Sophia
Caminaba de vuelta a la plaza con este chico. Vale, es muy guapo, lo confieso. Pero no podía dejar que se burlara de mí y de cómo no dejaba de mirarme. Incluso me ha dicho que soy guapa, pero tengo curiosidad porque me ha dicho que tiene una proposición que hacerme. Me pregunto qué será. Seguí caminando y volví la cara hacia atrás y él me saludó con la mano. Inmediatamente volví a mirar hacia delante y me sentí un poco avergonzada. No puedo explicarlo... Por la forma en que me mira, siento que me arde la cara. En cuanto llegamos a la plaza, el otro chico que estaba con la morena estaba allí esperándole. La morena se puso a mi lado. - Por favor, siéntate para que podamos hablar. - Señaló el banco de madera. Su voz era dulce y suave. Le miré y luego me acerqué al banco y me senté. Me diSophiaEstaba frente a ese bastardo. Sabía que la propuesta que iba a ofrecerme no podía ser buena. Estoy enfadada... conmigo misma. Y vienes con eso... Sería muy difícil creerlo. Siguió mirándome con la mano en la cara, también después de la bofetada que le di. Luego entró el otro tipo que estaba con nosotros en la plaza, me miraban fijamente.¿Sabes qué? Será mejor que me vaya. No hay nada que me retenga aquí. Le di la espalda y, mientras caminaba, apareció de repente delante de mí, justo delante de mí. Su semblante era serio. Hasta... ¡Qué absurdo, Sofía! Pero me está pareciendo muy sensual, me hace hervir el cuerpo. Es extraño, nunca me había sentido así, ni siquiera por Thomas.- ¿Adónde vas? - preguntó mirándome fijamente.<
SophiaSacó el móvil que llevaba en el bolsillo y me lo dio. Me quedé mirándole mientras sostenía el móvil. No puedo creer que esté haciendo esto. ¿Me está dando su móvil?- ¿Qué haces, Vitor? - preguntó el otro hombre. Estaba de pie junto a la morena.- ¿Tú qué crees? Le estoy dando mi móvil -dijo lo más tranquilo que pudo, y luego se volvió hacia mí-. - Cógelo. Mañana te llamaré a ese móvil, ¡ahora es tuyo! - Levantó la mano con el móvil hacia mí.- Yo... No...", empecé a balbucear. Bajé la cabeza y le di la espalda. Entonces pasó por delante de mí.- "¿Por qué no? Te lo regalo", sugirió. Levanté la cabeza.- No sé..." Volví
SophiaEstábamos en la carretera y todo estaba tranquilo. Seguimos hablando hasta que llegamos a un centro comercial al que me dijo que me iba a llevar, al principio me daba un poco de miedo subirme al coche. Había dos tíos y no sabía lo que iban a hacer....He visto periódicos en los que las mujeres suben al coche para que las lleven, por ejemplo, y ocurre una tragedia, pero con Vitor no me lo explico... Siento que puedo confiar en él.... Miré por la ventanilla del coche y me di cuenta de que íbamos a Barra da Tijuca. Maldición, ¡estaba lejos de casa! ¿Adónde me llevaba? Empecé a preocuparme. Creo que se dio cuenta de mi semblante.- Sophia, ¿estás bien? - me preguntó. Entonces volví la cara hacia él.- "Sí... lo estoy..." respondí, mirando al frente, a la carretera.- 'No lo e
SophiaEl camarero vino a nuestra mesa trayendo el vino que Vitor había pedido. En cuanto llegó a nuestra mesa con el vino y las copas, colocó las copas en la mesa y luego abrió el vino con un sacacorchos, después nos sirvió. Cuando terminó de servir, dejó la botella en la mesa, porque Vitor la había pedido. Luego se dio la vuelta y se fue. Miré a Vitor, que saboreaba su vino, y luego siguió hablando con el otro hombre que estaba sentado con nosotros. Le oí llamarle hermano. Rápidamente lo miré y noté el parecido físico, son parecidos, pero sólo en apariencia, porque la personalidad es muy diferente. Así lo noté yo. Vitor fue educado y atento todo el tiempo, aunque antes pensaba que se burlaba de mí por mi peso, pero ahora es diferente, incluso me tomó de la mano y ni siquiera le importó que otras personas
VitorMientras el camarero nos servía, no dejaba de mirar a Sofía. Parecía inquieta, supongo que este tipo de lugares no forman parte de su mundo. Me di cuenta por lo poco que hablamos en el coche mientras no llegábamos. Es trabajadora, ayuda a sus abuelos con el dinero que saca, bueno, que sacaba de su antiguo trabajo, era camarera. Dijo que era como una pensión, trabajaba de día y de noche es una pizzería, algo así. Pero no me importa. Lo importante es que está en paro, y acabó aceptando mi propuesta. Ahora tengo que convencerla para llevarla a la cama y sentir ese cuerpo. Sólo de imaginarla desnuda encima de mí botando, sintiendo su sexo húmedo y mi miembro dentro de ella, hasta me falta el aire y mi "chico" ya está tieso.Aparté ese pensamiento... Delicioso... Y miré a mi hermano pequeño con la cara desencajada, sé que est&
VítorYo estaba allí delante de aquel camarero tirado en el suelo por el puñetazo que le había dado. Pronto llegó mi hermano, que se puso a mi lado y luego miró al camarero que estaba en el suelo con la mano en la cara.- ¿Qué has hecho, Vitor? - preguntó y se dio la vuelta, mirándome asombrado.- ¿Es que no ves? ¿O te has quedado ciego después de beber un vaso de vino? - Señalé al camarero lo que había hecho. - No creo que debas beber más..." Le levanté la mano en el aire.- "¡Deja de decir gilipolleces! No estoy ciego, veo lo que hiciste. ¿Pero lo necesitabas? - preguntó mirándome fijamente y yo lo ignoré y volví mi atención al camarero, que intentaba levantarse. Levantándose, me miró con la mano en la cara.- ¿Está
El camarero acababa de dejar nuestra mesa y yo no podía creer lo que veía y oía. Se disculpó por la forma en que habló de mí. Yo estaba fuera de combate después de aquella actitud, más aún desde que Vitor se dirigió a él para disculparse por la forma en que me trató después de oírle hablar. De repente sentí que alguien me agarraba de la mano y cuando me giré, era Vitor y me preguntó cómo estaba. Le contesté, diciendo que estaba bien y cuando iba a decir algo más, apareció su hermano cortándome el paso y tirando de la silla para que me sentara y le habló al hermano de que todo había ido bien, que no había ninguna confusión y de repente me miró y luego volvió a mirar a su hermano, diciendo que en cuanto nos dieran las órdenes, que se fueran a casa. Pero Vitor le corrigió, dicien
SophiaDespués de que se fueron, me di la vuelta y caminé hacia mi casa, pronto abrí la puerta y entré. Noté que no había nadie en el salón, miré hacia la habitación que daba a la cocina y vi a mi abuela cocinando algo. Y pensé como le voy a contar a mi abuela la propuesta que me hizo Vitor. Ella estaba de espaldas a mí, creo que no me vio llegar, así que me acerqué a ella con cautela para saludarla.- Hola abuela, acabo de llegar. - Le toqué el hombro.- Hola Sophia. - Se volvió para mirarme. - ¿Ya vienes? ¿Ya has comido? - preguntó y volvió a centrar su atención en la cocina.- Sí, vocecita. He comido algo fuera, no te preocupes -respondí a su pregunta. Cogió la cuchara que estaba removiendo de la sartén y se la puso en la palma de la mano, proband