por haber ganado el concurso, nos pusimos de cabeza a buscar casa, ya que con los ahorros más el dinero del concurso, podríamos comprar la casa que tanto hemos buscado, sin seguir esperando más tiempo para ello.Idealmente y por la edad de los padres de Emilia, decidimos comenzar a buscar casa cerca de ellos. Como ahora teníamos auto, traía mi bicicleta y todos los fines de semanas salíamos a dar vueltas por el sector buscando propiedades en venta.—Amor, encontré una casa a una calle de la de mis papás, llamé al corredor y nos espera a las cinco allá, para que vayamos a verla —dice una Emilia emocionada.—Buenísimo, amor, si es cerca, podemos ir caminando, luego venimos por las bicicletas, para seguir buscando e