Lisbani no podía creer las pretensiones de Liuggi, ¿Por qué le estaba haciendo eso? Se preguntaba impotente, ¿Cómo podía ser capaz de intentar sabotear su relación con Joao? Si esas eran sus intenciones, no estaba dispuesta a permitírselo.
—No Joao, no arregles ninguna habitación para él —expuso con firmeza.
—Cierto Joao, no la mandes a arreglar. Lisbani prefiere me quede con ella en la misma habitación. No tengo ningún problema, yo súper encantado, mas no creo eso sea de tu agrado —manifestó con una sonrisa, haciendo rabiar a Lis, quien no sabía si reír o llorar con todo sus ocurrencias.
—¡Eres un cretino! Ni en mis peores pesadillas se me ocurriría dormir contigo —espetó alzando la vista desafiante.
—Mi ángel, aún
Lisbani se quedó observando por un par de segundos a Liuggi, mientras pensaba en las intenciones del hombre, no le quedó la menor duda, lo estaba haciendo a propósito, pero no sabía con quién se estaba metiendo. Se sonrió fingiendo amabilidad. —Claro, puedes usar el baño, sin embargo, debo dejarte algo en claro, la próxima vez no vengas en toalla a esta habitación…—Liuggi no la dejó continuar. —¿Quieres que venga desnudo? —preguntó el hombre fingiendo no entender, eso la molestó más. —Pues no, todo lo contrario, debes ponerte ropa para entrar aquí, porque soy una mujer prometida, respeto mucho a mi novio, además, ya tú no me provocas ni siquiera un mal pensamiento —declaró mirándolo de modo despectivo—. Definitivamente esa Mariana tiene su concha envenenada, porque te puso flaco, chupado, viejo y feo. Dicho eso se dio la vuelta y salió corriendo de la habitación, bajando a la sala mientras no
Ese mismo día Liuggi, preparó todo, habló con Joao para avisarle, este estuvo conforme quedando en viajar a verlos. Lisbani fue trasladada en una aero ambulancia a Montefioralle, específicamente a Villa Verona ubicada en el valle de Chianti, donde su madre vivía, una hermosa casa de campo de piedras afiladas, rodeadas de hierba, hermosas flores y arbustos que daban una encantadora visión del paisaje, el aroma de romero impregnaba el ambiente dándoles una sensación de sosiego. Liuggi observó a Lisbani mirar la campiña, ella estaba feliz, cerró sus ojos y empezó a suspirar captando el olor del ambiente, esbozó una pequeña sonrisa, mientras le tocaba el vientre, se veía tan bella, tan deseable, sin pensarlo un segundo más, se acercó, la abrazó y la besó con una necesidad apremiante, ella no se esperaba su muestra de cariño, abrió sus ojos y boca en gesto de sorpresa, oportunidad aprovechada por Liuggi para introducir la lengua en su interior.
Liuggi sintió un sudor frío, recorrerle la espina dorsal al escuchar su pregunta, por un segundo quedó pensativo, buscando la mejor manera de decirle lo sucedido con Diva. Cuando iba a contarle, un leve ronquido salió de los labios de Lis, se había quedado dormida.—¡Diablos Liuggi! ¿Ahora qué harás? —se preguntó, sin poder dejar de sentir preocupación, aunque sintiéndose aliviado, porque tendría un poco más de tiempo, para encontrar la forma de confesarle lo sucedido con Diva.—Acuéstate junto a mí, no quiero quedarme sola, tengo miedo —murmuró la chica entre dormida y despierta.Otra vez en sus sueños lo llamó, se sintió emocionado de por lo menos ser importante para ella, aun cuando solo sea durmiendo. Le besó sus labios, ella respondió con muc
Pasaron los días y volvió a llegar el fin de semana, aunque Liuggi no quería marcharse al final presionado por su madre, no le quedó más alternativa, sino hacerlo, pues ella no quería incomodar a Lisbani, para evitar terminara de decidida a dejarlos, por ello lo obligó a irse a Florencia. Ya tenía tres días allí, en ese momento estaba en la sala de juntas, en una reunión de trabajo, pese al cuerpo estar allí, la mente estaba en Villa Verona, recordando los días vivido con su ángel, estaba seguro de que ella seguía amándolo, porque si no, no iba a responderle a sus besos y caricias de esa manera. Sin embargo, la conciencia, al parecer tenía como nuevo objetivo contradecirlo en todo, le decía: "—No se sabe, porque tú también estabas enamorada de ella durante ocho años e igual le respondías a los besos de otras mujeres. Hasta matrimonio a una le pediste", expresó en tono venenoso. El respondió molesto. —Te encanta pul
A Lisbani no le hizo gracia la actitud del hombre y enseguida lo debatió. —No es cierto, confundiste mis palabras, preguntaste si estaba casada con Lombardi, respondí en forme negativa, luego me interrogaste, si era su novia, también te respondí negativamente y allí fue cuando te dije que solo estaba embarazada de su hijo, nunca de mi boca salió alguna palabra diciendo no tener interés en Liuggi. —¿Entonces si estas interesada en él? —interrogó ansioso. —Ya veo, ha sido un error venir—hizo amago de girarse y dejarla solo, pero él la detuvo, sosteniéndola por el brazo. En ese momento Joao, llegó junto a ellos. —Giacomo, ¡Suéltala! ¿Me imagino no tienes problemas auditivos? Porque en forma clara escuché a Lisbani decirte, no estar interesada en tu propuesta —expresó con firmeza. Los dos hombres se observaron de forma intensa, y Giacom
Lisbani no podía creer, lo hermoso de la criatura frente a sus ojos, mientras escuchaba las palabras de Liuggi.—Hola, Lisbani Angélica, tengo el gusto de presentarte a mi hijo, me lo trajo Nick, viene a hacerte compañía y cuidarte cuando no esté. Se llama Joe. ¿Verdad que es hermoso?Las lágrimas cayeron de sus ojos, no se esperaba semejante sorpresa, tenía sentimientos encontrados. Porque no quería ceder ante Liuggi, pero Joe era tan adorable, ¿Cómo lo supo? ¡Claro! Él leyó el diario y lo sabía todo de ella, por eso tenía ventaja, se lo quitó de los brazos y lo cargó, era la criatura más hermosa que había visto. Joe también se emocionó al verla y acercó la boca a su rostro como buscando succionarlo.—¿Tiene hambre? —preguntó al ver el desespero
Habían pasado una noche maravillosa, sin embargo, las horas fueron transcurriendo, a Liuggi le preocupaba que Lisbani no se hubiera levantado. Se le acercaba, revisaba su respiración, se veía bien, mas no despertaba. Eran las cinco de la tarde y ni siquiera había comido, incluso la intentó despertar, pero ella no respondía, él había despertado al mediodía, daba vueltas en la villa, subía a verla, conversaba con su madre y volvía a subir. Así pasó la tarde en espera de verla despertar, mamma Luisa, también estaba preocupada, y él temía haberse excedido, no podía tranquilizarse pensando lo peor ¿Si le pasaba algo por su impaciencia? La preocupación del hombre era notoria, por eso con toda la vergüenza del mundo, marcó el número del médico de Lisboa, aunque los había referido a uno en Florencia, ellos igual le seguían consultando, al responder el teléfono el médico, lo saludó y le hizo la pregunta. —Doctor Madeiros, ¿
Liuggi cerraba los ojos comprendiendo que Lisbani, le estaba devolviendo las mismas palabras, esas que por tanto tiempo le había repetido, ella estaba herida y no sabía qué hacer para lograr su perdón, tenía miedo del futuro. —Por favor amor —comenzó a decir suplicante—. Perdóname, me equivoqué, fui un estúpido, pero te expliqué, tenía miedo de aceptar mis sentimientos por ti, no obstante, te juro, si me aceptas, jamás volveré a hacer algo para lastimarte, por favor Lisbani—pronunció de rodillas a su lado, mientras ella permanecía recostada en la cama. —No, no quiero perdonarte—señaló con enojo—. Ahora serías tan amable de salir de esta habitación, puedo comer muy bien sola, y ya te utilicé para desahogarme, solo a fines sexuales, Lombardi, un producto para mi deleite. »Y lo lograste, porque ya estoy completamente satisfecha y si vienes a decirme que esta es tu habitación, perfecto me salgo de aquí de tu casa y bus