Capítulo 58
Probablemente estuve bajo el agua fría durante media hora, sin apresurarme a secar mi cabello. Alrededor de las siete u ocho de la noche, empecé a sentirme mareada y con la cabeza pesada. Cuando Hugo me hablaba, ya estaba un poco aturdida.

Hugo extendió la mano para tocar mi frente y su rostro se ensombreció.

—Sofía, ¿tienes fiebre?

Mi cabeza dolía mucho, y mi cuerpo estaba ardiendo de fiebre. Hugo me llevó de inmediato al hospital. Tras varias pruebas, el diagnóstico fue claro: una fiebre alta cercana a los cuarenta grados, así que el médico recomendó pasar la noche en observación.

Me sentía tan mareada que me quedé dormida rápidamente. Más tarde, en medio de la noche, me desperté con la boca seca debido a la fiebre. Al abrir los ojos, noté que la habitación estaba en penumbra, con solo un poco de luz filtrándose desde el pasillo.

Estaba a punto de levantarme para tomar agua cuando escuché un sonido sutil, un jadeo suave. Parecía un gemido femenino, muy sugestivo.

Mi mente se quedó en
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