Justo a las 7:15 AM la alarma del teléfono suena, despertándome de mi maravilloso sueño ¿porque es que siempre nos despiertan en las mejores partes de nuestros sueños? no es justo.
Después de quedarme como media hora viendo a la nada, pensando en quien sabe que, me levanto para ir al baño, me cepillo los dientes y me ducho con agua caliente. Al salir me visto me pongo unos jeans negros, unos tenis y una sudadera. El otoño está comenzando y el frio es horrible, no me quiero ni imaginar cómo será en invierno. Luego me peino con una simple coleta alta, me coloco mi mochila y salgo de la habitación. No me voy a molestar en ponerme maquillaje, me da flojera.
Cuando bajo, la casa está llena del increíble olor de huevos con tocino y pan tostado. Ese desayuno siempre lo prepara mama cuando es mi primer día de clases, o mi cumple años, o cualquier fecha importante. Se debe a que es nuestro favorito. Y se convirtió como en una tradición.
—Buenos días, mami —saludo al sentarme en una de las sillas de la isla de la cocina.
—Buenos días, cielo —responde ella mientras me sirve la exquisita comida y un vaso con jugo de naranja— ¿tienes todo listo para la Escuela? ¿No se te queda nada?
Ella me da una mirada recelosa mientras se sienta frente a mí con su plato de comida y también empieza a comer.
—No, lo tengo todo —confirmo metiéndome un bocado de tocino a la boca, esta riquísimo.
— ¿Segura que lo tienes todo?
—Mama lo tengo todo —repito con expresión cansada.
—Está bien. Está bien. Es solo que se cómo eres —me regala una mirada divertida.
Entiendo la preocupación de mi mama, en serio. Creo que aprendes a ser más precavida cuando tu hija se lleva al colegio la mochila sin nada adentro. Si, ni siquiera yo entiendo como paso. Pero esta vez sí tengo todo
Al terminar su desayuno mama se levanta y deja su plato en el fregador. Luego coge su bolso y se me acerca para darme un abrazo junto con un beso en la cabeza mientras habla:
—Buena suerte hoy. Te quiero mucho —cuando se separa de mi añade— ¿Por favor puedes ayudarme a lavar los platos? Es que voy tarde al trabajo.
Yo solo asiento con la cabeza porque tengo la boca llena de comida. Ella empieza a irse. Pero cuando estaba por salir por la puerta de la cocina se detiene.
—Me le das saludos a Lian. Adiós —me pide y luego se va como si nada.
Y en ese momento se me cae el mundo entero a los pies.
¿Cómo se me podía haber olvidado que el idiota me pasaría buscando? ¿Qué tengo en la cabeza? Bueno en mi defensa levantarme temprano no es lo mío y mi cabeza siempre amanece loca.
No es que Lian me asuste o algo por el estilo. Pero imaginarme en el mismo espacio con él me da un poco de ansiedad, por muchas razones. La primera: por lo que paso ayer y lo raro que será verlo a la cara. Segundo: por esa incomoda y sofocante tensión que había en su cuarto. Y última pero no menos importante: porque a fin de cuentas es un chico. Y muy guapo no está de más mencionar.
Después de terminar mí desayuno, el cual se había visto arruinado, lavo los platos como mamá me había pedido. al terminar me voy a la sala a esperar a que Lian llegue. No pasa mucho rato cuando se escucha la bocina de un auto afuera. Y los nervios me atacan.
Bueno Abby actúa como si nada hubiera pasado —razona una voz en mi cabeza— Con un poco de suerte el tampoco tocara el tema de ayer.
Me gustaría creer esas últimas palabras. Pero eso pensé ayer y miren lo que paso. Quede payasa.
Doy una profunda respiración para calmarme y me dirijo hacia la puerta. Cuando salgo de casa el frio aire me golpea en la cara, causando que me dé un pequeño escalofrió. Frente a esta hay estacionada una muy bonita camioneta plateada.
Así que comienzo a caminar hacia ella. A pesar del frio las manos me sudan un poco, y también tengo la respiración un tanto agitada. Cuando por fin llego al vehículo. Abro la puerta del copiloto y me siento.
Apenas entro un maravilloso olor a colonia de hombre me invade la nariz. Y no puedo evitar aspirarlo, que puedo decir la colonia de hombre es una de mis debilidades. Pero entonces recuerdo que esa es la colonia del idiota y paro de hacerlo.
—Hola —le regaló una sonrisa de boca cerrada mientras me acomodo en el asiento y me pongo el cinturón.
—Hola, loca —Lian me devuelve el saludo al igual que arranca el auto. Luego de darme una mira con una sonrisa divertida, agrega— ¿en serio piensas ir así a la escuela?
—Si ¿por qué? —pregunto confundida. El me da una mirada extraña y luego vuelve su atención a la vía. Y entonces es que caigo en cuenta de lo que quería dar a entender con su comentario— un momento ¿me estás diciendo que me veo mal?
Mi pregunta hace que Lian suelte una gran carcajada mientras niega con la cabeza, el de verdad que disfruta a costa mía, Para luego decir entre risas:
—Tú en serio que eres lenta.
—No soy lenta —explico a la defensiva— es solo que no me gusta levantarme temprano. Todavía estoy un poco dormida.
Después agrego con tono molesto:
—Además no inventes cosas. No estoy fea.
El me regala una mirada de arriba abajo con diversión, y sin soltar palabra vuelve a posar la vista al frente.
No sé como espera el que me vista. Esta haciendo frio. No me puedo andar vistiendo con vestidos, shorts o ese tipo de cosas. No es que no me gusten, es que no es práctico en este momento.
Seguimos el camino en silencio. Aunque no es uno incomodo, es solo eso... silencio. Pero acabo con él, al soltar una pregunta que me ha rondado por la cabeza varias veces.
—Así que ¿te gusta la fotografía?
—No —contesta el, así a secas.
—No mientas. Vi las fotos en tu cuarto.
—Entonces si te sabes la respuesta ¿para qué preguntas? —bromea.
—Idiota —murmuro.
—Ya me lo han dicho antes —señala con un pequeño encogimiento de hombros.
Se hace un silencio un tanto tenso y esta vez es Lian quien acaba con él.
—Sí, me gusta la fotografía.
Eso me sorprende mucho. Tanto que no puedo frenar el impulso de voltear mi cara como la niña del exorcista para verlo mejor. Este no tiene ninguna expresión, que yo pueda descifrar, en su rostro. Nada de burla o diversión. Solo tranquilidad. Ni siquiera me devuelve la mirada solo mantiene la vista en la vía.
Es una de las pocas veces, desde que volví, que lo veo hacer un comentario sin burla. Y como él está siendo sincero. Yo también lo voy a hacer.
—Pues, eres bueno —observo después de un rato.
—Lo sé —dice el con arrogancia.
Y ahí se fue el momento. ¿Que esperaba? al final y al cabo es Lian. Pero al menos fue bueno mientras duro.
El recorrido para ir a la escuela es corto. Eso es lo bueno de vivir en un lugar pequeño, todo está cerca. Cuando llegamos Lian aparca la camioneta en el estacionamiento y sin decir una palabra se baja y yo lo imito.
Bueno al menos el no menciono nada de ayer. Y el viaje no fue incomodo o hubo esa tensión rara. Eso es bueno.
Lian comienza a caminar como si nada, dejándome atrás. Para poder alcanzarlo tengo que acelerar el paso, que casi parece que estoy trotando. Ese es el problema de ser baja. Cuando una persona alta da un paso son como tres tuyos. Que desgracia.
Mientras pasamos por el estacionamiento y el área del jardín, varias personas que están allí reunidas hablando o saliendo de sus autos, al ver a Lian le regalan sonrisas y saludos.
También le preguntan cosas como: ¿Como estas Lian? o ¿qué tal el verano? Y él responde y devuelve los saludos con mucha normalidad y tranquilidad. Pero sé, por lo forma confiada con la que camina y la sonrisa arrogante en su rostro, que esto le encanta.
Y a mí, bueno, la gente me ve como si en vez de estar caminando normal, me estuviera arrastrando por el suelo y escupiendo espuma. No disimulan ni un poco.
Pero no les prestó mucha tención, estoy más concentrada viendo el lugar. La escuela es bastante grande, consta de dos pisos con grandes ventanas que me imagino son de los salones. Está hecha de ladrillos que le dan un toque antiguo pero encantador. Y el jardín con su pasto verde lleno de hojas rojizas y amarillas, que se han caído de los arboles por la estación, hacen del lugar una imagen digna de fotografiar.
La escuela es verdaderamente muy bonita. Mi antigua escuela solo era una pequeña estructura de una planta entre dos edificios. Otra de las ventajas de los suburbios.
Estoy tan impresionada con las cosas a mí alrededor, que no noto que Lian se ha detenido, hasta que choco con su espalda. El se da la vuelta para quedar frente a mí y comienza a hablar.
—Bueno esta es la escuela —explica señalando el edificio detrás de él— en la primera puerta a la izquierda está la dirección. Ahí te darán tu horario y esas cosas.
—Espera un momento —su comentario me confunde— ¿no me vas a acompañar?
— ¿Qué tienes 6 años? —Suelta con su típica sonrisa burlona— puedes buscar tu misma tu salón.
—Sí, pero...—comienzo a decir. Pero justo en ese momento otra persona sale de la nada y le salta a Lian encima, como un gato salvaje, para y luego empiezan a forcejear los dos.
Al principio me asusto un poco, creía que lo estaban atacando. Pero al ver que los dos se están riendo y que lo que se hacen no parece lastimarlos, me calmo y solo puedo quedarme viendo la extraña escena. Después de terminar de comportarse como un par de cavernícolas. El extraño y Lian se separan para darse uno de eso abrazos de hombres con palmadas en la espalda.
— ¡Ay hermano te extrañe mucho! —expresa el chico moreno al separarse del idiota. Ahora que lo veo bien me parece conocido, aunque no sé de dónde exactamente.
—Igual yo —habla Lian un poco agitado por la falsa pelea— ¿qué tal todo en Europa?
—Está bien —menciona el otro con un encogimiento de hombros. Después guiña un ojo y añade con una sonrisa picara— pero mejor están las chicas.
Ellos siguen hablando sobre Europa y su población femenina. Y yo solo estoy ahí parada como un mal tercio. La verdad es que no se qué hacer. No sé si irme o interrumpir la conversación y continuar con mi discusión con Lian.
Cuando veo a mí alrededor hay varias personas que se les quedan viendo con cierta fascinación. Y a mí me ven igual de raro que en el estacionamiento. Esto me está empezando a molestar ¿es que en esta escuela no llega nunca nadie nuevo, o qué? ¿No tienen nada mejor que hacer que andar chismoseando?
Pero entonces el amigo del idiota parece notar que hay alguien más ahí, porque deja de hablar con su amigo y me da una mirada curiosa que se transforma en una seductora. Este me tiende la mano, y aunque la mirada que me regala me pone un poco nerviosa, le correspondo el gesto. Pero en vez de dar una simple sacudida con las manos, él se acerca la mía a la boca y deja un pequeño beso en mis nudillos sin despegar su mirada de mí.
—Hola, soy Ben —se presenta al tiempo que deja mi mano libre— y ¿tú eres?
Pero antes de que pueda responder Lian interrumpe.
—Ella es la loca —responde Lian con burla.
Aunque las burlas de Lian son un poco molestas, llegue a la conclusión de que si quería que nuestra convivencia fuese lo más civilizada posible, y no termináramos matándonos, debería acostumbrarme a estas. No será tan difícil solo debo ignorarlas.
—Me llamo Abby —hago caso omiso a lo que Lian dijo.
— ¡No puede ser! ¡Abby! Tanto tiempo —Ben nota mi desconcierto por que agrega con un dejo decepción en su voz— ¿no te acuerdas de mí, cierto?
Y es entonces que el recuerdo llega a mi mente. Por eso era que me parecía familiar. El es uno de los amigos de Lian con los que yo solía compartir más. Pero en ese tiempo el era un niño gordito, bajito y tierno. A diferencia de ahora que es un poco más alto que Lian, con un cuerpo de atleta y una cara atractiva. ¿Pero que les paso a estos chicos?
Mejor pregunta ¿pero qué paso conmigo?
— ¡Cierto, Ben! por Dios no te reconocí. Es que cambiaste mucho.
—Bueno tu tampoco te quedaste atrás —observa dándome esa mirada que le haría un hijo a cualquiera. Eso hace que mis mejillas se sonrojen más de lo que ya estaban por el frio.
—Bueno ya se saludaron —habla por fin Lian haciendo que Ben y yo pongamos nuestra atención en el —ahora tu y yo —señala a su amigo— tenemos cosas que hacer. Vamos.
Ben asiente con la cabeza como si acabara de recordar algo y pone una cara maliciosa. Pero antes de seguir a su amigo me dice:
—Fue un placer verte de nuevo. Espero que nos veamos más seguido —me regala un guiño junto con una sonrisa baja bragas, y finalmente se va con el castaño.
Quien se despide de mí con un simple movimiento de su mano antes de darse la vuelta e irse.
Qué cosa más extraña, algo están planeando y juzgando por la expresión de los dos, no será bueno.
Pero hay cosas más importantes en las que pensar que lo que sea que ese par vaya a hacer. Como por ejemplo: que Lian me dejo sola. No sé si cree que soy adivina o que. ¿Cómo demonios voy a encontrar mi salón yo solita?
Este chico en serio es un idiota.
Y ya sé que lo he dicho ya varias veces, pero es que lo es. De hecho de todos los idiotas del mundo, él es el mayor.
¡Eso es, el idiota mayor! Si él me puede decir loca, entonces yo también le pondré un apodo.
Como no me queda de otra me encamino hacia las puertas dobles de entrada. Al menos elidiota mayorno mintió, porque en la primera puerta a la izquierda hay un cartel de madera donde se puede leer"Dirección" Toco la puerta y un suave pase se escucha del otro lado. Al entrara me recibe lo que parece una pequeña sala de espera, con varias puertas y en el centro hay un escrito con un cartelito que dice "secretaria" y una señora de lentes sentada detrás de él escribiendo unas cosas un una computadora. Al acercarme ella me dice que va a buscar mis cosas y que espere un momento. Después de que la secretaria desapareciera, detrás de unas de las puertas, voy a sentarme en una de las sillas de la esquina que la señora me señalo. Me siento al lado de una chica con cabello corto y negro, más o menos de mí edad, la cual no me había percatado de que estaba allí. Ella me regala una sonrisa de boca cerrada y yo se la devuelvo.
Cuando finalmente llego a la casa, el delicioso calor que hay en su interior me recibe; calentando mi fría piel y congelados huesos. No recordaba que este lugar fuese tanto frío. Todavía sigue siendo un poco extraño entrar en esta casa, se siente como si estuviera en la casa de alguien más. Pero solo tengo que darle tiempo hasta terminar convirtiéndolo en mi hogar. Aun cuando esto sea un poco difícil para mí. Mi padre un día me dijo que un hogar no es una casa o un lugar en especifico; un hogar son todas aquellas personas que llevamos en nuestro corazón. Pero desde que el falleció siento como si mi hogar estuviera incompleto, no importa con quien, o donde me encuentre siempre hay un vacío. Pero estoy dispuesta a trabajar en ello. ¿Cómo? No lo sé, pero lo intentare. Mama no se encuentra en casa, esa es una de las desventajas de su nuevo empleo; ella debe pasar más tiempo ahí, y llega a eso de las 7 u 8 de la tarde. Esa noticia me desanimo mucho, ya que desde q
Como a las 8 de la noche estoy leyendo un libro que Carter me recomendó, aunque este no me termina de convencer. Y no porque sea malo, sino porque esa relación toxica y dramática que tienen los personajes me estresa, a mi me gustan más los romances tranquilos. Este estilo de libros van más con Carter, porque el drama y el parecen un mismo ser. Y no pasa mucho tiempo cuando escucho el auto de mama estacionarse afuera. No sé si soy solo yo, o a otros les pasa igual, pero siento como si los carros tuviesen sonidos particulares. Puedo diferenciar el carro de mi madre del de otros. Tal vez si estoy más loca de lo que pensaba. Bajo las escaleras contenta porque ya no estoy sola en la casa y espero en el último escalón a que ella entre. Un rato después la puerta se abre y la figura de mi señora madre pasa por esta, pero se le hace un poco complicado por las bolsas y la caja cuadrada que lleva en los brazos. — Hola, mi amor —saluda mama con cariño. —H
—Pareces una bruja —le digo a mi reflejo en el espejo del baño.Esta mañana desperté con una cara de muerta horrible, tengo unas ojeras iguales a las de Emily del cadáver de la novia. Así que después de cepillar mis dientes y ducharme, decido ponerme un poco de maquillaje para tapar estas ojeras tercermundistas.Cuando salgo del baño me visto y recojo mi mochila para bajar a desayunar, pero mi teléfono suena avisándome que he recibido un mensaje, y para mi sorpresa es de la última persona en este mundo de la que esperaría que me mandara uno.Si, Lian.El idiota mayor:Oye loca. Mi mama está molesta porque no te di el recorrido, y a parte también por lo de la detención. Así que como castigo ahora tengo que llevarte y traerte de la escuela hasta que consigas la manera de ir tu sola. Te mando un mensaje cuando e
— ¿en serio te agrada ese neandertal?—sí, bueno no me ha hecho algo como para no hacerlo —respondo con indiferencia.—Todavía —murmura Clara.Apenas salimos a el receso no pude contenerme mas y termine soltándole un montón de preguntas a Clara respecto a lo sucedido hace rato en el salón; pero ella no parece muy dispuesta a responderlas. Ahora nos encontramos devolviendo nuestras bandejas de comida y salimos de la cafetería.—a ver ¿Qué te ha hecho para que te caiga tan mal? —interrogo.—no se trata de lo que me ha hecho a mí, sino a la gran mayoría de las chicas de esta escuela —cuenta— es un perro, no ha soltado a una cuando ya está detrás de otra.—Pues yo creo que le gustas —canturreo.Ella suelta un sonoro "ja" y luego niega con la cabeza.—si, como la otr
Hoy en la mañana me desperté, no solo con unas ojeras terribles, sino también con un enorme grano en la frente. ¿No se los había dicho ya? Cuando tengo un poco de buena suerte, la mala no tarda en llegar. Después de ducharme y ponerme un poco de maquillaje, para disimular mis ojeras y la espinilla, a la cual me tome la libertad de llamar Roberta, cogí mi mochila y mi guitarra, y baje a desayunar.Hoy voy a presentarme en las audiciones para la clase de música, solo espero que mi magnifica fortuna-nótese el sarcasmo- no se haga presente.Después de desayunar con mama, ella se va para su trabajo y yo me quedo esperandoal idiota mayor... y también orando para que el no pregunte nada de ayer. Pero conociendo mi suerte y como le encanta a esta hacerme sufrir, me invento una historia para justificar mi actitud; porque mujer precavida vale por dos. Espero que Lian se la trague.
POV LianEl frio aire de otoño me golpea en la cara cuando salgo del instituto y me dirijo hacia mi auto. En el estacionamiento paso al lado de unos chicos que me sonríen y regalan saludos, pero yo no sé los devuelvo, estoy muy sumido en mis pensamientos como para hacerlo. Al llegar a mi camioneta me subo, tranco la puerta de un portazo y me dejo caer en el asiento soltando un fuerte suspiro de irritación y molestia.No sé qué fue lo que sucedió allá adentro exactamente, actué sin pensar y me deje guiar por mis emociones; solo sé que me sorprendió, y por alguna extraña razón me molesto, el hecho de que Abby y Ben estuvieran hablando con tanta confianza como si fueran amigos de toda la vida, y de como ella se veía tan cómoda. También por que cuando ella y yo hablamos solo tenemos conversaciones superficiales en las que yo termino burlán
¿Es posible que se te pierdan las cosas aun en tu propia casa?Porque la verdad es que no me explico cómo se me puede haber perdido el otro par de mis zapatos cuando había dejado los dos la noche anterior al lado de la cómoda y ahora solo hay uno de ellos. De pequeña solían perdérseme las cosas muy a menudo y mama bromeaba diciendo que probablemente a estas le salían patitas y se iban corriendo; y a pesar de que solo era jugando, para mí era la única conclusión a la que había llegado para explicar la desaparición de mis cosas sin motivo alguno.Ya han pasado dos semanas desde que nos mudamos— si, sigo viva —y a pesar de que al principio no estaba muy contenta con eso, me he dado cuenta que no fue una mala idea; después de todo las cosas han estado muy bien. Sin contar que el trió de víboras sigue rondando por ahí; pero no han vuelto a hablarme desde la vez del baño, solo se limitan a enviarme sus amenazas por notas durante las clases. Y a mí, por ot