Capítulo 281
Aquella noche, hablamos hasta las tres de la mañana. Al final, el cansancio nos venció.

Al despertar al día siguiente, un delicioso aroma a comida llenaba la casa. Me froté los ojos, aún pesados por la falta de sueño, y me levanté.

El salón estaba impecable, y sobre la mesa había una nota.

«Sofía, ya me fui. Te dejé el desayuno en el termo. No olvides comer.»

Sonreí. Sara siempre había sido tan detallista.

Después de asearme, llamé a Ellen para decirle que hoy no iría a desayunar. No hizo preguntas. Colgué y me dispuse a disfrutar del desayuno que Sara había dejado. Era simple, pero reconfortante.

Al salir del garaje en mi coche, vi a Sebastián. Se detuvo al verme.

Bajé la ventana.

—¿Tu chófer no vino por ti?

—Tenía asuntos que resolver.

—¿Y tu coche?

—Lo llevé al taller, pero mi chófer no pudo recogerlo.

Era raro que su eficiente chófer no lo tuviera todo preparado.

—Te llevo.

Sebastián asintió.

—Gracias.

Sebastián se sentó en el asiento del copiloto sin decir nada. Conduje en silenci
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