—¡Feliz cumpleaños! —canta Morgana atravesando el jardín donde se está llevando a cabo la fiesta de Paloma dos días después.Paloma corre hasta ella con un conejo en sus manos.Roman hizo instalar una granja. Un par de ponis, una vaca, patos, conejos y algunas gallinas.Me ha dejado sin palabras y a Paloma la ha hecho muy feliz.—Una maldita granja— susurra Morgana llegando hasta mí luego de que Paloma se alejará de nuevo al corral.Me rio de su rostro de incredulidad.—Ella se lo pidió a su papá y lo que ella quiere…—Roman le consigue completa —ella negando —Es un maldito blando— sonríe con cariño.Ella está feliz de ver a su hermano ser así con Paloma.—¿Mis padres?—¿Adivina? — me rio.Los padres de Roman habían llegado y en principio me cohibí porque non querían que me vieran en plan de romance con su hijo, pero la madre de Roman, Ellie y Ryan, su esposo, me habían acogido de una manera que me dejo tranquila.Ellos dijeron que lo veían venir.No sabía si avergonzarme o sentirme a
En silencio veo como Roman se acerca con determinación hasta donde Paloma está con su madre y habla, son cesar mientras la mujer intenta seguirle el ritmo y es evidente que se siente el desinterés que tiene a escucharla.¿Acaso no ve que su hija solo quiere su atención?—Amo a mi sobrina y me duele por ella —susurra Morgana de pie a mi lado. —Pero estoy convencida de que está mejor sin Julia.Asiento en silencio mientras toma todo de mí no acercarme.De reojo, veo como algunos padres en la carpa miran el encuentro con curiosidad.Conozco a Roman y no hará un espectáculo frente a Paloma. Menos arruinar su felicidad.Los veo intercambiar un par de palabras antes de que Roman de la vuelta y camine de nuevo hasta donde estamos.Julia y Paloma lo siguen.Esta, toma a su madre casi arrastrándola al corral y veo como su expresión se horroriza al ver a los animales.Roman me da una mirada rápida antes de acercarse a sus padres que evidentemente están enojados por la presencia de la mujer.—Ma
La llegada de Julia ha traído consigo un ambiente en tensión. Puedo verlo en el rostro de Roman.La única que parece feliz por el regreso de esta es Paloma. Y no me sorprende, luego de mucho tiempo al fin tiene a su madre de regreso.Y ahora comienza la verdadera odisea de Roman.Paloma lo mira con esperanza mientras este pertenece en silencio.Ella le ha pedido a Roman un día con ella y su madre.Como una familia.Roman intercambia una mirada conmigo y mantengo mi gesto impasible mientras como un poco de lo que hay mi plato.Una parte de mí quiere negar y hacerla saber mi descontento. Pero, también entiendo lo que Paloma quiere.Ella anhela recuperar a su familia.—Cariño— Roman suspira —No creo que sé prudente que estemos juntos. Si quieres ir con ella y pasar la tarde, puedo llevarte —su gesto es serio.Es obvio que la idea no le agrada.—Quedarme, me es imposible.—Pero, ¿Por qué? —Paloma cruza sus brazos y lo mira ceñuda —Mamá y yo queremos que vengas.¿Será posible?Pero, ella e
Luego de que Roman se fuera al laboratorio, estuve en la cocina la mayor parte del día haciendo un pastel de chocolate para la cena.Quería consentir a Paloma y a Roman.Lola y Gail solo me miraban con sonrisas sabedoras que yo ignoraba.Ambas mujeres se habían vuelto mis amigas y me encantaba pasar tiempo con ellas en la cocina.Escuchar los consejos y vivencias de Lola.Reírme de los desastres de Gail.La misma Lola reprendía la forma tan ligera en que llevaba la vida y por eso sus incidentes que la han llevado a pasar noches en la estación de policía.Ella no aprende.Estoy en mi habitación cuando llaman a mi puerta.Segundos después, la cabeza de Gail aparece.—Abajo está la exesposa del Román y quiere verte.Por un momento me sorprende sus palabras.Ella se ve algo incómoda por la situación, pero no dice nada.—Bajo enseguida —replico.Esta asiente y con eso se va.No sé qué pretende la mujer, pero no me da buena espina.Me paso las manos por el uniforme antes de bajar y encontra
POV ROMÁN.—Quieres esperarme.Resoplo ante las palabras de Julia mientras atravieso el patio del colegio a grandes zancadas.—No ponerte esos ridículos tacones —replico enojado con ella.No, no tengo porqué ser bueno con ella, bastante hice al traerla.En realidad, ella se subió cuando estaba por salir del garaje.La maldita mujer se atrevió a besarme y lo peor de todo es que Davina nos vio.Yo también soy un imbécil.Eso lo tengo claro.—¡Román! —chilla una segunda vez, pero no le respondo.Cuando llego a la oficina de la directora me detengo y respiro profundo antes de tocar.La puerta se abre y la profesora de Paloma, la señorita Spencer, aparece.—Es bueno verle, señor Baker’s—Vine lo más pronto posible.—Adelante.—Hola, usted debe ser la profesora de Paloma —dice con voz insoportable soy su madre.La mujer abre los ojos un poco al ver a Julia.Me aclaro la garganta y esta se hace a un lado.Entro para encontrar a Paloma y otra pequeña sentadas a un lado de la pared.—Como verá
La pelea que Paloma tuvo en el colegio le costó un castigo por parte de Román.A media tarde, llaman a la puerta y es un repartidor con un enorme ramo de rosas.Van dirigidas a mí.Así que me emociono al ver el detalle que Román ha tenido conmigo.Me voy a su oficina donde está haciendo algunos trabajos.Entró y sin mediar dejo un beso en sus labios.—Gracias por las rosas —digo pegado a sus labios —están hermosas.Este me mira sin saber de qué hablo.—Yo no envíen ningún ramo de rosas.—¿Pero…?Señalo afuera.Este se pone de pie y pasa por mi lado.Lo sigo.—Si no fuiste tú, ¿quién más podría ser?Ve el ramo en el salón y lo estudia con gesto serio.Revisa y encuentra una tarjeta.“Tu belleza me ha cautivado. Espero que pueda aceptar este ramo con todo respeto y veneración.”Lee y su gesto se vuelve más serio.—No tiene remitente —dice en tono seco.—Entonces, debe ser un error.—¿Algo que quieras contarme? —Lo miro sin entender— ¿conociste a alguien?Resoplo.—No. No he conocido a a
—¿Vas a decirme a dónde vamos?—No.Acabamos de dejar a Paloma en casa de sus abuelos.Luego de nuestra conversación, Paloma salió un poco de su estado. Román se avocó a ella y la gran recompensa es ver la sonrisa y escuchar la risa de su hija.Lo miro.—A ver, es obvio que vamos a tomar un avión, vi los tiquetes.—Aja.Niego con exasperación y él sonríe.—Eres muy curiosa, cariño.Pongo los ojos en blanco.—Lo soy, pero es tu culpa —cuchicheo.Me reclino en el asiento del todoterreno de Román y me relajo.Sin embargo, la nostalgia me embarga.Este fin de semana, Jeremy estaría cumpliendo diez años. Una sonrisa triste tira de mis labios.Siempre va a doler.Es algo que sé, pero intento que cada día duela menos.Mi pequeño se fue y con él se llevó parte de mi corazón. Pero sé que donde está él sabe que me dio el regalo más hermoso que nunca imagine. Me hizo madre, me dio la oportunidad de ser su guía durante esos años.Al llegar al aeropuerto y nos detenemos en el estacionamiento le do
Román y yo caminamos hasta el restaurante para una cena.Sí, ninguno salió de la habitación y no puedo decir que desperdiciamos el día.De hecho, me pareció la mejor tarde que hemos pasado juntos.Y, sí. La cama es muy cómoda.Sonrió y me encuentro con la mirada de Román que es el reflejo de la mía.La noche en Nueva Orleans es cálida y me permite usar un ligero vestido blanco, suelto, a la altura de las rodillas, de finos tirantes sandalias de cuña.Mi cabello está suelto y dejando libres mis rizos.Al llegar al restaurante donde tenemos la reservación, ambos tomamos una copa mientras decidimos qué ordenar.Al final decidimos probar la jambalaya.Cuando el camarero se retira con nuestra orden sorbo de mi copa.—Aún no puedo creer que estemos aquí.Suspiro.—Pues créetelo, porque tenemos mucho que disfrutar.Aprovecho el momento para admirar lo delicioso que este hombre se ve con su camisa azul oscuro, manga larga arremangada y vaqueros.Román por lo general viste muy formal en la clí