Dragos había viajado con Dorian en silencio, el punto de encuentro con los cazadores era en Budapest ya los cazadores habían llegado hasta allí en sus averiguaciones por los sobrenaturales; ya que los vampiros al pasar de los siglos habían sido bastante indiscretos y encontraron muchas historias que se han convertido en leyendas. Dragos se sorprendía de su propio autocontrol, porque ver a Sophia en brazos de Dorian había despertado en él deseos asesinos tan grande como jamás había sentido en su vida, ahora iba con el Alfa para hacer el bien por los sobrenaturales, poniendo de su parte y trabajando por el bien de todos. — ¿Ya encontraste a tu vampira? —Indagó Dorian. — ¿Por qué? ¿Tienes curiosidad de conocerla? —Dragos sonrió irónico mostrando una máscara de indiferencia. Dorian arrugó la cara con asco. —Las cosas están mejores como están, enamorarme de una vampira es algo que encuentro bastante repulsivo. Dragos miró al cielo, sin duda tendría que ser recompensado
—No sé porque no podemos matarla —espetó Sophia con los dientes apretados. Xiomara sonrió mirándola con odio, estaba sentada debajo de un árbol atada e indefensa. Sophia estaba con Zack y Agata esperando que Dragos y Dorian fueran al lugar acordado con los cazadores humanos y solucionaran el inconveniente antes de regresar y colaborar con la búsqueda de la pequeña Rubí. —Si Xiomara muere, los vampiros escaparán con la niña, solo por eso debemos esperar —acotó Agata—, pero sus horas están contadas. —Pero ella jamás nos dirá dónde está la niña —susurró Sophia. —Dragos podrá verlo a través de su sangre cuando ella esté debilitada —le informó Zack. Sophia cerró los ojos para calmarse, porque imaginar a Dragos bebiendo sangre de Xiomara le da repulsión y rabia, aunque no debería importarle. —Igual en Transilvania la búsqueda no ha cesado, y los lobos están colaborando también, incluso Kiara ha hecho un buscador para la niña, no tardarán en encontrarla. — ¿Por qué
Cuando Dragos regresó con Agata y Zack estos estaban celebrando, riendo y contentos. —Encontraron a la niña —exclamó Zack—, mi hermana encontró el escondite, la niña está a salvo y los vampiros apresados, Davina dictaminó que se hará un juicio y el pueblo decidirá el castigo de los ofensores. Dragos soltó el aire que retenía y pasó sus manos por la cabeza, miró a Xiomara amarrada, ella no se atrevía a mirarlo. —Qué razón tenías cuando dijiste que no sería fácil si regresaba —exclamó Dragos mirando al cielo, la luna brillaba y allí sabía que estaban su padre y Nora mirándolo y sintiendo pena por él. — ¿Estás bien, Dragos? Preguntó Zack. —Estoy bien, y Rubí está bien que es lo importante. — ¿Dónde están Sophia y Dorian? —Preguntó Agata. —Ellos están bien —contestó Dragos. Sophia y Dorian regresaron a Alaska en el momento que Kiara y su esposo también habían regresado y como era con magia tenían detalles de lo que había ocurrido mientras que Sophia y Dorian viaja
A Sophia y a Dorian los recibieron en la manada Lucero con risas y buena disposición, Jared era un Alfa que heredó la manada cuando no estaba preparado, apenas acababa de recibir su primera transformación y aunque su padre era conocido como el más noble de los Alfas, y la voz de la razón, su hijo era más bien la voz del desorden. —Desgraciado, Sophia terminó siendo tu mate —Jared rio a todo pulmón y Dorian se puso muy rojo y agrandaba los ojos a su amigo para que callara. —Ven que urge la academia de Alfas, si ustedes supieran comunicarse por telepatía entre Alfas de distintas manadas, Dorian podría advertirle a Jared que no delatara que yo lo volvía loco y no sabía cómo deshacerse de mí. Todos los lobos callaron incómodos. —Sophia, no te pongas así, solo es una broma —musitó Jared—, aunque realmente eras intensa en tu sillita de ruedas maldiciendo al mundo entero. —Sigo siendo intensa, y mejor no te metas conmigo que la cicuta se convirtió en mi veneno —espetó
El Alfa Jared y sus hombres llegaron a Alaska con Sophia y Dorian, Thalia la madre de Sophia y Emma la Beta de Briana ya tenían casi todo listo para la boda. Apenas llegó Sophia la agarraron del brazo y la apartaron del novio arguyendo que debían verse de nuevo frente a los Alfas Supremos que los casarían por las leyes de su especie. A Sophia la llevaron a su habitación y estaba allí Rhiannon cosiendo canutillos y brillantes a un espectacular vestido blanco. —Rhian, viniste —Sophia se echó a llorar y la abrazó. —Claro que vine, ¿cómo se te ocurre que me perdería la boda de mi mejor amiga? —Es que creí que Gerald… —Él no vino —musitó Rhiannon y Sophia lloró más, Mystique estaba igual de triste y por completo acoplada con Sophia, ambas vueltas un lío. —Es lo mejor, pero lo extrañaremos Mystique y yo. —Él te manda los mejores deseos, Sophi, pero la cosa es que como todo está tan tenso con el Alfa de la Manada Lucero, mi hermano Kevin prefirió tener
Sophia parpadeó y ya no estaba en su habitación, sintió la brisa en su cara y la hermosa vista nevada. —Esto es Transilvania —Sophia puso las manos en su boca y de repente estaba muy nerviosa—, ¿cómo llegué aquí? Mystique le respondió: «La diosa nos trajo; comprendí que antes la culpa no me dejaba verlo, pensé que mi error comenzó en aconsejar a Nora venir con Costel, que eso causó su muerte y sufrimiento de Nora, temía equivocarme contigo, pero ahora entiendo porque volví en ti, Sophia, yo le debo esto a Dragos» Sophia no estaba tan segura y le contestó en su fuero interno. « ¿Y si Dragos me rechaza?, nosotros nos despedimos, ahora estoy aquí vestida de novia para casarme con otro» — ¡Sophia! —Ella volteó al escuchar la voz que la llamó y quiere desaparecer, ahora le parece que realmente es mala idea, pero sin embargo, Dragos está lejos de criticar su presencia, se la devora con la mirada—. Estás bellísima. Sophia se mira el enorme vestido. —Soy una desvergo
Horas más tarde Dragos y Gerald recibían a la manada suprema en las puertas del reino. — ¿Sophia está bien? —Preguntó Briana. —Está en el castillo —respondió Dragos serio. —Estoy de acuerdo que esté contigo —le aclaró Briana—, o mejor dicho, que esté de acuerdo está por verse, pero no vengo a pelear contra ti, la diosa le informó a Kiara que la ayudó a llegar aquí. —El problema es que aunque Dorian no quiere una guerra y solo viene por su mujer, el Alfa de la manada Lucero si desea sublevarse desde hace rato —informó Kevin. —Sophia no se irá con él, no sin que antes me mate, y si lo hace la guerra se desatará igual —dictaminó Dragos. —Más aún si el Alfa Jared viene a matarme —anunció Gerald. — ¿Qué tiene contra ti el otro Alfa? —le preguntó Dragos a Gerald. —Un lobo abominable mató a su padre, justo después de decir que yo era quien los lideraba para derrocar a August. —¿No era cierto? —Preguntó Dragos. — ¡Claro que no! —gritó Gerald exasperado. —Solo
—Dorian por favor resiste —le pidió Sophia llorando, el licántropo seguía vomitando sangre—. Debo llevarte con los hechiceros, ellos podrán ayudarte. Sophia trató de moverlo, pero de nuevo el puñal se movió dentro de su pecho. —Esa desgraciada hechicera ¿cuántas vidas más desgraciará? —Ya ninguna, le arranqué la cabeza —murmuró Dorian. — ¿Por qué te atravesaste?, la tenía dominada. —Mi instinto era proteger a mi mujer. Eso hizo llorar más a Sophia. —Perdón Dorian, soy yo la culpable de tu muerte. —No te preocupes, ya me había llegado la hora antes y me salvaste para darme un poco de la felicidad siendo mía. —Yo no me canso de hacer las cosas mal, de lastimar a otros. —No es mi caso, tú eras mía y no supe verlo, cuando me di cuenta, ya era tarde, ahora al menos no pasaré por el dolor que me rechaces. —Lo dices como si no te doliera tu herida. —Debo verme muy macho, morir como un Alfa. Ay Dorian —se lamentó Sophia abrazándolo. —No estás hipnotiz