Capítulo 61
Juana soltó una risa fría.

—¿Quién te crees para darme lecciones?

Antes de que pudiera enfurecerme, la Maestra Castro agarró una escobilla de baño y la estampó contra la cabeza de Juana.

—¿Te atreves a contestarme después de robarle el marido a otra mujer, sinvergüenza?

Juana gritó sorprendida e intentó agarrar la escobilla para defenderse, pero la Maestra Castro no le dio oportunidad. Le sujetó la muñeca y la empujó contra la pared con fuerza.

De inmediato fui a ayudar, inmovilizando las manos de Juana mientras la Maestra Castro le metía la escobilla en la boca.

—¡Perra! ¡Así no vas a poder contestar! ¡No te atrevas a molestar a mi amiga! ¡Voy a callarte la boca para que dejes de gritar!

—¡Ahhh! —Juana aulló de dolor.

Estaba claro que ella sola no podía contra nosotras dos. Nos coordinamos perfectamente: una la golpeaba, la otra la inmovilizaba, sin darle ninguna oportunidad de escapar.

—¡Huguito, ayúdame! —Juana gimoteaba, llamando a Hugo.

Eso me enfureció aún más. Al recordar cómo m
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