EDGARD POVEl señor tenía una mirada inquisitiva pero pragmática, tenía en sus ojos años de sabiduría, pero también leí amor y protección para con su hija. Me estaba escrutando y supuse que era para ver si me encontraba apto.—Es un gusto conocerlo al fin, señor Cooper, Marianne habla mucho de usted — Le dije esto para congraciarme. Mi mano permaneció extendida por unos segundos hasta que finalmente creí que el veredicto debía ser bueno ya que la estrechó con aprecio, mientras hacía esto me dijo:—Un gusto conocerte a ti también Edgard, Marianne no me había dicho que tenía un nuevo novio —Nos conocimos hasta hace poco, tal vez por eso no sabía nada de mí — Dije para zafarme intentando ganar su confianza.—Siéntate por favor — Ofreció señalando la silla de enfrente.En esos momentos decidí iniciar un juego de miradas con Marianne porque sabía que la ponía nerviosa y como había admitido antes, eso me gustaba mucho. Habló un poco con su padre y luego se calló cuando escuchó descender po
MARIANNESentía con todo aquel maquillaje que Amanda me había puesto que pesaba al menos dos kilos más de lo normal. Casi no podía parpadear con todo el rímel que me había puesto encima pero ella me dijo que era la falta de costumbre, supuse que era así ya que a mí esto no me gustaba en absoluto, igual ella era la experta en modas y esas cosas, así que me deje en sus manos una vez más.Ella me tomó del brazo en el momento en que mi mirada estaba en la ventana y en el anochecer de este, abajo ya se escuchaban las voces de mis tías, sentí que mis manos comenzaron a sudar.—Amanda… — dije con voz desesperada cuando sentí que ella estaba tirando de mi brazo, ella me miró y vio mi expresión, me tomó la cara y me dio un beso en la mejilla.—Tu vas a brillar esta noche Marianne, te lo juro, más que tu odiosa hermana ——¡Oh, Dios! — Suspiré pensando en cómo iba a ser eso posible, ella era mil veces más hermosa que yo, tuve miedo pero luego identifiqué el origen de este, tenía miedo de que Edg
MARIANNEEl padre de Michael tampoco era de mi agrado ya que tuvo el descaro de hacerme una proposición amorosa cuando salía con su hijo, lo puse en su sitio pero aún me daba asco. Ella se acercó a mí como si no me reconociera, y cuando lo hizo la expresión de su cara cambió a una expresión de burla pero cuando vio quien estaba a mi lado se quedó de piedra como si no acabara de entenderlo. Edgard le sonrió educadamente pero supe que ella estaba teniendo pensamientos impropios con él, ¡Ew! Ambos vejestorios eran la mar de asquerosos, claro que ¿Quien no tendría ese tipo de pensamientos al ver a Edgard?—¡Ah, Marianne!… ¿Qué tal?— gruñí cuando dijo mi nombre y vi que Edgard estaba sofocando una risita, ¿Tan pendiente había estado de mi que se había dado cuenta de eso? Intenté componer una sonrisa a la odiosa madre de Michael a pesar de que lo que deseaba era arrancarle cada cabello suyo de todas las partes de su cuerpo con cera hirviendo, lenta y dolorosamente. Tuve que dejar de imagina
EDGARDEl padre de Marianne me palmeó el hombro como si de su propio hijo se tratase, ese contacto me lastimó un poco, no quería encariñarme con nadie de esa familia pero para ser sincero este hombre se daba a quererPor segunda vez en ese día quise tener un padre como él. Me dijo que nos veríamos en la cena y que le diera un beso a Marianne de su parte. No creía que entre padre e hija fuera permitido el tipo de beso que quería darle a Marianne. Sonreí por lo bajo y me encaminé hacia la casa nuevamente. Caminaba con lentitud, inevitablemente estaba pensando en todo lo que me había contado el padre de Marianne, e inevitablemente también estaba pensando en ella.Entré a la casa y subí a la habitación. No estaba allí así que supuse que ella y la señorita Brandon estaban alistándose para el acontecimiento.Busqué entre mi ropa, la que había sacado de la maleta, algo decente que ponerme para ese día, di con la camisa blanca y el pantalón negro, pero no encontré una chaqueta compatible, rec
EDGARDNo supe cómo expresarlo, para mí en esos momentos fue la criatura más hermosa que había visto en mi vida. Algo muy serio me estaba pasando con esta mujer, algo que iba más allá de mi control, algo que me gustaba y a la vez me desconcertaba, hasta ese momento nada había logrado captar mi atención tan rápidamente.—Haz que nos crean… por favor promételo — En ese momento le prometería el cielo si me lo hubiera pedido, miré nuestras manos y las subí a mi boca para rozarla lentamente, sentí que su mano en la mía vibraba. La miré a los ojos para darle la verdad y la promesa con ellos por si no bastaba con mis palabras.—Lo juro Nos volvimos y ella me condujo hacia la puerta donde sus padres estaban esperando para seguir recibiendo a los invitados. Esperamos por unos minutos, Marianne pareció perturbada por algo, dio un paso y su hombro rozó mi brazo, al percibirla tan cerca sentí el impulso de tocar la piel que tenía tan cerca de mis manos. Levanté mi brazo y lo apoyé sin peso sobre
EDGARDCaminamos hacia la escalera, aun sostenía la mano de Marianne en las mías, su madre nos miraba—Vaya personajes de los que te rodeas — Dije intentando aligerar su tensión, ella sonrió levemente y dijo:—No es por voluntad, sino por necesidad —Es bastante justificable Se quedó callada un instante pero luego me dijo:—Realmente debo ir al lavabo, creo que voy a vomitar, te veré después — Yo estaba seguro de que si fuera mujer me sentiría de la misma manera, manifestaría mi odio y aversión no con la profunda sensación de asco que tenía sino dándole la vuelta a mí estomago. Claro que si fuera mujer no tendría derecho a sentir esta sensación de protección para con Marianne, ni todo lo demás que me producía, nos considerarían lesbianas… Me reí para mis adentros sin poder evitar, como si de un niño se tratara, imaginarme vestido de mujer. La vi subir rápidamente las escaleras, sus movimientos me produjeron fuego en las venas, aparté la mirada antes de que me delatara y me alejé rumb
MARIANNELas manos de Edgard me apretaron la cintura casi cerrándose por completo entre ellas, me levantó como si no pesara más que una pluma y cuando me bajó me apoyó de manera sinuosa contra su pecho. Sabía que Jessenia y Michael estaban mirando, pensé que Edgard lo sabía también y se trataba de ficción pero en ese momento no tenía tiempo para pensar en eso porque mi cabeza estaba centrada solo en una cosa — No está mirando a Jessenia, no está prendado de su belleza aun .Al parecer Jessenia tenía bastante tiempo ahí, así que ya tendría que haber tenido su propio tiempo para mirarla, pero no lo estaba haciendo, tenía sus ojos puestos en mí, solo en mí, sentí su mano en mi cuello y sentí como me empujaba hacia él, para besarme deliciosamente. Tal vez, pensé, eso era parte del show pero no me importaba porque nada era mejor que la sensación que me producía su beso. Sin temor abrí mi boca y traté de seguir su ritmo. Me hubiera gustado estar a solas con él por qué así hubiera podido toc
MARIANNEFinalmente no tome nada del bar, solo había utilizado ese movimiento para apartarme de ellos y de su odiosa aura. Cuando me di cuenta mi madre estaba preparando el brindis antes de la cena, en eso momentos y desde antes, a pesar de que había querido no darme cuenta, me fijé en que Jessenia no apartaba la mirada de Edgard, y lamentablemente Michael de mí tampoco. Estuve al lado de Edgard todo el rato por qué no me sentía con la seguridad necesaria para dejarlo a merced de Jessenia, quien parecía desear ese momento con ansia.Miré a Edgard en un par de ocasiones solo para asegurarme de que sus ojos no estaba puestos en ella y no me decepcioné ya que, en las oportunidades que lo miré, él parecía leerme el pensamiento, ya que fijaba sus ojos en mi de una manera que, a mi parecer, era extraña mas no indiferente. Aun no había olvidado la sensación de sus labios sobre mi boca ni sus dientes en mis labios. Michael nunca me había mordido la boca con tal sensualidad y yo lo estaba dese