Noah la miró sin saber si confiar en ella, después de todo no había cumplido con su parte. Entrecerró los ojos y enarcó una ceja mientras la joven le hacía una cara que dejaba claro que cumpliría su promesa.—¿Por qué habría de creerte? —preguntó dubitativo, sin despegar la vista de la pelirroja pero al menos ya estaba dándole su atención—. No has cumplido esta vez y eso que era una cosa sencilla. —Porque tengo palabra, pero eso que pediste no me lo esperaba. —Se sinceró la joven enfermera y le dio una sonrisa amigable—. Pongamos un mes en el que ambos colaboremos, hazme el trabajo fácil y si aun así no te sientes a gusto con mi presencia, te prometo que me iré. Noah la miró, parecía sincera en su declaración, por lo que al final no le quedó de otra que aceptar. —Un mes a partir de hoy —declaró tajante y señalándola con su dedo—. Ni un día más, Jenna.Ella asintió y le dio una sonrisa que le hizo pensar que había un truco dentro del trato y no se equivocaba, Jenna no daba pasos en f
Al ver lo que su jefe intentaba ocular con vehemencia, Jenna supo de inmediato que Noah le estaba dando las respuestas que necesitaba y solo entonces una idea, para nada descabellada, cruzó por su cabeza. Lo vio sentado, rojo y completamente avergonzado; sin embargo, ella no dijo nada, solo continuó con su trabajo, fingiendo que no se había percatado de nada, mientras de cuando en cuando lo veía y sopesaba la posibilidad que pasaba por su cabeza. «Se supone que no le funciona nada de la cintura para abajo». Pensó mientras recordaba que días antes estuvo recogiendo la comida que él le había lanzado al piso en una rabieta.El coraje la inundó de nuevo al encontrarse con que era cerdo como todos los demás y por un instante, pensó que tal vez, le arrojó la comida por algo, para verle por detrás.«Debería enseñarle que lanzar la comida a una mujer no lo hace más hombre y mucho menos si lo hace para morbosearla». Rezó en su mente al mismo tiempo que respiraba para calmarse.—Una lección no
De nuevo, soltó una risilla nerviosa y fingió no darse cuenta antes de levantarse de la cama e ir al mueble por otra de las cremas. Quitó el inexistente polvo del producto y volvió a su posición.«Déjate de tonterías, Jenna, no es el primer pene erecto que ves y tampoco deberías sorprenderte». Se reprendió mentalmente al mismo tiempo que sopesaba su siguiente paso.Sonrió divertida al recordar esas películas porno de bajo presupuesto donde las chicas comenzaban un masaje y terminaban follando con el cliente. No era muy diferente a esto, se dijo. La diferencia es que su cliente estaba paralítico.Se rio de sí misma al pensar tonterías y se reprendió mentalmente porque ni en estos momentos podía ser seria. Ella era una masajista profesional ahora y debía comportarse como tal, aunque a juzgar por el bulto de su paciente, este tenía otros pensamientos nada puros. Se acomodó para seguir con la otra pierna sin dejar de ver que sin duda el cuerpo del hombre respondía a los estímulos y se p
Noah la vio sonreír sin saber por qué, en ese momento, le pareció que Jenna era una verdadera belleza, una diosa. La vio moverse con destreza sabiendo lo que hacía y fingir que no pasaba nada, lo que provocó que por primera vez en mucho tiempo, sintiera una emoción distinta al resentimiento: la gratitud. Por su parte, la enfermera le quitó la almohada y le instó a colocar la toalla encima para cubrirse.A Noah no le quedó de otra más que obedecer en completo silencio y esperó a que ella actuara, quien de inmediato subió sus manos hasta arriba de sus piernas, comenzando el masaje o lo que fuera que estuviera intentando. Era claro que la joven, al instante, pudo notar un poco de la erección a través de la toalla que no cubría hasta abajo, pero él se dijo que era algo que no podía controlar. La enfermera miró a Noah por tercera ocasión y se preguntó ¿de qué otra manera se podía controlar al hombre mejor que no fuera mediante el sexo? Lo cierto fue que no encontró una respuesta certera y
Las expectativas que Jenna tenía en el sexo para con él, eran bajas, muy bajas a decir verdad, pero ella no estaba ahí para pasarla bien sino para fingir que la pasaba bien a cambio de beneficios, como siempre. Se dejó besar mientras las manos de Noah recorrían su cuerpo en caricias tiernas que la verdad fuera dicha, le estaba gustando y mucho. Había algo en el toque que infligía Noah que resultaba adictivo, tanto que se sintió caliente al cabo de solo un par de minutos.Las palmas del hombre acariciaban y apretaban sus senos, su cintura, su trasero e incluso su rostro, como si quisiera obtener algo más que un simple roce de piel. En realidad ella no lo sabía pero Noah buscaba desesperado una forma de obtener una comunión con alguien, no un enlace carnal.Jenna se separó de él para sonreírle y comenzar a dejar besos por su cuello y su pecho. La habitación estaba demasiado iluminada, pero sobre todo, estaba lista para crear un ambiente cálido e íntimo, no solo porque estaban solos sin
Parecía que ella era experta en felaciones y no es que ahora le importara; al contrario, lo agradecía porque sentía que en cualquier momento gritaría por el orgasmo luego de mucho tiempo sin tener uno y de que en ese momento una mujer tan joven y bonita fuera la que le estaba prodigando caricias y toda la atención que no había tenido en mucho tiempo. La vio darse la vuelta, mostrándole el trasero luego de quitarse la última prenda que tenía puesta. En un abrir y cerrar de ojos, ella se había colocado con el trasero frente a su cara y dejaba al descubierto su sexo, justo frente a su cara y, el hombre solo pudo mirar lo que ocurría sin poder contener el respingo que dio su miembro ante el espectáculo.Noah aprovechó la posición de la bella enfermera para acariciar y estimular su jugoso coño mientras veía como ella se abría un poco más invitándolo a continuar. Le acarició su sexo como si no hubiera un mañana y estimuló de tal manera que pronto la tuvo totalmente húmeda, chorreante y ag
Jenna estaba a punto de estallar y más cuando sintió sus dedos estimular su sexo, justo en ese lugar que tanto placer daba a las mujeres. Frotaba su clítoris a tal punto que ella estaba por derrumbarse sobre él. Cuando lo escuchó farfullar una maldición y apretarla contra sí supo que había terminado y ella solo necesitó eso para dejarse caer completamente rendida sobre el pecho de Noah, quien para ese momento seguía apretándola y gruñendo. Fue el orgasmo más intenso que ella había tenido en su vida y el más aterrador si se lo preguntaban. Se separó de él y descansó unos segundos antes de quitarle el preservativo, hacerle un nudo y mandarlo a la papelera. El hombre apenas tenía fuerzas y no podía negar que jamás se había sentido tan complacido como en ese instante y aunque le hubiera gustado tener mucha más libertad en ese momento, lo cierto es que había sido la sesión de sexo más placentera de su vida y no sabía cómo tomarlo. La miró. Jenna estaba completamente sudada y a él le p
—La noche estuvo muy buena —dijo una exultante Barby—. No puedo creer que esta semana nos esté yendo tan bien. Lo merecemos, pero no deja de ser sorprendente. —Yo estoy agotada y lo único que quiero es una cama. —Trix habló desde su lugar, tirada sobre uno de los taburetes—. También me fue muy bien, por cierto. —A mí igual —respondió Harley—. Me duele todo pero ha valido la pena. Creo que voy a dormir todos estos días para recuperar mis fuerzas. Al fin acabó la semana de trabajo.Comenzó a recoger sus cosas antes de mirar a su amiga Jenna, quien seguía ida y ajena a todo.»¿Te pasa algo? —inquirió Harley—. Has estado bastante distraída hoy y muy callada. Eso es inusual. Jenna salió de sus pensamientos y solo atinó a asentir. Se sentía extraña, por alguna razón no dejaba de pensar en lo que había pasado con su paciente y aunque en un principio quiso pensar que se había visto muy poco profesional, lo cierto es que ella no era una enfermera de verdad, era una prostituta disfrazada de