Siempre tenía que andar con suspenso ese hombre, un día cualquiera la mataría de un susto. Y, por otro lado, ¿acaso no existía un mañana? ¿Qué era eso tan importante que no se podía esperar hasta el siguiente día?—Pero yo le dije que era muy tarde, y que sería mejor tratarlo mañana en la oficina.—Mañana tendrás que desalojar el apartamento, ¿con qué tiempo pretendías presentarte en la oficina para trabajar? Gala traga saliva y se hace a un lado para dejarlo entrar en su casa.—¿Cómo es que se enteró de eso?—¿A dónde piensas ir? —La interroga.—Resolveré ese asunto, no es necesario que se tenga que…—Hable con el administrador —La interrumpe —. Intente pagar la deuda, y no acepto, hasta le ofrecí pagar un año entero, pero aun así se rehusó. Te sacará mañana, Gala.Eso no lo venía venir… de hecho, nada de lo que estaba pasando lo vio venir. La sorpresa llevó a Gala a desplomarse sobre el sofá, la angustia estaba haciendo mella en ella y por su mente
—Será mejor que vayas a despertar a tu madre.—¿Por qué dormiste aquí? ¿Mi mamá te invito?—Haces muchas preguntas para ser tan pequeño —Charlie sonríe abiertamente.—Eso me dicen —Se encoge de hombros —. Pero, ¿no me dirá porque está aquí?—Se hace tarde, es mejor que llames a tu madre.—Hmm… está bien —Responde poniéndose en pie con pereza.De pronto Gala sale de su habitación con una expresión de no haber dormido mucho en la noche, al menos ya eran dos. Inmediatamente, observa a Héctor y luego a su hijo.—¿Lo dejaste quedarse, mami?—Ve a vestirte Charlie —Cuando el chico se marcha, ella vuelve a mirar a Héctor —. Tienes que irte.—Sin ustedes no me iré de aquí.—No tienes que preocuparte por nosotros.—¿Y cómo piensas pagar las deudas de este apartamento? ¿A dónde piensas ir con Charlie?Héctor se pone en pie llenando toda la sala con su mera presencia. Gala traga saliva y se siente desfallecer, qué maldito efecto causaba en ella. Y verlo así, todo relajado, con la camisa remangad
—Riley, yo… lo siento mucho, pero si no te molesta a mí me gustaría quedarme aquí.—¡¿Qué?! ¿Pero por qué?—Es que no quiero que Charlie pase por más mudanzas, es muy pequeño para entender estos cambios. Por eso prefiero quedarme aquí, al menos hasta que solucione las cosas con mi apartamento.—Cuando seas mi esposa, querrás decir. Sabes que tendrás que mudarte a mi casa, no puedes vivir aquí con Héctor. Y menos después de lo que me contaste sobre ustedes dos.—Claro, cuando nos casemos nosotros nos iremos a vivir para tu casa.—Entonces, ¿por qué no hacerlo ahora mismo?—Por mi hijo.El castaño rueda los ojos, era frustrante que esa mujer se le pusiera tan difícil. Hasta estaba llegando a pensar que se estaba quedando simplemente por estar cerca de su hermano.—¿Haces esto por el niño, o por qué quieres estar cerca de Héctor?—¡¿Qué?! No, claro que no —Niega, pero muy en el fondo intuye que no se quería ir de esa casa por la segunda razón.—Muy bien, si te quieres quedar no puedo hac
Al siguiente día, Héctor salió un poco más temprano del trabajo de lo normal. Como se había comprometido con Charlie de llevarlo a jugar pelota, sentía la necesidad de no faltar a su promesa. Y allí estaba, esperando en la entrada del colegio al hijo de su secretaria.Como es que siempre terminaba metido en esos rollos, todos los días se prometía no inmiscuirse con Gala y su hijo y era lo que menos hacía. Lo peor del caso era que, al parecer, le caía muy bien a Charlie.Cuando los niños comenzaron a salir, Héctor estuvo atento por si veía una melena rojiza. Y desde lejos lo observo, el chico también lo vio y de inmediato salió corriendo a su encuentro.—¡Viniste! —Para sorpresa de Héctor, el niño le dio un fuerte abrazo.—Bueno, así quedamos, ¿no?—¿Vamos a ir a jugar?—Claro, le he pedido permiso a tu madre para recogerte y llevarte a jugar —Héctor alborota su cabello —. Así que vamos —Lo anima a subirse en el coche, y el niño va gustoso.[…]Miró su reloj por quinta vez, ya estaba b
Héctor la miró fijamente por un momento, para luego ponerse en pie. Rodeo el escritorio y quedo delante de ella.—¿No te interesa esta boda?—Prefiero que otro se encargue, yo tengo cosas en las que ocuparme.—¿Ah, sí?—Sí —Contesta a duras penas.—Respóndeme una cosa, Gala —Héctor se inclina tanto hacia ella que la acorrala contra el escritorio, deja las palmas de sus manos sobre el mismo y la atrapa con su cuerpo —. ¿Por qué demonios me has rechazado la invitación esta mañana?No existía duda, estaba cabreado por el rechazo, eso explicaba el horrible mal humor que se gastaba esa mañana. —Riley es mi prometido, ¿Por qué no iba a querer irme con él?—Porque yo te ofrecí primero mis servicios —Contesta irritado.—Pero es con él con quien debo estar, y compartir, ¿o no?Esa respuesta lo puso peor de lo que estaba, porque ella tenía razón. Sin embargo, le enfurecía que Gala prefiriera a su hermano. Héctor miró sus ojos, descendió
—Mamá, ¿Dónde está Héctor? —Charlie le pregunta a mitad de la cena, viendo el puesto de la mesa vacío.—No lo sé, hijo.—¿Está molesto porque no nos fuimos con él esta mañana? —Gala mira a su hijo.—No, como crees eso.—Yo creo que si se quedó molesto, mamá.La pelirroja muerde levemente la carne interna de sus labios, como le explicaba a su pequeño hijo tantas cosas.—Termina de comer para que te vayas a dormir.—Pero quiero esperar a Héctor.—Eso no se podrá hijo, no sabemos a qué hora va a regresar, o si va a volver esta noche —Eso último lo dijo con cierta irritación.[…]Dormir a Charlie sí que le costó, se empeñaba en esperar a Héctor esa noche, pero de tanto conversar con él logro persuadirlo hasta que se durmió. Se estaba preocupando por el niño, sentía que estaba viendo a Héctor como si fuese un padre.Charlie parecía tan feliz al lado de Héctor, si le brillaban los ojitos cuando estaba con él. Era increíble la conexión que hicieron esos dos. Gala cierra la puerta de la habit
Miraba la hora de su reloj cada dos por tres, y se preguntaba, porque estaban tardando tanto. Héctor ya estaba impaciente, Gala y Charlie no bajaron a desayunar, ni tampoco lo hacían para que los acercara al colegio.El idiota de su hermano tampoco apareció esa mañana, así que… de pronto el bombillo se prende automáticamente sobre su cabeza.¡Claro, era eso!Seguramente, Riley los había ido a buscar temprano y por esa razón no bajaban. Desde cuando su hermano hacía de la buena caridad. Héctor aprieta la mandíbula sintiéndose furioso.Antes de que pudiera salir de la casa, una de las muchachas del servicio cruzó por el corredor.—Buenos días, señor Couper —Ella lo saluda.—¿A qué hora se fue la señorita Jones y su hijo para el colegio?—Muy temprano señor, yo bajé sus cosas muy temprano, su hermano vino por ellos antes del alba.—Entiendo… —Era de imaginarse que Riley estuviera involucrado, se da la vuelta para salir de la casa, cuando se detiene al recapitular las palabras de la mujer
—Te olvidaste del niño —El mayor da un paso hacia él.—Y ella no dudo ni por un segundo en llamarte para que fueras a por él —Este se cruza de brazos.—Cómo pudiste dejarla plantada, se trataba de su hijo, no de cualquier cosa. El chico estuvo solo por un buen rato en el colegio, Riley. ¿No te detuviste a pensar en eso?—Se me olvido si, lo siento, no estoy acostumbrado a llevar una vida en la que deba estar al pendiente de la hora de salida de un niño.Aquellas palabras exasperaron a Héctor, era solo un niño y no le daba importancia si se extraviaba o le pasaba algo malo. ¿Cuándo es que su hermano se volvió tan frío?—No te importa ese chico, ¿Cómo piensas casarte con la madre entonces?—Eso quisieras, que no me casará con ella para que pudieras tenerla. Pero si eso es lo que quieres, entonces, ¿Por qué no lo hacemos? Y me libró de un matrimonio que muy poco deseo.Esa fue la gota que derramo el vaso… Héctor no se aguantó las ganas y termino por propinarle un puñetazo en la cara a Ri