Tres semanas han pasado. Tres semanas de aquella vez en el restaurante. Tres semanas de bromas contantes. El que pensó que por haber tenido esa conversación tan delicada y luego haber pasado un momento tan agradable, iba a hacer que Lian y yo paráramos, está muy equivocado y no nos conoce. Incluso el lo dijo, que durmiera con un ojo abierto y luego se fue con una sonrisa escalofriante. Sin embargo ya no se siente como si se tratara de un enemigo, sino como si fuéramos amigos jugando a hacerse bromas mutuamente.
Incluso más de una vez me encontré a mi misma esperando sus bromas. Sé que suena masoquista, pero no solo lo hacía por el hecho de que eso se significaba que era mi turno de atacar, también por el hecho de ver lo que el idiota mayor tenía preparado para mí y luego ver su sonrisa de victoria. Esto se volvió en una especie de conexión. Algo nuestro. Es raro, pero especial a la vez.
Sin embargo estas bromas no han vuelto a
¡Por fin Navidad!El ambiente navideño se siente en el aire; y no solo porque está haciendo un frio horrible, sino porque la llegada de las vacaciones de invierno tiene a más de uno emocionado, yo incluida. Otra cosa que tiene a todas muy contentos es el Baile de navidad, el cual juntaron con el de bienvenida para recortar gastos.Sin embargo no todo son cosas buenas pues el estrés y preocupación de muchas personas, sobre todo chicas, sobre que usaran y con quien irán, se ha vuelto el tema principal en los pasillos de la preparatoria. Todas andan como depredador buscando su presa. Aunque esta vez yo no me encuentro en ese grupo. No soy muy amante de los bailes escolares el primero en el que asistí el chico que era mi pareja dijo que iba al baño y nunca regreso; el segundo al que fui mi pareja se desmayo de la nada, hasta el sol de hoy desconozco la razón, y los últimos fueron con Stan, mi ex novio, y todos sabemos cómo acabo eso. Así que p
Al trancar la puerta es que me permito sacar toda la emoción que he estado reteniendo desde que Lian dijo lo del baile. Como loca empiezo a saltar y a correr por la casa soltando chillidos de entusiasmo; despertando a mi paso al pobre de Rocky que estaba durmiendo plácidamente en el sofá.¡Lian me acaba de invitar al baile! ¡A mí!Y lo que dijo de ultimo fue tan... ¡esto es mucho par mi pequeño ser!— ¡¿No viste lo que acaba de pasar?! ¡Lian me invito a un baile! —cargo al cachorro y comienzo a dar vueltas con él, sin embargo en vez de estar igual de contento que yo este se retuerce entre gruñidos para que lo baje.Sin perder mi emoción suelto al perro y subo las escaleras corriendo. Necesito decirle esto a alguien, alguien que no gruña o muerda, antes de que me explote. Cuando entro a mi cuarto rápidamente enciendo mi laptop y llamo a Carter, pasan unos minutos, que se m
Mi padre solía decir que las mejores cosas venían cuando menos lo esperábamos, y en algunos casos de quien menos la esperábamos. En ese tiempo no entendia muy bien a qué se refería. Hasta que me sucedió.Y vaya que si fue de alguien inesperado.En mi defensa era casi imposible imaginar que ese chico sarcástico y burlón llamado Lian, que incluso fue por un tiempo mi "enemigo", se terminaría convirtiendo para mí en algo más que un... ¿Enemigo?Si me hubieras dicho eso un tiempo atrás de seguro diría que estás mal de la cabeza y que necesitas medicación.Pero la vida nos ha demostardo que lo mejor siempre llega de último. Y que para que eso llegue a suceder hay que pasar antes por muchas cosas, tanto buenas, como malas. Y en mi caso tuvieron que pasar muchas cosas locas para que
— Listo, esas son todas — Digo para mí misma mientras dejo la última caja en el suelo de mi nueva habitación.Justo en ese momento el sonido de mi teléfono, avisando que alguien llama, llena el silencio del cuarto; haciendo que me sobresalté un poco.Reviso la pantalla de este, al ver el nombre de quien llama, una sonrisa involuntaria aparece en mis labios. Me recuesto en el colchón de mi cama, el cual está sin sabanas, para contestar el teléfono. Apenas lo hago, esa voz animada y tan conocida inunda mis oídos.— ¿Cómo va todo, sis?— Pregunta mi mejor amigo al otro lado del teléfono.Carter y yo nos conocimos cuando teníamos 11 años de edad. El vive en el mismo edificio en el que yo vivía. El día en que mi mama y yo nos mudamos, mientras desempacábamos nuestra
— ¿y bueno...? — sí, ese es Lian esperando a que diga algo. — yo... he bueno yo... ya sabes estaba...— y si, esa soy yo y mi patético intento de responder a su pregunta. Pero es que es muy difícil poder decir algo coherente cuando tu cabeza está hecha un lío. Sucede que las personitas que allí habitan son un desastre en este momento. Unas corren como locas. Otras están paralizadas. Las más razonables tratan de recordar que hacía yo ahí. Unas gritan ¡¡CORRE, PERRA, CORRE!! Eso es precisamente lo que quiero hacer, pero él está justo en la puerta, así que no sería posible. Y otras, las hormonales, solo disfrutan de la vista. Y no las culpo, porque de verdad que es una muy buena vista. De hecho si nos encontráramos en una situación diferente de seguro yo estaría como ellas. Lian ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi. Eso fue hace dos años, en una de las pocas veces que mama y yo pudimos venir para navidad. Pero en ese tiempo el tenía uno
Justo a las 7:15 AM la alarma del teléfono suena, despertándome de mi maravilloso sueño ¿porque es que siempre nos despiertan en las mejores partes de nuestros sueños? no es justo. Después de quedarme como media hora viendo a la nada, pensando en quien sabe que, me levanto para ir al baño, me cepillo los dientes y me ducho con agua caliente. Al salir me visto me pongo unos jeans negros, unos tenis y una sudadera. El otoño está comenzando y el frio es horrible, no me quiero ni imaginar cómo será en invierno. Luego me peino con una simple coleta alta, me coloco mi mochila y salgo de la habitación. No me voy a molestar en ponerme maquillaje, me da flojera. Cuando bajo, la casa está llena del increíble olor de huevos con tocino y pan tostado. Ese desayuno siempre lo prepara mama cuando es mi primer día de clases, o mi cumple años, o cualquier fecha importante. Se debe a que es nuestro favorito. Y se convirtió como en una tradición. &
Como no me queda de otra me encamino hacia las puertas dobles de entrada. Al menos elidiota mayorno mintió, porque en la primera puerta a la izquierda hay un cartel de madera donde se puede leer"Dirección" Toco la puerta y un suave pase se escucha del otro lado. Al entrara me recibe lo que parece una pequeña sala de espera, con varias puertas y en el centro hay un escrito con un cartelito que dice "secretaria" y una señora de lentes sentada detrás de él escribiendo unas cosas un una computadora. Al acercarme ella me dice que va a buscar mis cosas y que espere un momento. Después de que la secretaria desapareciera, detrás de unas de las puertas, voy a sentarme en una de las sillas de la esquina que la señora me señalo. Me siento al lado de una chica con cabello corto y negro, más o menos de mí edad, la cual no me había percatado de que estaba allí. Ella me regala una sonrisa de boca cerrada y yo se la devuelvo.
Cuando finalmente llego a la casa, el delicioso calor que hay en su interior me recibe; calentando mi fría piel y congelados huesos. No recordaba que este lugar fuese tanto frío. Todavía sigue siendo un poco extraño entrar en esta casa, se siente como si estuviera en la casa de alguien más. Pero solo tengo que darle tiempo hasta terminar convirtiéndolo en mi hogar. Aun cuando esto sea un poco difícil para mí. Mi padre un día me dijo que un hogar no es una casa o un lugar en especifico; un hogar son todas aquellas personas que llevamos en nuestro corazón. Pero desde que el falleció siento como si mi hogar estuviera incompleto, no importa con quien, o donde me encuentre siempre hay un vacío. Pero estoy dispuesta a trabajar en ello. ¿Cómo? No lo sé, pero lo intentare. Mama no se encuentra en casa, esa es una de las desventajas de su nuevo empleo; ella debe pasar más tiempo ahí, y llega a eso de las 7 u 8 de la tarde. Esa noticia me desanimo mucho, ya que desde q