CAPÍTULO 37

La pelea que Paloma tuvo en el colegio le costó un castigo por parte de Román.

A media tarde, llaman a la puerta y es un repartidor con un enorme ramo de rosas.

Van dirigidas a mí.

Así que me emociono al ver el detalle que Román ha tenido conmigo.

Me voy a su oficina donde está haciendo algunos trabajos.

Entró y sin mediar dejo un beso en sus labios.

—Gracias por las rosas —digo pegado a sus labios —están hermosas.

Este me mira sin saber de qué hablo.

—Yo no envíen ningún ramo de rosas.

—¿Pero…?

Señalo afuera.

Este se pone de pie y pasa por mi lado.

Lo sigo.

—Si no fuiste tú, ¿quién más podría ser?

Ve el ramo en el salón y lo estudia con gesto serio.

Revisa y encuentra una tarjeta.

“Tu belleza me ha cautivado. Espero que pueda aceptar este ramo con todo respeto y veneración.”

Lee y su gesto se vuelve más serio.

—No tiene remitente —dice en tono seco.

—Entonces, debe ser un error.

—¿Algo que quieras contarme? —Lo miro sin entender— ¿conociste a alguien?

Resoplo.

—No. No he conocido a a
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