Ada:—¿Estás segura de lo que dices? —Miro la cara de Zara, mucho más delgada y con pronunciadas ojeras bajo sus bonitos ojos.—Sí amiga, no sería capaz de mentir en algo así, lo sabes a la perfección. —Mueve un poco el tapabocas y luego, escucho como suspira.—Bueno, esto es... Cómo decirlo de una forma sútil, eh, ¿Predecible? —Levanta una mano y chasquea los dedos. —A menos qué tuvieras planeado quedar a mitad de la nada con tú jefe, el cual en un principio detestabas y ahora, te tienes que esconder para poder confesar que te atrae y es tanta la desgracia, que sabes que nunca vas a llegar a llamar su atención por el tipo de chicas que le gusta. —Respira con dificultad, hablo tanto que se quedó sin aire. —En fin —respira hondo, —lo que te estoy tratando de dejar claro, es que era de esperarse que uno de los dos terminaría loco por el otro debido al encierro. Y debo admitir, que es agradable saber que fuiste tú, ya que, es de manera romántica. Porque de haber sido él, estoy segura que
—¡Deja eso! —Daniel se tambalea en donde está y suelta sin querer el plato de vidrio con agua, el cual al chocar con el piso se quiebra y deja un desastre.—Yo no fui, —digo de inmediato, sus ojos están que echan chispas por la rabia de haber dejado caer el plato de vidrio que le envió su mamá por correo.—Díme ¿Por qué hiciste eso? —Respira profundo, han sido unas semanas super largas y aburridas, tanto que no encontramos que más hacer. Hemos pasado de jugar cartas, domino y otros juegos de mesa, a ver películas de todo tipo, series asiáticas, turcas y demás. Hasta llegamos al punto en que tuvimos noches que no paramos de parlotear sobre lo que nos atormentaba fuera de estas cuatro paredes.Como por ejemplo; a Daniel no le gusta que lo sigan, ni tener que esperar, es una persona que adora que todo esté a la hora exacta como si perder un segundo o dos los fuera a matar de ansiedad. Adora los gatos porque siente que saben llevar a la perfección la soledad, su signo es Tauro pero no cre
Daniel:¿Por qué será que las mujeres estando en sus días se vuelven tan insoportables? Digo, Ada no ha parado de tener esa cara de obstinada desde que se levantó esta mañana.Traté en lo posible de ignorar su actuación, pero ya como que se me está volviendo imposible, no para de patear lo mínimo que encuentra en el suelo. Murmurar cosas cada que veo el teléfono y buscar películas corta venas en los catálogos disponibles para ver, es espantoso tener que convivir con una persona que no para de dar una imagen de desprecio para con el mundo.—Quita el pie, —sisea, entre fastidiada y molesta. —Quiero acostarme un rato, me duele la barriga.Le hago espacio en la cama, porque estoy sentado en una esquina, dejó que se acueste boca abajo y suspiro.Desearía tener una barita mágica para eliminar ese malestar que la tiene de mal humor y que vuelva a ser la misma Ada de siempre.—¿Quieres que le pida algo en particular a Max? no sé, ¿Aspirinas para el dolor? —Gruñe como si fuera un perro, esa es
Ada.—No puedo creer que hiciéramos esto juntos, —Digo con la voz entrecortada. El cuerpo sudando a mares y el cansancio apoderándose de ambos. Daniel sonríe, se ve tan lindo de esa forma, relajado, con el cabello desordenado y feliz.—Si, —hace un pausa. —Nunca pensé que pudiera alguna vez en la vida llegar a limpiar toda una habitación con alguien, sin tener que matarnos a la mitad porque colocaran un pie en el piso húmedo, recién trapeado.—Ahh... Se siente bien esto —hago movimientos con mis manos para tratar de explicar lo que sea que ha pasado entre los dos. —Digo, el saber que podemos debes en cuando contar el uno con el otro. Y pensar que hace meses tratábamos de acabar con nosotros.—Si... Oye, Ada, ¿Has llamado a tú amiga Zara? —Dice poniéndose en pie, tomando algo de ropa limpia y entrando al baño. —Porque, hace una semana inició su hermano el tratamiento ¿No te has preguntado cómo va? —Niega, pero me río al darme cuenta de lo tonta que me veo porque él no sabe que estoy ha
—¿Por qué llora doña Dolores? —Escucho la voz pausada y grave de Zetth, de inmediato empujo a Daniel quien cae sobre la cama y me ve con cara de pocos amigos por lo que acabo de hacer.—¡Zety! —chillo, mi amigo aparece en pantalla. Tiene el rostro más delgado de lo normal, unas enormes ojeras y cabello largo que lleva amarrado en una cola de caballo. Luego de que se aleja un poco, puedo ver a la perfección como su cuerpo está muchísimo más delgado, perdió la musculatura y se hacen notar los huesos del pecho.—No me digas así, no soy un niño Ada. —Habla muy lento, pareciera que no pudiera respirar bien y los párpados le pesan.—Déjame por una vez tranquila, ¿no ves que estoy feliz por volver a escuchar tú voz? —Escucho carraspear a Daniel pero lo ignoro de una manera olímpica que hasta yo, me sentiría mal si lo hicieran conmigo.—Si, gracias por preocuparte por mí, por cierto. —Toma asiento creo que en el suelo, justo a un lado de Zara, se enfocan los dos después de tanto tiempo.—¿Cuá
Zara:—¿Qué carajos fue eso? —indago, mi hermano gemelo se levanta de donde está a duras penas, tambaleándose para buscar una escoba y quitar el sucio que había señalado antes. —¡No me ignores Zeth! Mira que yo sé cosas que si se las cuento a Ada tú... —Se gira y con el dedo frente a sus labios pide que haga silencio.—Entiende esto, —dice casi sin aliento, espera unos minutos a calmarse y volver a hablar. —Ada está encerrada con su jefe, por lo visto lo tolera mucho más que antes ¿Cierto? —asiento y Zeth medio sonríe. —¿Qué piensas acerca de él? ¿Es un mal partido? —Me encojo de hombros, restándole importancia a lo que dice porque la verdad que nunca me he detenido a pensarlo. —Yo no lo veo de esa forma, sabes... —No sé de qué forma habla pero ajá, lo dejo expresarse por que es libre de decir lo que él desee. —Tiene dinero, casa, carro y ropa de marca. —Hace un puchero y se tira sobre la cama. —Debe ser genial tenerlo todo tal cual él lo tiene. Porque, hasta el cuerpo y el rostro son
Eh... Eso fue incomodo.Trato en lo posible de alejarme lo más que puedo de Daniel, aunque claro, estando en una habitación encerrados es casi que imposible hacer eso. Doy vueltas por todo el lugar en busca de lo que sea que pueda hacer para mantener mi mente confundida, en calma.Mi jefe solo mira por la ventana como baja el sol y hace un bonito atardecer.—Vas a abrir un hueco de tanto estar de allá para acá. —Dice, después de un rato largo.—Es que, quiero estar en movimiento —hago una mueca, la verdad es que ni sé porque trato de alejarme de él, debería de estár feliz por lo que sea que insinuó mi amigo desde el otro lado de la pantalla. —Porque, ya sabes, estoy subiendo mucho de peso con este encierro. Puro comer y dormir no es bueno para la salud, —digo.Daniel suelta un fuerte suspiro antes de echarse sobre la cama. Se le nota cansado como si hubiera corrido una maratón pero la realidad es que no ha movido ni un dedo desde que terminó la videollamada. Él solo tomo asiento al bo
Daniel.Escucho un grito fuerte, abro los ojos y caigo de la cama por el movimiento brusco que hago.Abro los ojos tratando de lograr saber de donde proviene. Ada está frente a la televisión, brincando completamente feliz.—Daniel, Daniel. —Salta sobre mí y me abraza con fuerza— No lo puedo creer. —Dice, —Ya podemos salir de aquí.La agarro de los hombros y la alejo un poco para escuchar mucho mejor lo que me está diciendo.—¿De qué hablas? —Lame su labio inferior y sonríe.—Acaban de dar la mejor de las noticias... ¡Daniel ya podemos salir de aquí! Bueno, —agrega. —tomando las medidas de seguridad necesaria. Han comenzado a limpiar todo desde las calles hasta las plazas, se tomará la temperatura con un aparato para saber si tenemos o no el virus. —Respira con dificultad tratando de calmar toda la emoción. —Pero ya seremos capaces de volver a caminar fuera de estas cuatro paredes.Nada más escuchar eso la empujó y corro al baño, debo tomar una buena ducha y prepararme para lo que se a