ERIC–Tiene un trauma debido a lo sucedido, no hemos podido avanzar mucho en estos días... –la voz de Teresa llega a mis oídos–. Cada vez que intento ir más allá sobre lo sucedido en el departamento cuando Tomas de la llevo entra en crisis de pánico.–Lo sé –murmuro con pesar viendo por la ventana de mi oficina–. ¿Qué podemos hacer?–¿Sobre qué?–El trauma, obviamente si eso le genera las crisis debemos buscar la manera de tratarlo –hablo cerrando los ojos y agudizando los sentidos para escuchar los latidos calmados de mi mujer en el cuarto de al lado–. No digo que sea fácil; ya nos dimos cuenta de que no lo será, pero debemos buscar la mejor manera para que ella pueda contar que es lo que la aflige.–¿Tú has notado algún cambio? –vuelve a preguntar–. ¿Algún cambio en su actuar, su personalidad o sus demostraciones de afecto?Me quedo callado unos segundos pensando en aquello, porque si los hay.Él como se tensa cada vez que la toco.En cómo me mira con culpa en sus ojos.Como su mirad
SOFÍALas manos sobre mi regazo las tengo tensas, jugueteando con mis dedos por los nervios.Han pasado dos días desde la conversación con Eric, en donde prácticamente admití lo que había sucedido con Tomás, pero siendo sincera, esperaba otra reacción por parte de mi lobo.Doy una vista hacia él de reojo viendo como maneja y luego vuelvo mi vista hacia mis manos. Las cuáles deberían estar envolviendo la suya mientras maneja, pero sé que es culpa mía que no tome esa iniciativa de tomar las mías.He estado evitándolo desde que me rescató, tensándome ante cada toque de su cuerpo con el mío, pese a que mi cuerpo me exija tenerlo cerca o rodearme del calor que desprende y que de esa sensación de seguridad que siempre he amado, mi cerebro dice lo contrario; me indica peligro, que la cercanía es mala porque trae consecuencias que nublan los sentidos y todo eso es debido al secuestro.Porque cada vez que Tomás se me acercaba, significaba droga y aquello conllevaba a que mi mente se nublara e
ERICDos semanas después.Escucho como la regadera de la ducha cesa y mis ojos van directamente hacia la puerta entre abierta, agudizando los oídos escuchando todo lo que sucede luego; el correr de la puerta, la toalla secando y su clásico suspiro luego de colocar otra en su cabello.Minutos después sale por la puerta y se detiene cuando me nota sentado en el borde de la cama tal cual como estaba antes de que ella me dejara aquí para ir a ducharse.–¿Qué sucede? –pregunta frunciendo ligeramente el ceño.Hago un leve mohín con la boca y me encojo de hombros.–Nada en especifico, solo…–la veo con atención embelesado por ella–. Quería saber si me quieres acompañar a la academia.–¿La academia? –pregunta caminando hacia el closet.–Sí, debo ir a ver los entrenamientos y ver a los nuevos reclutas.–Bueno, me encantaría –escucho que responde desde dentro–. Además, es mi rol como Luna también verificar que ellos estén bien.Una sonrisa tira de mis labios y Owen ronronea en mi interior. Estas
ERIC4 meses después.Desde lo alto de la ventana observo la plaza de la manada, recorriendo cada rincón de ella verificando que todo esté en orden y todos estén cómodos. Las personas visten de blanco, los árboles tan decorados de ese color también y el sol ya se está comenzando a ocultarse tras las montañas. Toda la manada se encuentra aquí hoy, desde chicos a grandes acompañándonos en un día tan importante como el de hoy.Mi ascenso como Alpha y nombramiento de Luna de Sofía. –¿Estás listo? –la voz de mi padre me sacó de mi mente.–Nací listo –responde Owen en mi mente haciéndome rodar los ojos.–Sí, ¿ella lo está? –pregunto caminando hacia la puerta con él–. Odio esta tradición de no verla hasta el altar. Mi padre suelta una carcajada y palmeó mi hombro.–Sí te casaras por las leyes humanas es lo mismo –caminamos por el pasillo–. Tienes suerte de que esta unión sirve para ambos. –Es un alivio, no podría soportar nuevamente estar lejos de ella 9 horas.El solo pensarlo logra eriz
Eric.Mis piernas arden debido al esfuerzo físico que implica correr sobre la trotadora, la apago una vez termino mi rutina diaria, bajo de ella y alcanzo la botella de agua que está a un lado para beber.–Eric, te necesitan en la oficina – anuncia Matías mi guardaespalda entrando en el pequeño cuarto de gimnasia que tengo en mi edificio.–¿Quién me busca? – pregunto cerrando la botella.–Recursos humanos.Ruedo mis ojos y camino hacia donde él se encuentra.–Bien, enseguida voy.¿ahora que quiere?Salgo de la habitación limpiando mi sudor con una toalla pequeña, pasándola por mi rostro y cuello. Me adentro en mi oficina encontrándome con Antonio, el encargado de recursos humanos sentando frente a mi escritorio.–Antonio ¿a qué debo tu presencia? – pregunto sentándome frente a él.–Eric, lamento interrumpirte en su momento de entrenamiento, pero quería consultarte si este año admitiremos pasantes en la empresa. Me han estado presionando de la Universidad central respecto a si los acep
Eric. Llego el lunes y por ende el día que empiezan los pasantes, no sé en qué momento creí que era buena idea recibirlos, no me gusta tener estudiantes que no saben como funciona todo aquí. Sé que recién inician, que necesitan la experiencia y que nosotros podemos entregarla, pero no soporto a los incompetentes. Ya Antonio dejo los perfiles universitarios de cada uno en mi escritorio, les di una rápida pasada y algunos son bastantes prometedores. Espero no defraudarme. Me fijo en el reloj y me pongo de pie para la introducción, salgo de mi oficina e inmediatamente un delicioso aroma inunda mis fosas nasales alterando mis sentidos, chocolate, vainilla y caramelo. Jamás en mis años de vida había presenciado una esencia tan maravillosa y cautivadora. –¡Mate! ¡Mate! – aúlla de alegría mi lobo Owen. Mi mente queda en blanco por unos segundos, ignoro completamente lo que mi lobo y dice y sigo caminando hacia el grupo de estudiantes donde aquel delicioso aroma se intensifica. Owen luc
Eric.–Buenos días jóvenes – hablo captando la atención de todos los pasantes –. Como saben tenían hasta hoy viernes para entregar sus trabajos, así que los quiero sobre mi escritorio ahora.Varios de ellos se miraron con miedo, ninguno avanzo para entregarlo y ya comenzaban a enojarme. Se supone que son dedicados, esto vale una nota en su universidad ¿y nadie lo hizo? Abro mi boca para comenzar a lanzar insultos, pero me cayo cuando mi hermosa compañera se abre paso entre todos con carpeta en mano.–Es demasiado hermosa – susurra Owen como si alguien más pudiera oírlo –. ¿podemos probarla?–No.–Aquí esta el mío señor Black – habla dejando la carpeta sobre mi escritorio sin mirarme demasiado.–Gracias señorita Parson.Espero que me mire, que me sonría, pe
ERIC–¿Quién es ese sujeto y que hace con nuestra chiquita? – escucho a Owen.–No lo sé – contesto sin ser capaz de apartar la vista de ella.De ese hermoso vestido que logra amoldarse a cada una de sus curvas, en como el tono rosa combina perfectamente con la palidez de su piel, el como sus piernas de ven tonificadas debido a la altura de sus tacones y como su cabello cae por sus hombros.–Vamos acércate.–Dame un momento.Con pocas ganas aparto la vista de mi hermosa chica, para centrarme en María que esta colgada a mi brazo. Antonio conversa con su esposa y entre ellos tres mantienen una conversación de la cual no presto atención.–Iré a la barra – informo hacia el grupo –. ¿Gustan algo?Todos me miran con el ceño levemente fruncido antes de negar.–Hay gente que reparte tr