Sophia
Después de que se fueron, me di la vuelta y caminé hacia mi casa, pronto abrí la puerta y entré. Noté que no había nadie en el salón, miré hacia la habitación que daba a la cocina y vi a mi abuela cocinando algo. Y pensé como le voy a contar a mi abuela la propuesta que me hizo Vitor. Ella estaba de espaldas a mí, creo que no me vio llegar, así que me acerqué a ella con cautela para saludarla. - Hola abuela, acabo de llegar. - Le toqué el hombro. - Hola Sophia. - Se volvió para mirarme. - ¿Ya vienes? ¿Ya has comido? - preguntó y volvió a centrar su atención en la cocina. - Sí, vocecita. He comido algo fuera, no te preocupes -respondí a su pregunta. Cogió la cuchara que estaba removiendo de la sartén y se la puso en la palma de la mano, probandSophiaEstaba en mi habitación. Miré el móvil que Vitor me había dejado. Eran las siete de la mañana y no había dormido nada. Me preguntaba cómo contarle a mi vocecita la propuesta de Vitor... Como ella es muy conservadora, probablemente no le guste. Pero la propuesta es muy buena y sin contar que con el dinero, podré volver a la universidad y ayudar a mi abuelo con sus medicinas.No tengo ni idea de cómo contarle esto y todavía voy a tener que llamar a Vitor para que me recoja y poder ir allí porque está acordado que recibiré esta cantidad durante el embarazo, viviendo con él.No sé qué hacer. De repente oí que alguien llamaba a la puerta. Me levanté y fui a la puerta, la abrí y vi que era mi vocecita.- Buenos días. Vamos, he puesto el desayuno - dijo y sonrió después
VítorEstaba pensando en lo que acaba de decir mi hermano. Si la llevo a mi habitación para tener sexo, ¿querrá denunciarme por acoso? Sacudí la cabeza, negando que fuera a hacerlo. ¡Claro que no! Entonces miré a mi hermano, que se había terminado el café.Le dije que para no correr ese riesgo, después de ir a recogerla, iríamos a la notaría y redactaríamos un contrato para que no supiera del riesgo de acoso contra mí, así no puedo correr ese riesgo.Mi hermano me miró y le pareció una buena idea, pero dijo que en lugar de ir al registro civil, podía llamar al abogado de la empresa para que redactara el contrato. Se estaba levantando y le pregunté adónde iba. Teníamos que pensar qué poner en el contrato, pero me recordó que tenía que ir a la empresa. Así que me
SophiaEstaba en mi habitación después de desayunar y mi abuela había ido al mercado, necesitaba comprar verduras para el abuelo. Volví a mi habitación y mi móvil volvió a sonar, era Vitor que me llamaba. Como antes, no pude contestar porque estaba hablando con mi abuela, me preguntó si iba a trabajar hoy y me inventé la excusa de que empezaba mañana. Con el móvil en la mano, mirándolo y esperando a que Vitor me devolviera la llamada, no tardó mucho y el teléfono empezó a sonar. Pronto miré la pantalla y ponía hermano en la llamada, entonces contesté y me acerqué el teléfono a la oreja. Oí la voz de Vitor y le pregunté si era él. Me dijo que sí y me preguntó cómo estaba. Le dije que estaba bien y quería saber si ya le había dicho a mis abuelos que era la madre
SophiaEstaba en medio de la sala escuchando hablar a Vitor y la forma en que hablaba del niño, desechándolo como si fuera un zapato viejo que ya no quería ponerse, me dejó impactada. ¿Así que quiere que yo tenga su hijo y luego lo tire? Le miré así, asombrada es la palabra. Me sorprendió la forma en que lo dijo.Estoy realmente confundida al respecto. Mientras hablaba, fui a guardar las cosas que habían sobrado del desayuno y en cuanto las cogí, las guardé. Cogí las tazas y todo y las llevé al fregadero y empecé a lavar todas las tazas y luego las enjuagué y luego las metí en el armario. Cuando me di la vuelta para limpiarme las manos en el paño que estaba junto a la mesa, vi que mi abuelo entraba en su habitación, que estaba a la entrada de la cocina. Me miró y movió la cabeza negativamente y emp
SophiaMe quedé en el mismo sitio, viendo cómo mi abuela agarraba a Vitor del brazo y tiraba de él hacia la puerta, luego la abría y lo sacaba fuera. Después la cerró en sus narices y vino dando zancadas hacia mí. Tenía una mirada muy enfadada.- Sophia, ¿cómo puedes dejar pasar a ese cabrón? - exclamó con un tono de voz severo.- 'Pero abuela... Él no es...' dije en voz baja y ella me cortó:- No puedes ser tan inocente. - Pasó junto a mí hasta la mesa, sacó una silla y se sentó. - Tráeme un vaso de agua, hija -me pidió señalando la nevera-. - Me ha dado sed.- No deberías haberle hecho eso a Vitor", le dije, yendo al armario a por un vaso y abriendo la nevera. Me acerqué a la mesa donde ella estaba sentada, puse el vaso sobre la mesa y luego em
VítorMe quedé en el mismo sitio, frente a ellos y personalmente frente a aquella anciana que me dificultaba todo el trabajo que tenía que hacer para convencer a Sophia de que aceptara. Ella quería saber cuánto costaría que Sophia, que es su nieta, aceptara. Así que tuve que explicarle que tengo una enfermedad, cáncer y que necesitaba un hijo propio y que sólo tendría un año para hacerlo, que no podía ser más que eso. Si esperaba o si no encontraba a la mujer que aceptara eso, tenía que hacer la quimioterapia y yo dije que no quería hacerla. Sin contar que por la cantidad de químicos que estarán en mi cuerpo, ni siquiera podría soportarlo, incluso terminaría muriendo por tantos medicamentos y otras cosas químicas, no sé cómo explicarlo. Y que estaría en mi cuerpo, dejándome tan debilitado
VítorMe quedé delante de ella, esperando. Que me dijera si aceptaba mi propuesta. Y no entendía por qué tardaba tanto en hablar, si ya había aceptado en el parque, ¿tenía dudas? Pero, ¿por qué? Miró a su abuela, que también la miraba esperando una respuesta.- ¿Sophia? - la llamé y me miró.- Sí", respondió. Di un paso adelante, mirándola fijamente.- ¿Por qué estás ahí en silencio y no dices nada? - le pregunté. No entiendo su actitud.- "Ah... La propuesta..." Miró una vez más a su abuela, que se giró y se acercó a ella. - "Vocecita, ¿podrías dejarnos hablar?", preguntó. - preguntó.Alcé la ceja sin entender. Entonces miré a la abuela de Sophia, que tambi&eac
VítorEstaba de pie frente a ella, esperando a decidir si aceptaba o no la oferta. Pero ella permanecía en silencio, con la cara vuelta hacia otro lado. Me quedé mirándola y no entendía por qué no decía si iba a aceptar o no. Estiré el brazo, acercándome a ella. Le toqué la cara con la mano, bruscamente en la barbilla, y la hice volverse para mirarme. Sus ojos se clavaron en los míos. - Sofía, por favor. Ya estaba todo garantizado, habías aceptado la proposición. No entiendo por qué no quieres. Me tomé muchas molestias para hablar con tu abuela, para obtener su consentimiento y ahora tienes dudas, ¿es eso? - pregunté. Mi voz sonó suave y seguí mirándola, que entonces humedeció aquellos labios carnosos que me tenían hipnotizado. Quería besarla. Entonces me aparté, apartando la mano de su cara, cerré los ojos y sacudí la cabeza. ¡Contrólate, Vítor! No es momento para eso. Primero tienes que convencerla de tener un bebé y luego besarla y llevártela a la cama. - ¿Qué te pasa? ¿Te encu