—¿Vas a decirme a dónde vamos?—No.Acabamos de dejar a Paloma en casa de sus abuelos.Luego de nuestra conversación, Paloma salió un poco de su estado. Román se avocó a ella y la gran recompensa es ver la sonrisa y escuchar la risa de su hija.Lo miro.—A ver, es obvio que vamos a tomar un avión, vi los tiquetes.—Aja.Niego con exasperación y él sonríe.—Eres muy curiosa, cariño.Pongo los ojos en blanco.—Lo soy, pero es tu culpa —cuchicheo.Me reclino en el asiento del todoterreno de Román y me relajo.Sin embargo, la nostalgia me embarga.Este fin de semana, Jeremy estaría cumpliendo diez años. Una sonrisa triste tira de mis labios.Siempre va a doler.Es algo que sé, pero intento que cada día duela menos.Mi pequeño se fue y con él se llevó parte de mi corazón. Pero sé que donde está él sabe que me dio el regalo más hermoso que nunca imagine. Me hizo madre, me dio la oportunidad de ser su guía durante esos años.Al llegar al aeropuerto y nos detenemos en el estacionamiento le do
Román y yo caminamos hasta el restaurante para una cena.Sí, ninguno salió de la habitación y no puedo decir que desperdiciamos el día.De hecho, me pareció la mejor tarde que hemos pasado juntos.Y, sí. La cama es muy cómoda.Sonrió y me encuentro con la mirada de Román que es el reflejo de la mía.La noche en Nueva Orleans es cálida y me permite usar un ligero vestido blanco, suelto, a la altura de las rodillas, de finos tirantes sandalias de cuña.Mi cabello está suelto y dejando libres mis rizos.Al llegar al restaurante donde tenemos la reservación, ambos tomamos una copa mientras decidimos qué ordenar.Al final decidimos probar la jambalaya.Cuando el camarero se retira con nuestra orden sorbo de mi copa.—Aún no puedo creer que estemos aquí.Suspiro.—Pues créetelo, porque tenemos mucho que disfrutar.Aprovecho el momento para admirar lo delicioso que este hombre se ve con su camisa azul oscuro, manga larga arremangada y vaqueros.Román por lo general viste muy formal en la clí
—¿Eres feliz?Sonrió y ajusto mi agarre en Román mientras descanso mi cabeza en su pecho.—Por supuesto que lo soy— murmuro con los ojos cerrados.Es la mañana siguiente y ambos permanecemos en la cama, desnudos luego de una fantástica noche juntos.Miro mi mano que descansa en el abdomen de Román y la luz que se filtra por la ventana hace resplandecer el anillo.—¿Quieres que nos casemos pronto o deseas preparar una ceremonia grande?—Quiero solo a nuestra familia y quizás quieras invitar a algún amigo cercano.—¿Un mes?Levanto la cabeza y lo miro con los ojos abiertos.—Es demasiado rápido —me rio cuando hace una especie de mohín.—Dos meses.—Mes y medio.Me siento en la cama y paso mi pierna por sus caderas y quedo a horcajadas sobre él.Me da una sonrisa perezosa al tiempo que sus manos vas a mis caderas y luego a mi trasero.—Creo que un mes es muy poco tiempo.—Podríamos hacerlo en el jardín, puedes hacer lo que quieras con él.—Así que tengo carta blanca en todo —arqueo la cej
Los días juntos en Nueva Orleans han sido los mejores. Si bien no conseguí mi recorrido por un cementerio de Nueva Orleans, La pase muy bien en compañía de Román. Él se ha comportado de una manera que, si antes estaba enamorada, ahora estoy el doble. Miro mi mano y una sonrisa tira de mis labios mientras él nos conduce hasta la casa sé sus padres para recoger a Paloma. También para darles la buena nueva a sus padres de que oficialmente estamos comprometidos. Román estaciona fuera de la casa y bajamos. —¿Lista para hacer esto? —Hagámoslo —murmuro tomando la mano que me tiende. Tocamos la puerta y Ellie, la madre de Román, abre la puerta. —Qué buen aspecto tienen —dice en modo de saludo. Me da un ligero abrazo antes de hacer lo mismo con Román. La mujer es dulce y al mismo tiempo tiene un temple admirable. No se queda callada ante la injusticia y a pesar de los años, Morgana y Román respetan profundamente las opiniones de esta. Paloma ya está ansiosa de verte mira a su hijo m
Los días posteriores al desencuentro con la familia de Román pasan sin inconvenientes. Julia ha desaparecido… otra vez. La audiencia por la custodia es en un par de días. Así que, eso tensa el ambiente un poco. Sé que él piensa mucho en ese día y realmente no sabe que puede estar pensando el juez. Sin embargo, yo estoy segura de que el fallo será a favor de Román. Por su parte, la noticia de la boda no tomo por sorpresa a Gail y a Lola que más que sorprendidas estaban emocionadas por mí. Solo faltaba darle la noticia a mi madre y Dorian. Por eso, Román los había invitado a almorzar. Ahora estoy nerviosa y no sé cómo saldrá todo esto. Me doy un repaso al vestido suelto en color azul oscuro, maga corta que me he puesto para la comida y me siento satisfecha con el resultado. Lo he acompañado con zapatos de tacón y el cabello lo he dejado suelto. Por hoy he dejado mi uniforme de tutora. Aunque Román me ha dejado claro que no quiere que siga usando el uniforme, yo quiero continuar
Es temprano por la mañana cuando abro los ojos y me mantengo mirando el techo de la habitación. Miro a un lado y el espacio de Román está vacío. Alargo la mano para sentirlo frío. Sé que debo ir a levantar a Paloma. Hoy, tiene una actividad por el día de la madre y ella invitó a Julia a la escuela. De manera sorprendente, esta acepto. Sé que Román no estaba feliz, peor no puede hacer mucho si Paloma quiere a su madre consigo en este día. Sé que él esperaba que ella declinara la invitación, pero es evidente que quiere incordiar a Román. Me siento en la cama cuando la puerta se abre y Román aparece llevando sus pantalones de chándal y una camiseta. En la mano trae una bandeja de desayuno. —Buenos días —murmuro. —Buenos días. No sabía que celebramos algo hoy —murmuro cuando deja la bandeja en frente de mí, saca una rosa me la entrega. —Por supuesto que celebramos —susurra con voz suave —porque una vez eres madre, lo serás toda la vida. Una suave sonrisa tira de mis labios que
Estoy en sentada en el taburete de la cocina mientras paso la tarde con Gail y Lola, al tiempo que trabajo con algunos preparativos de la boda.—Necesito encontrar una repostería para el pastel.—La comida la haré yo.—Lola…—No está en discusión, quiero hacerlo.Sonrío.—Bien. Entonces déjame sacar de mi lista el catering.— ¿Para cuántas personas lo quieres?Pienso un momento.Realmente aún no sabemos si la familia de Román asistirá a la ceremonia. Es un tema del que no hemos hablado. De hecho, Morgana no ha vuelto a visitarles.Eso es algo que me tiene con pendiente.—Creo que seremos alrededor de veinte personas. —Respondo —de hecho, será una boda muy íntima con allegados.Lola me da una mirada comprensiva.—Bien, haré un catering surtido para tus invitados —se inclina en la barra —sé que nuestro inicio no fue el mejor, pero he visto el cambio positivo en mi niña y lo agradezco.Sonrío con gratitud.—Muchas gracias por tus palabras, Lola.—A ti, querida. —Espeta en tono afable.Mi
Cuando al fin tenemos noticias de Román es tarde. Al parecer estuvo involucrado en una colisión de varios autos gracias a la imprudencia de un conductor. Saber eso me genera más miedo y estrés al mismo tiempo. Sin embargo, el doctor nos ha dicho que Román tiene una fractura en su brazo y una contusión por la cual está en observación. Una de las enfermeras nos avisa que podemos verle. Así que, sin importar a quien pueda incomodar, atravieso el pasillo y entro a la habitación indicada por ella. Cuando abro la puerta lo encuentro acostado en la cama de hospital. Está golpeado, su frete tiene sutura, su brazo tiene la escayola. Pero verlo desierto, es un alivio. Entro a la habitación. —Davina. Suspira cuando sin mediar palabra lo envuelvo con mis brazos con cuidado de no hacerle daño. —Estoy bien —susurra al tiempo que siento como lágrimas descienden pro mi mejilla. El alivio que siento en este momento no tiene precio. Me alejo un poco y me encuentro con su mirada. Este me da