Lisbani había sido estabilizada de manera satisfactoria, habían planificado operar lo más pronto posible, pues no podían esperar más, si querían evitar un desenlace no deseado, sin embargo, aún permanecía dormida. En cuanto a Liuggi, luego de noventa horas, despertó por completo de su inconsciencia. Cuando le dieron la noticia a sus familiares, no pudieron contener la emoción, se abrazaron, lloraron de alegría, a la vez todos deseaban verlo, para comprobar de primera fuente su estado de salud.
Cuando reaccionó, de inmediato la enfermera le informó al médico, quien acudió para verificar sus signos vitales y su estado general, apenas entró, Liuggi lo observó por un par de segundos, para luego preguntarle.
—¿Dónde está mi ángel? ¿Lisbani está aquí?
—Tranquilo, vamos a realizarte por un momento una evaluación y luego te trasladaremos a una habitación para que puedas hablar con tus familiares.
—¿D
Liuggi la observaba en silencio, viendo sus distintas expresiones en el rostro, debatiéndose entre sí abrirse o no a los sentimientos con él, mientras tanto él esperaba, no tenía intenciones de presionarla, la dejaría a su propio ritmo, así lo hizo, ella decidió hablar. —Yo pensé que no querías verme. A veces cuando las cosas son muy buenas, me cuesta creerlas, siempre termino preguntándome ¿Si tengo algún derecho a la felicidad? —. Sus lágrimas seguían corriendo como cascadas—, me cuesta mucho sentirme cómoda, la soledad me abruma, ha sido así desde la muerte de mis padres, fui tan feliz con ellos, pero también aprendí como puede arruinarse la vida en un segundo, pasé de tenerlo todo a no tener nada, sin embargo, con el tiempo me di cuenta de una dolorosa verdad, mi mayor pérdida fue dejar de sentirme amada. » No ha sido fácil para mí, vivir con ese constante miedo recorriendo cada átomo de mi cuerpo, inmovilizándome, sintiéndome impote
Liuggi esperaba ansioso la respuesta de Lisbani, pero al parecer ella estaba demasiado impactada por la proposición y cuando habló no fue para responderle las palabras por él esperadas. —¿De dónde sacaste eso? —preguntó ella, mirando la cajita como si se tratara de algún insecto venenoso. —La hice aparecer porque soy un mago —dijo sonriente—. Lo compré en Florencia, fui a la joyería y lo encargué al día siguiente de llegar allí, te lo iba a entregar cuando llegué a villa Verona, no obstante, todo se echó a perder cuando te encontré con la tortuga ninja. Lisbani se quedó viéndolo y comenzó a reírse a carcajadas. —De verdad te pasas Lombardi, me imagino lo dices porque su segundo nombre es Donatello. Definitivamente hombre ¿Cuándo vas a empezar a madurar? —simuló reprocharlo. Él la miró pensativo y le respondió con seriedad. —¡Nunca! Porque si
Lisbani apenas ver marcharse a Liuggi, no pudo evitar sumirse en un profundo sueño, más de un par de horas después, se despertó, observó a todos lados, esperando encontrarlo, al no verlo un atisbo de preocupación se abrió paso en el interior, las dudas se le remolinaban en la mente causándole gran inquietud ¿Qué pasaría si no resistía la operación? ¿Y si ambos lo hacían? Y si ella moría y lograban salvar a su bebé ¿Cómo quedarían su hijo y Liuggi? ¿Podría él soportar el dolor?Así pasó un par de días en los cuales no pudo ver a Liuggi, se alternaron para estar con ella, Grecia y Luisa, aún en contra de la voluntad de esta última, quien quería permanecer ella sola cuidándola, pero al final terminaron persuadiéndola y la convencieron a irse a villa Ve
En el exterior de la sala de operaciones, Liuggi esperaba en extremo nervioso, no dejaba de caminar de un lado a otro, de la sala de espera, se paró en la puerta como si quisiera transmitirle energía a Lisbani. Había llegado Sophía, se había sentado a conversar con su madre y Grecia al otro extremo de la sala.Él seguía molesto con su hermana, a pesar de haberla saludado el día de la boda y hacía un momento, no había sido del todo amoroso como era la costumbre, ella lo sabía y lo observaba con esos ojos tristes buscando la manera de hacerlo desistir de su molestia, por eso prefería no verla, tratando de ignorarla. Si no le había hecho ningún reclamo fue porque le prometió a su Ángel no hacerlo. Estaba sumergido en sus pensamientos cuando se le acercó Nick—Vas a abrir un canalillo en el piso de tanto caminar de u
Estaba sentado en la banca, dejó las muletas a un lado. Entretanto dejaba las lágrimas correr libremente por el rostro, de repente sintió a alguien sentarse a un lado de forma sigilosa, cuando giró la vista, se trataba de Nick, quien también reflejaba en el rostro la preocupación.—No pidas marcharme —comenzó a decir en tono inquieto, como si estuviese sopesando muy bien sus palabras—. Porque en este momento no pienso h
Cuatro horas después, los médicos estaban colocando de nuevo el pedazo de hueso del cráneo que le había sido extraído a la chica, al inicio de la operación. Lo sujetaron con pequeñas placas de metal y tornillo, los neurocirujanos usaron cartografía cerebral junto con las imágenes tridimensionales, para eliminar de forma segura la mayor cantidad de tumor cerebral y de esa manera, disminuir el riesgo de dañar el tejido funcional del cerebro, durante la operación hubo una complicación, un sangrado, el cual lograron controlar de manera satisfactoria.—Bueno hicimos todo lo humanamente posible por Lisbani, ya nuestro trabajo terminó, ha sido bastante complicado, sin embargo, logramos controlar la situación. Gracias a todos—Expresó el Dr. Peter Friedlander.—¡Enhorabuena, doctor! Fue un trabajo excelente&mdas
Ante sus preguntas Liuggi se quedó observándola con mirada desconcertada, por un momento sintió un zumbido en sus oídos, sin embargo, sacudió la cabeza, tratando de aclarar la mente, pues pensó se estaba imaginando esas palabras de Lisbani. —Esposa ¿No sabes quién soy yo? —inquirió en un tono contentivo de un atisbo de tristeza, negándose a creer que su ángel se hubiese olvidado de él. ¿Cómo podría ser eso posible si se habían conocido cuando ella apenas tenía diecisiete años? Giró la vista de nuevo y en el rostro de ella vio primero, confusión, luego una serie de movimientos con sus cejas y frente, como si estuviese rebuscando algo en su interior. —¿Esposa? Si es de esa manera, entonces eso te hace mi esposo. Sin embargo, no recuerdo haberme casado contigo, y hasta donde conozco de ti, eres el señor Lombardi, el atractivo y mujeriego jefe —pronunció en un extraño tono. No obstante, segundos
Seis meses después Lisbani se encontraba en ese momento viendo a su hermosa hija Lía, jugar con la abuela, estaban sentadas en la hierba frente de Villa Verona, estaba junto con mamma Luisa y Grecia. Liuggi estaba de viaje a Lisboa, últimamente viajaba de forma continua para atender las diferentes sucursales, no obstante, las llamaba hasta tres veces al día, para preguntar cómo estaban y dándole indicaciones. Pese a todo el proceso de recuperación, al cual se había sometido, incluyendo la operación de Liuggi de la pierna; la relación parecía seguir fortaleciéndose, o eso creía ella, sin saber como ese mismo día, iba a probar las hieles de la traición. Respecto a su recuperación, aunque a ella le había parecido muy lenta, los médicos opinaban que el progreso fue rápido y satisfactorio, sin embargo, la sanidad total podía llevar otro par de meses, pese a ello, por ahora, aumentó su nivel de act