Cuatro horas después, los médicos estaban colocando de nuevo el pedazo de hueso del cráneo que le había sido extraído a la chica, al inicio de la operación. Lo sujetaron con pequeñas placas de metal y tornillo, los neurocirujanos usaron cartografía cerebral junto con las imágenes tridimensionales, para eliminar de forma segura la mayor cantidad de tumor cerebral y de esa manera, disminuir el riesgo de dañar el tejido funcional del cerebro, durante la operación hubo una complicación, un sangrado, el cual lograron controlar de manera satisfactoria.
—Bueno hicimos todo lo humanamente posible por Lisbani, ya nuestro trabajo terminó, ha sido bastante complicado, sin embargo, logramos controlar la situación. Gracias a todos—Expresó el Dr. Peter Friedlander.
—¡Enhorabuena, doctor! Fue un trabajo excelente&mdas
Ante sus preguntas Liuggi se quedó observándola con mirada desconcertada, por un momento sintió un zumbido en sus oídos, sin embargo, sacudió la cabeza, tratando de aclarar la mente, pues pensó se estaba imaginando esas palabras de Lisbani. —Esposa ¿No sabes quién soy yo? —inquirió en un tono contentivo de un atisbo de tristeza, negándose a creer que su ángel se hubiese olvidado de él. ¿Cómo podría ser eso posible si se habían conocido cuando ella apenas tenía diecisiete años? Giró la vista de nuevo y en el rostro de ella vio primero, confusión, luego una serie de movimientos con sus cejas y frente, como si estuviese rebuscando algo en su interior. —¿Esposa? Si es de esa manera, entonces eso te hace mi esposo. Sin embargo, no recuerdo haberme casado contigo, y hasta donde conozco de ti, eres el señor Lombardi, el atractivo y mujeriego jefe —pronunció en un extraño tono. No obstante, segundos
Seis meses después Lisbani se encontraba en ese momento viendo a su hermosa hija Lía, jugar con la abuela, estaban sentadas en la hierba frente de Villa Verona, estaba junto con mamma Luisa y Grecia. Liuggi estaba de viaje a Lisboa, últimamente viajaba de forma continua para atender las diferentes sucursales, no obstante, las llamaba hasta tres veces al día, para preguntar cómo estaban y dándole indicaciones. Pese a todo el proceso de recuperación, al cual se había sometido, incluyendo la operación de Liuggi de la pierna; la relación parecía seguir fortaleciéndose, o eso creía ella, sin saber como ese mismo día, iba a probar las hieles de la traición. Respecto a su recuperación, aunque a ella le había parecido muy lenta, los médicos opinaban que el progreso fue rápido y satisfactorio, sin embargo, la sanidad total podía llevar otro par de meses, pese a ello, por ahora, aumentó su nivel de act
Lisbani sintió como si le hubiesen clavado un filoso puñal en el pecho, se negaba a creer lo que estaban viendo sus ojos, por un momento creyó podría tratarse de un montaje, por ello volvió a detallar la fotografía, buscando algún indicio para poder justificarlo, pues así era el amor, siembre buscaba excusas, para no juzgar con demasiada severidad a las personas a quienes se amaba.No obstante, por muchos intentos de justificarlo, allí estaban los hechos, no podían negarse las evidencias, estaban frente a ella, no había nada que pudiera alegarse en su defensa. Ambos aparecían sonrientes, no había ningún gesto de repulsión en el rostro de su marido, todo lo contrario, se veía disfrutando de la velada.Siguió buscando otras páginas de diarios en la web, obteniendo los mismos resultados, un par de fotografías m&aa
Liuggi veía la hora en el reloj con un poco de impaciencia, mientras permanecía sentado en el auto que había alquilado apenas llegó a Lisboa. No pudo evitar sentir una fuerte opresión en el pecho, una parte de él lo cuestionaba, repitiéndole como un mantra “Estás equivocado, vas a salir perdiendo en este juego”, sin embargo, se negaba a obedecer esos consejos, incluso pensaba eran producto de sus miedos de perder a la mujer amada. Antes de ir en búsqueda de Mariana, decidió llamar de nuevo a Lisbani, no obstante, los resultados habían sido los mismos, no respondía ni sus mensajes de textos, ni llamadas, eso lo tenía inquieto, sino fuera importante para la mujer a quien amaba, el resultado de lo que estaba haciendo, hace tiempo habría dejado todo y regresado con ella, su hija y el resto de la familia, pero aunque ese era un amargo paso, debía darlo por la tranquilidad y seguridad de su gente. Mensaje Enviado a Lisbani
“¡Maldita sea!”, exclamó Liuggi para sí mismo, no imaginó que Mariana se atrevería a subirse a horcajadas encima de él en pleno restaurante, sin darle la mínima importancia a la opinión de la gente, mas eso no era nada, lo peor sucedió luego, cuando terminó besándolo de forma apasionada en la boca, por un momento la sorpresa no lo dejó reaccionar de ninguna forma, pero al caer en cuenta, la tomó por los hombros apartándola y se levantó. —Mariana, no podemos hacer esto, estamos en un lugar público, la gente podría pensar muy mal de nosotros —trató de justificar su actitud hostil. —¿Seguro es eso Liuggi? ¿No tendrás una intención trasfondo en volverme a buscar? —preguntó con suspicacia la mujer. Él sonrió con una mezcla de nerviosismo e indiferencia. —¿Qué trasfondo puedo tener? Es solo cuestión de sentido común, ¿Por qué vez cosas dónde no las hay? —inquirió con un tono de molestia. &n
Nick aceleraba el auto, deseaba cortar la distancia con la mayor rapidez posible, debía evitar que esa mujer llevara a cabo ese malévolo plan en contra de Liuggi. Golpeó con rabia e impotencia el volante; justo en ese instante de forma espontánea, le llegaron unas imágenes en la mente, unas guardadas en lo más profundo de su cerebro, las cuales por mucho tiempo pensó las había imaginado, sin embargo, en ese momento se dio cuenta de la verdad. Mariana sentada a horcajadas encima de él, masturbándose usando su erección, esa escena le produjo asco. —¡Maldita Mariana! ¡Eres una pécora infeliz! —exclamó furioso, al pensar que no era la primera vez, cuando esa mujer intentaba hacer algo así, era una rastrera y era necesario ponerle un freno, no podía seguirse saliendo con la suya. No entendía, ¿Cómo pudo ser capaz Mariana de comportarse de esa manera cuando él era el esposo de su mejor amiga? ¿Qué clase de amiga era? La rabia se agitaba en su
La desolación en el rostro de Liuggi era evidente, tanto que su amigo intentó tranquilizarlo con sus palabras. —Liuggi, quizás Lisbani se moleste un poco al saberlo, pero es innegable el amor de ella por ti. Cuando se lo digas, mientras procesa lo sucedido dejará de hablarte, sin embargo, al final no dudará en perdonarte, porque cuando se ama de verdad, no hay ningún obstáculo capaz de extinguirlo —expuso Nick convencido de sus palabras. —No tengo cara para contarle esto, ni siquiera para verla ¿Cómo voy a decirle que Mariana me drogó para tener sexo conmigo, porque me creí listo y solo fui un idiota a quien esa mujer utilizó a su gusto? —manifestó, pasándose la mano por los cabellos en un gesto de angustia. —No puedes ocultarle esa verdad Liuggi, ¡Escúchame! Debes encontrar el momento y la forma de decírselo, porque de lo contrario sería un grave error, la sinceridad en las relaciones
La abrazaba con toda sus fuerzas, no quería soltarla, no se dio cuenta como las lágrimas iban bañando su rostro, el cuerpo se le estremeció producto de los espasmos provocados por el llanto.—Te amo Lis, así haya cometido cualquier error, juro por mi hija, por mi madre, por ti, nunca he querido causarte daño, todo lo contrario, cada acción hecha por mí desde el momento cuando descubrí que eras tú el amor de mi vida, ha sido para protegerte —su voz tenía un tono de tristeza y melancolía.Por un momento Lis, sintió como la piel se le erizaba ante sus palabras y su acercamiento, sin embargo, no podía evitar esa sensación de culpabilidad emanada no solo de la postura, sino también de las palabras de Liuggi. Se quedó mirándolo con intensidad, hubo una lucha entre su mente y corazón, preguntá