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Sentimientos Reprimidos

Desde hace una semana que no duermo, no logro hacerlo, la verdad es que estoy furiosa con lo que pasó, llena de rabia y frustración, repaso en mi cabeza todo lo sucedido hasta escuchar esos disparos ensordecedores y no logro comprender lo sucedido, Corwell era muy capaz, no sería fácil tomarlo prisionero pero lo hicieron, lo golpearon, lo lastimaron y al final lo asesinaron, para ellos era una presa valiosa, esas son las mejores para demostrar poderío en contra de nuestro gobierno.

Me aconsejaron no estar presente en misiones por un tiempo, digo aconsejaron porque saben que si me lo ordena no haré caso, estoy como leona enjaulada y necesito sacar este estrés que se acumuló en todo este tiempo.

Sé que mi pelotón tendrá una misión hoy y no tengo animó de seguir metida en la base, así que iré con ellos, quieran o no.

Es muy temprano como siempre, el movimiento en la base empieza mucho antes que amanezca, me levanto rápidamente, me visto a velocidad y corro donde se encuentra mi pelotón preparándose para salir.

- ¿Que haces acá? - Limmer pregunta acercándose a mi - todavía no te encuentras en condiciones para ir con nosotros.

- ¿Quién te dijo eso? - pregunto con ceño fruncido - estoy muy bien.

- No te vi ni llorar por Corwell, creo que necesitas exteriorizar tus emociones...

-¿Exteriorizar mis emociones? - empiezo a carcajearme - Limmer, yo no lloro, no necesito exteriorizar mis emociones, él metió la pata, no debía seguirme, me da pena pero debo seguir adelante, deja de pensar que me echaré a llorar como una total reina del drama por Corwell.

- Pero tú y Corwell - exclama incómodo - bueno todos sabemos que tú y él...

- ¿Él y yo? ¿Qué? - pregunto molesta - eso no me obliga a que llore por alguien, Limmer. - lo empújo y tomo mi armamento sin mirarlo por más tiempo.

No creo que Corwell haya contado de nuestros encuentros pero alguien debió verlo o suponerlo,  aunque nos hayan visto siempre pelearnos por nuestros puntos de vista distintos, pero hay muchos que les encanta meterse en lo que no les importa.

- Hey, Scarlett - escucho a Limmer acercarse a mi - disculpa, pero quiero comprender porque te portas así. ¿Porque no quieres llorar? Todos lo hicimos, nos ayuda a mantenernos cuerdos.

- Vuelvo a repetirlo, Limmer, yo no lloro, no necesito exteriorizar nada, además no estoy loca...Corwell y yo éramos buenos amigos o lo que quieras decir de nosotros, pero esó no quiere decir que deba sufrir por él, yo no sufro por nadie, la vida continúa cuando una persona muere, así de simple y sencillo, - respondo con torpeza, bajando la cabeza - dímelo a mi que lo perdí todo en poco tiempo, no necesito llorar por otra muerte más, ok.

- Necesitas sacar ese sufrimiento de alguna manera.

- Yo no diría sufrimiento, quizás - saco mi daga y la guardo en mi botas - venganza.

-¿Venganza? - pregunta sin comprender.

- Ellos mataron a Corwell, es hora de hacerlos pagar... - lo dejo boquiabierto y trepó a la camioneta donde están subiendo mis compañeros.

Sacó mis audífonos, enciendo la música y me concentro en eso, necesito estar en mi centro mientras llegamos a donde nos estén llevando.

La música puede decir lo que las palabras no pueden, por eso elegí a Three days Grace con Pain... Exactamente es un sentimiento que no voy a exteriorizar pero puedo hacerlo por medio de la letra de una canción.

Desde hace mucho tiempo que el árido panorama no me atrae, más bien me pone alerta, puesto que de cualquier lado nos pueden enboscar, al terminar Pain empieza Metallica con The Day that never comes, Metallica tan sólo mostró la realidad en la que vivimos diariamente como soldados, es fuerte y cruda pero es muy real.

En ese instante la camioneta se detiene y todos saltamos al piso.

- Nuestro objetivo está en los cerros de por allá - el comandante  exclama mostrando una fila enorme de cerros - el Mayor Simmons se encuentra prisionero en algún lugar de allá, de acuerdo a inteligencia, sigue vivo pero necesitamos sacarlo de ahí pronto, si no queremos que siga él mismo destino que Corwell.

- ¡Sí, señor! - gritamos al unísono.

- ¿Phoenix está lista para estar en ésta misión? - pregunta acercándose a mi.

- Si, señor, estoy muy lista - respondo dirigiéndome al pelotón.

- Tenga cuidado y no haga ninguna locura.

- Sí, señor... - respondo, ahora demostraré que hace un sentimiento "reprimido".

Caminamos por las rocas del paisaje árido del desierto, el calor hace que el armamento sea más pesado así que decidí quitármelo, solo necesito dos cosas para esta misión, mi daga y mi arma.

- ¿Que haces?

- El armamento me pesa, Limmer.

- ¿Estás loca?

- Mucho... - respondo guiñándole un ojo y empiezo a caminar más rápido que los otros, estoy mas liviana, tengo mucha más movilidad.

Atrás de unas rocas escucho a dos personajes hablar así que me acerco, no pienso esperar a mí pelotón, saco mi daga de la bota y dejó mi arma en el piso, no quiero hacer ruido con los disparos, la daga deberá servir para evitar llamar la atención.

Espero un momento, salgo como una sombra detrás de las rocas, primero voy por uno y corto su cuello de derecha a izquierda, el otro está en shock intenta reaccionar apuntando su arma pero soy más rápida que él, saltó y le meto la daga a la yugular sin contemplación.

Dos menos, no sé cuántos me quedan pero esto es personal, así que no necesito la ayuda de nadie.

Mis compañeros se dividieron por lo visto ninguno está yendo por este camino y podría jurar que es el indicado, así que sigo de frente, intentado sentir lo que sucede, para esto aunque no me guste tuve que cortar la música, debo escuchar y sentir la situación.

Observó a dos que están haciendo guardia en medio de la montaña, un lugar un poco complicado de acceder, pienso en llamar por radio pero lo pienso dos veces, quizás solo pondré el localizador para avisar mi ubicación y proseguiré sola adelante.

Enciendo el rastreador y lo dejo en el piso, empiezo a bajar sigilosamente por el cerro intentando mimetizarse con el entorno, debo llegar a los guardias, tomarlos por sorpresa y eliminarlos para entrar a la tienda, que de seguro es la prisión del Mayor Simmons.

Tomo unas piedras y las lanzó lo más fuerte que puedo para producir ruido suficiente para alertar a los vigilantes, lo hago y ellos se mueven al escuchar el ruido, caminan en esa dirección y es mi oportunidad para acercarme y tomarlos de sorpresa, hago mismo que la anterior vez, ataco a uno rápidamente a la yugular para que caiga, esta vez el otro es más rápido, me dispara pero lo bueno es que no tiene buena puntería supongo que por los nervios, esta vez debo primero quitarle el arma y forcejear con él, escucho ruidos, parece que mis compañeros están llegando, eso hace que se desconcentre, suelta el arma y es mi oportunidad de usar mi daga y matarlo.

Ahora puedo escuchar mejor, los sonidos, están muy lejos todavía, así que no puedo esperarlos, camino a la tienda, encuentro a un hombre casi desfallecido, con uniforme militar, no puede ni levantar el rostro para ver quién entró.

- ¿Mayor Simmons? - pregunto acercándome a él.

- ¿Amigo o enemigo? - pregunta con voz ronca

- Amigo, soy del ejército de Estados Unidos, Señor.

- Su Rango, señorita.

- No uso mi rango, señor.

- Dígalo, es una orden, de seguro soy su superior.

- Sargento Phoenix, señor.

- Muy bien, sargento - alza la mirada, unos ojos penetrantes me derriten completa, jamás me hicieron sentirme así tan sólo con una mirada - ¿Cree que mis carceleros vuelvan pronto?

- Maté a cuatro, no sé cuántos más hay en el perímetro, mi pelotón debe seguir eliminando objetivos, señor - camino hacia él, he intento levantarlo.

- No será tan fácil, sargento, me muestra su pie, tiene un gran grillete ¡Joder!

Corro afuera, sigo sin ver a mis compañeros, el transmisor ya debería haberles avisado mi ubicación, estamos vulnerables, sí estos soldados no se reportan dentro de unos minutos, un contingente nos emboscará, estaremos muertos más rápido de lo que logramos salir de acá.

Busco en los bolsillos de los vigilantes, en uno de ellos encuentro unas llaves, espero que sea una de éstas.

Vuelvo a la tienda y empiezo a buscar la llave metiendo una por una en el cerrojo.

- Sargento, ¿no cree que fue una locura separarse de su pelotón y hacerlo todo sola?

- Siempre lo hago sola, Mayor - respondo apresurada - se podría decir que soy una loba solitaria.

- Eso puede ser contraproducente.

- La mayoría de las veces resulta bien, señor...a excepción de una que todo salió...

- ¿Mal?

- Digamos que mis planes no resultaron como los planeé - respondo abriendo el grillete - ¿Puede ponerse de pie, Mayor?

- No lo sé, estuve varios días con esa cosa apretando mi pie, estoy débil, no he estado en un hotel cinco estrellas de prisionero - exclama un poco burlón y sarcástico.

Le doy mi brazo, intento hacer fuerza para ayudarlo a ponerse de pie, él lo hace y puedo ver una visión completa de cuerpo escultural, joder, otra vez me estoy nublando con niñerías.

- Es hora de irnos, Mayor.

El mayor Simmons camina tras mío, lentamente, se nota que está muy débil, quisiera que se apresure pero él no lo logra, su pierna está muy lastimada y eso complica la misión.

Salimos de la tienda, observó el lugar, y escucho la radio de los vigilantes algo que no puedo comprender.

- Están preguntando porque no se reportaron - comenta colocando su mano en mi hombro, parece que él comprende su idioma - creo que debemos apresurarnos.

- Si, señor - respondo y empiezo a caminar intentando jalar a Simmons lo más rápido que puedo, estamos en peligro, no sé si lograremos salir de esta situación.

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