CAPÍTULO 40

El asistente personal de Robin Martin observaba a su jefe con curiosidad, más que con preocupación.

Mientras sus otros colegas y amigos se quejaban de cómo sus superiores siempre retrasaban las tareas y trabajos por asuntos personales, pereza, o cualquier otra excusa, el señor Martin era bastante eficiente. Sus horas extras se debían, usualmente, por cenas de negocios, viajes o eventos especiales; del resto, él entraba a trabajar a las siete y media de la mañana y terminaba a las cinco en punto.

Para él era el trabajo ideal, porque Robin siempre estaba al día, sabía muy bien cómo manejar su tiempo, incluso si tenía problemas.

Siempre pensó que se debía a que su jefe poseía un cerebro privilegiado que le permitía dividir su atención entre varias cosas, y por eso podía enfocarse en su trabajo sin ser negligente con sus otras preocupaciones.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP