No podía contener la risa. ¡Qué bien se siente tener a alguien que te defienda!—Sofía, ¿es esta mujer que es la que arruinó tu matrimonio? —preguntó Pilar.—Sí, es ella —respondí.Pilar me había dado la oportunidad perfecta, y no podía desaprovechar su buena intención.—Ella está siempre frente a mí, no importa cuánto intente evitarla —añadí.—¡Mujer despreciable! ¿Te aprovechas de que Sofía no tiene familia? —Pilar tomó el cesto de costura de la mesa y se lo lanzó a Felisa—. Te lo advierto, todos en este asilo somos la familia de Sofía. Si vienes aquí a molestarla, ¡nos estás ofendiendo a todos!—¡Eres una entrometida! Con solo verte se nota que no eres una buena persona. ¡Lárgate de aquí antes de que ensucies este lugar! —gritó Sonia, una mujer de unos cincuenta años, que se levantó rápidamente para echar a Felisa.—¡Señora, está equivocada! No soy la amante del marido de Sofía.—¡Claro que sé que ahora eres la esposa legítima! ¡Qué gran logro! ¡Bah! —Sonia la interrumpió con despre
María parecía realmente angustiada.—Sofía, yo crecí en un orfanato. Después de graduarme, conseguí un trabajo en Empresa Pérez. Pensé que con esfuerzo y dedicación mi vida mejoraría, pero llevo tres años allí y sigo siendo solo una asistente de diseño, haciendo tareas menores todos los días. Mis diseños siempre terminan en la basura.—Cuando hay problemas, soy la primera en ser culpada. Siempre soy yo la que se queda a trabajar horas extras, pero nunca aparezco en la lista de los que reciben aumentos. Ya estoy cansada de esta situación en el trabajo —continuó.Podía ver el dolor en su rostro.—Me has hablado de esto antes, y le pedí a Diana que te buscara otro trabajo, pero lo rechazaste diciendo que no querías adaptarte a un nuevo ambiente —le dije.Recuerdo que Diana le consiguió una oferta como diseñadora en Nube Cielo Inmuebles. En ese momento, Nube Cielo Inmuebles no era tan grande como Empresa Pérez, pero su fundador era un heredero de una familia importante en Ciudad de México.
Cuando llegué al club, vi a Sebastián en la entrada hablando por teléfono. Llevaba un conjunto deportivo negro, muy diferente a su habitual atuendo de traje. Con su cabello peinado de forma casual, parecía unos años más joven.Por un momento, me quedé sorprendida.Hace muchos años, lo había visto vestido con ropa deportiva entrando y saliendo de mi casa.Sebastián tiene una figura esbelta, con hombros anchos y cintura estrecha, es como un maniquí viviente que hace que cualquier prenda le quede bien, incluso un simple saco de papas. En esa ocasión, estaba de espaldas a mí, parado bajo un muro cubierto de rosas trepadoras, con las manos en los bolsillos, sumido en sus pensamientos.En ese entonces, solo tenía ojos para Hugo, así que apenas le presté atención a Sebastián, solo lo vi de pasada.Tal vez esa imagen quedó grabada en mi mente porque fue tan impactante, que ahora, al recordarla, la veo tan nítida como si hubiera sucedido ayer. Pero han pasado muchos años, y las cosas han cambia
—Al menos eres más afortunada que yo. Desde pequeña, mis padres…María ya me había contado su historia antes. Hubo un tiempo en que, mientras yo vivía en una burbuja de felicidad, su historia lograba conmoverme profundamente.Pero después de haber visto lo peor de la naturaleza humana, me di cuenta de que María usaba su historia para manipular mis emociones y ganar mi simpatía. La interrumpí antes de que pudiera continuar.—Alguna vez, debido a tu historia, sentí mucha compasión por ti. Hice todo lo que estaba en mis manos para ayudarte. Pero nuestra relación es superficial, no te debo nada.—Sofía, nunca dije que me debieras algo. Hay cosas que para ti son sencillas, pero para mí podrían cambiar mi vida. Si no quieres hablar con la señora Pérez sobre mi situación, por favor, ayúdame a conseguir un empleo en Nube Cielo Inmuebles. Quiero trabajar allí.Me quedé sin palabras. ¿Acaso creía que Nube Cielo Inmuebles era como un mercado, al que se podía entrar tan fácilmente?—Hace poco envi
Sebastián reaccionó de inmediato, tirando de mi brazo y jalándome hacia atrás. Retrocedí rápidamente, chocando contra su pecho.—Lo siento mucho, no vi que había alguien delante de mí —se disculpó la persona con el carrito, evidentemente apurada.Negué con la cabeza, indicando que estaba bien.Sebastián miró al desconocido con una expresión severa, lo que hizo que este se retirara rápidamente.—¡Mira qué rápido reaccionó el novio de ella! En cuanto hubo peligro, la jaló hacia su pecho. En cambio, la última vez, yo estaba frente a ti y solo te quedaste parado ahí mientras me atropellaba una bicicleta —se quejaba la chica de la pareja cercana.En ese momento me di cuenta de que todavía estaba apoyada contra el pecho de Sebastián. Me enderecé rápidamente y di un paso al costado.Mi movimiento fue tan brusco que parecí un conejo saltando lejos.Un poco avergonzada, le dije:—Gracias por lo de hace un momento.—Veo que sigues siendo muy perspicaz —comentó Sebastián.Me quedé en silencio.Co
Sebastián esbozó una ligera sonrisa y, con total naturalidad, sacó los dos libros que necesitaba del estante.—¡Sabías dónde estaban desde el principio y no me dijiste nada! —murmuré en voz baja, molesta.¡Hice todo un esfuerzo buscándolos!Tuve el impulso de vaciar el vaso de agua que había llenado, pero recordé que él es mi jefe. Así que, aparte de lanzarle de vez en cuando alguna indirecta inofensiva, no me atrevía a oponerme realmente.Le entregué el vaso con una sonrisa educada.Sebastián lo tomó.—¿Cuántos libros del estante de tu papá has leído?—No lo sé con exactitud.Cinco, seis, siete, tal vez ocho libros…Durante mi carrera secundaria en finanzas, me animé a leer algunos. Pero los libros de mi papá siempre estaban llenos de notas y comentarios en los márgenes, lo que a veces me daba una sensación de agobio. Además, el contenido era denso y difícil de entender, y aunque intenté leerlos, era mucho más fácil entender cuando Hugo me lo explicaba. Así que no me forcé más y dejé
Diana se exaltaba cada vez más. Si Juan hubiera estado delante de ella, ya le habría dado una bofetada.—Siempre te preocupas por mí y no dejas que me pase nada malo.El tono claro de la voz de Diana era la melodía más hermosa del mundo. Sentí una calidez en el pecho, y mis ojos comenzaron a humedecerse.—¡Es que eres mi tesoro! —Diana empezó a calmarse—. Esto pasó en Capital Montezuma, ¿Sebastián no hizo nada?—Esto ocurrió bajo su vigilancia. Si no hubiera hecho nada, cualquiera se atrevería a maltratar a los empleados de Capital Montezuma en el futuro.—Por la forma en que lo dices, Sebastián no solo hizo algo, sino que lo hizo bastante bien, ¿verdad?—Lo hizo muy bien.Le conté a Diana todo lo que había sucedido ese día.—¡Sofía, no puedo creerlo! ¡Te estás superando! ¡Con algo tan emocionante, y no me lo habías contado! —exclamó Diana, emocionada.—Querida, me equivoqué, dame otra oportunidad.Pensé que todos los involucrados en el incidente mantendrían un acuerdo tácito de no div
—Hablando de la exesposa de Juan, me acordé de Carmen, la abogada que la ayudó en el divorcio. Juan es un tacaño, siempre buscando recibir sin dar nada a cambio. El hecho de que al final aceptara darle tanto a su exesposa seguramente esconde algo que no sabemos. Amor, espera un segundo, voy a llamar a Carmen —dijo Diana antes de colgar rápidamente.Diana siempre está tan comprometida con mis asuntos. Tengo mucha suerte de haber encontrado una amiga que me apoya incondicionalmente.…El lunes, cuando llegué a la torre donde trabajo, me encontré con María esperándome en la entrada. Apenas me vio, se acercó y me saludó con una familiaridad exagerada, intentando tomarme del brazo como si nada hubiera pasado el día anterior.Me aparté, evitando su contacto.—¿Necesitas que llame a seguridad?La Torre Verde tiene un sistema de seguridad muy eficiente. Desde el incidente con el chofer de Felisa, los guardias habían intensificado las patrullas. Miré hacia uno de los guardias que estaba no muy