Laura podía sentir las miradas de lástima y burla que todos dirigían hacia ella. Se las encontraba en todas partes, desde la gente en la oficina hasta sus amigas en el club.
Había pasado una semana desde aquel maldito día, la llamada del hospital, indicándole que David estaba en emergencia debido a un caso de amnesia fuer la peor noticia que pudo llegarle; sin embargo, mientras se dirigía hacia el lugar, pensó que tal vez no era tan malo.
Por el contrario, podía ser una excelente oportunidad que la vida le otorgaba.
En los dos últimos años de su matrimonio las cosas se habían deteriorado, ella sabía que David no la amaba, incluso Laura se vendió a sí misma como lo mejor que podía pasarle a él en su vida, asegurándole que lo llevaría a lograr todos sus sueños y metas. Claro que no era sin costo, él se convirtió
David se miró al espejo mientras se afeitaba, ya empezaba a acostumbrarse a su reflejo, aunque su cabello estaba corto en comparación a cómo lo solía llevar, tenía el mismo tono castaño oscuro, libre de canas que delataran algo de su edad. Exceptuando el hecho de que sus facciones eran un poco más duras, su piel estaba limpia y lozana, y sus ojos, que en ese momento expresaban tristeza y frustración, eran de ese tono ámbar dorado que a Ángela le encantaban.Definitivamente era él. No había entrado a ninguna especie de dimensión desconocida, ni viajado a un futuro distante ni desconocido.Había transcurrido poco más de una semana y no ocurrieron cambios en su memoria; los poco más de seis años anteriores eludían el alcance de sus dedos. Se iba a dormir rogando que con la llegada del sol llegaran también sus recuerdos, pero todo fue in&uacu
Stella no solo era la secretaria de David, también era su amiga. Él no lo recordaba porque al principio su relación era estrictamente laboral. Cuando fue ascendido a supervisor, le permitieron crear su equipo de trabajo, compuesto por cinco miembros, porque la nueva área a su cargo englobaba cuatro departamentos. Entre el grupo estaba ella, escogida por David debido a que admiraba su dedicación y ética laboral.Ese trabajo los llevó a ser más cercanos, ella fue la testigo de cómo surgió todo entre David y su esposa; también era la que mantenía a su jefe al tanto de las cosas que Laura hacía tras bambalinas para tenerlo siempre bajo su control.En ese momento, era una de las contadas personas que sabía la magnitud de la condición de David.Lo que le hacía dudar si debía decirle, o no, sobre lo sucedido, porque en los recuerdos que él reten
El único sonido que ambientaba el comedor era la voz de Noah, el niño hablaba sin parar sobre lo que hizo durante su día. No era como que el aire del lugar estuviese tenso, Laura parecía relajada y sonreía, dejando caer uno que otro comentario esporádico. David centraba toda la atención en su hijo, admirado de la capacidad que tenía para saltar de un tema a otro en cuestión de segundos.―Ahora que ya terminaste de comer ―dijo Laura con voz suave―, puedes ver un rato la televisión, luego te duchas y a dormir, ¿de acuerdo?Noah se calló al momento en que su madre habló, fue una reacción inmediata, se limitó a asentir y se retiró sin decir nada más.Verlo marcharse de ese modo hizo que David se sintiera contrariado, no comprendía el comportamiento de Noah ni el cambio tan radical; durante esos días lo había notado, cómo
Laura había abandonado la lectura de su libro hacía unos diez minutos, pero no dejaba el libro sobre la mesilla; no lograba concentrarse en la trama, debido a que su cerebro procuraba encontrar una solución a todo ese infierno que estaba viviendo.Caminaba sobre la cuerda floja, lo sabía y no había ningún modo de evitarlo; era evidente que su esposo se iba a enterar de los despidos de ese día, por esa razón no solo se enfocó en esas tres arpías que estaban hablando a sus espaldas de manera tan obvia; no obstante, la reacción de David fue descorazonadora.Solo podía aferrarse a su hijo y a la culpa que su esposo sentía ante la idea de abandonarlo, esa era la carta que jugaba para mantener su matrimonio a flote, con la esperanza de que David dejara ir su resentimiento.«Si el imbécil de Patrick no hubiese abierto la boca hace dos años… uurrgh&r
―Ángela…Por un momento temió estar soñando, sus sentidos se adormecieron, el tiempo pareció ralentizarse y el sonido del mundo se apagó. Todo lo demás, alrededor de ambos, dejó de tener forma y colores, solo existía ella, que se alejaba en dirección contraria a él.Aunque no tenía el mismo aspecto que recordaba, la reconoció de inmediato; la mujer que él tenía en su memoria llevaba el cabello corto, justo al borde del cuello; también estaba bastante delgada debido al trote de estudio y trabajo, Angie siempre sonreía, no solo con los labios, sino con los ojos y el semblante, transmitiendo una sensación positiva que te hacía querer quedarte a su lado.La persona que observaba en ese instante había cambiado, desde el largo del cabello hasta la mirada, aún quedaba un remanente de esa energía especial, sin embargo
Ángela miró de reojo a David mientras se marchaba; verlo de nuevo en tan corto tiempo, generó en ella emociones encontradas. Se detestaba a sí misma por ello, aceptaba que no podía odiarlo, sin embargo, tampoco debería quererlo, o nada parecido.«Lo mejor es sentir nada, ni odio, ni amor, ni pena, nada…»Era difícil dejar atrás el pasado, en especial cuando se compartían tantas cosas; sí, al final había sido difícil, pero eso no borraba los años anteriores en los cuales se apoyaron mutuamente.Después de David ella no tuvo pareja, de hecho, el departamento del amor se encontraba clausurado de manera permanente.Sus amigos le decían que exageraba, todos le aseguraban que más pronto que tarde, se enamoraría de nuevo; incluso insistían en que esa oportunidad estaba más cerca de lo que ella podí
David…David…―¡David!Una mano se posó sobre su hombro, sacándolo de su estado aletargado. Se giró a mirar a la persona que le acompañaba, Stella parecía preocupada por él.―Disculpa, estaba distraído ―se excusó, enfocándose de nuevo en la tableta que tenía en las manos.―¿Está todo bien? ―inquirió la secretaria, mirando al chofer, que aparentaba estar enfocado en la carretera. Volvían de la reunión, que terminó extendiéndose más de lo esperado―. Te noto disperso, con dificultad para concentrarte.―Estoy extenuado, nada más ―contestó él, tecleando algo sobre la pantalla―. Aunque pueda entender las cosas tras leerlas y mantenerme a la par de lo que debo hacer por el puesto que tengo, no significa que sea frustrante y agotador el estar alerta por miedo a equivo
Las luces de la estancia brillaban con alegría, aunque tal vez las percibía así porque él se sentía especialmente feliz; estaba alcanzando el pináculo de su carrera justo a los treinta años, lo cual era fantástico en una sociedad tan competitiva como en la que se vivía en la actualidad.Algunos decían que todo se debía a su esposa, sin embargo, esto no lo molestaba debido a que él, mejor que nadie, sabía lo mucho que se esforzó durante esos ocho años de carrera en la empresa de los Miller. Desde el primer día de trabajo se enfocó en ser eficaz, no solo ofreciendo lo mejor de sí para la empresa, sino también, manteniéndose siempre a la vanguardia de todo lo que se relacionaba al nicho de mercado al que se dedicaban.Al principio había sido difícil, vio cómo otros ascendían más rápido mientra