Iván le abrió la puerta del automóvil a Elena como todo un caballero y la acompañó hasta la puerta del apartamento.-Ha sido todo un placer conocerte Elena. Y espero que no sea la última vez que nos veamos. Si llegas a necesitar nuevamente a alguien que te lleve a cualquier lugar, créeme que estaré más que dispuesto.También me dio mucho gusto conocerte Iván. Tendré muy en cuenta tu oferta.Elena le extendió la mano para despedirse de manera formal, pero Iván le tomo la mano con suavidad y se acercó dándole un beso en la mejilla. Elena se sorprendió un poco, pero lo tomo como un gesto amable, aunque se percató lo seductor que era, seguramente no era solo con ella. Se preguntó si sería así de galante con todas las mujeres. Se despidieron y ella ingresó a su departamento con ansias de ver a Valeria.-¡Hermanaaa!-Gritó Valeria en cuanto vio a Elena cruzar la puerta. Saltó de felicidad y corrió a abrazar a Elena.-Me hiciste una falta enorme. Sé que han sido apenas unos días pero y te extr
Después de reponerse de la emoción que sintió al leer el mensaje en su celular, revisó su reloj. Faltaban dos horas para que la reunión con Alejandro. Decidió calmarse y buscar respuestas. Antes de entrar al apartamento Elena revisó el casillero. Retiró la correspondencia y se dispuso a revisarla con calma apenas estuvo sentada nuevamente en la pequeña mesa del comedor. Val seguía disfrutando de las galletas. Mariana estaba guardando la carpeta con todo el historial médico de su paciente.En efecto allí estaba el recibo de pago de renta. Decía claramente, el valor correspondía a ocho meses. No lo podía creer. ¿Quién había realizado ese pago por adelantado? Solo un nombre se le vino a la cabeza…Pero además había otra correspondencia que también le llamó la atención… Se levantó y caminó hacia la mesa donde dejaba las facturas que tenía pendientes por pagar, que por cierto eran varias. Mayor sería aún su sorpresa, no estaban. Abrió la gaveta y las buscó. Caminó hacia la mesa de noche jun
Alejandro conducía el vehículo con precisión y a buena velocidad. Parecía ansioso por llegar. En menos de veinte minutos estaban atravesando las puertas del hotel. Entraron al vestíbulo y Elena pudo sentir como las miradas se posaban sobre los dos. Pudo sentir las miradas de admiración de los clientes que estaban a esa hora registrándose en el lobby. Alejandro era un hombre respetado, y por lo visto nunca pasaba inadvertido a la admiración del público femenino. Lo que ella ignoraba, era que las miradas de admiración no estaban solo dirigidas a su acompañante. Elena no se daba real cuenta del efecto que causaba. Tenía un porte elegante y distinguido aún sin pretenderlo. Y caminando uno al lado del otro, compaginaban a la perfección. Una empleada con sonrisa profesional y vestida de manera impecable los recibió en el lobby, y los acompañó hasta el ascensor. Antes de cerrarse las puertas Alejandro le dio instrucciones.-Cena para dos en el privado por favor.Dentro del ascensor Elena se
Elena tragó saliva, sintiendo la intensidad de la mirada de Alejandro clavada en ella. Sabía que lo que estaba a punto de decir era delicado. Pero también sabía que Alejandro merecía conocer la verdad.—Camila Villalba tiene muchos cargos de conciencia —empezó a decir con cautela–En sus momentos lúcidos, los recuerdos que llegan a su memoria la hacen sentir demasiada culpa. Lo bueno de eso es que, esa culpa, la hace hablar.Alejandro frunció el ceño, tensando la mandíbula—Dime exactamente qué recordó en relación a mi madre. Sus cargos de conciencia me tienen sin cuidado. –dijo oscureciendo un poco la mirada. -¿Qué es lo que ella sabe?Elena respiró hondo y trató de responder, midiendo sus palabras.—Creo que debemos entrar, sentarnos y conversar bien. Hay muchas cosas que debo decirte.Alejandro retiró las manos de la cintura de Elena y se apartó, permitiéndole pasar delante de él al interior del apartamento. Él la guió hasta la amplia sala. Ella se sentó, estaba calmada, pero notó
Y antes de que ella pudiera decir algo más, sus labios la capturaron en un beso apremiante. No era un beso suave ni delicado. Era un beso cargado de urgencia, de necesidad, de emociones reprimidas que explotaban en ese instante. Era como si su vida dependiera de ello, como si necesitara fundirse con ella para poder respirar. Sus manos la aferraban con fuerza, como si temiera que si la soltaba, desaparecería.—Me has hechizado, Elena. No puedo sacarte de mi mente. –Le dijo Alejandro con su voz cargada de pasión, sus ojos estaban cargados de un fuego abrazador…Elena al principio se quedó inmóvil, no respondió con la misma intensidad, tratando de procesar lo que estaba ocurriendo. Pero poco a poco, como si una llama ardiente la devorara desde adentro, la pasión la invadió y se dejó llevar. Sus dedos se enredaron suavemente en el cabello de Alejandro, profundizando el beso, dejándose consumir por esas sensaciones, que habían estado contenidas demasiado tiempo. Sus cuerpos se acercaron aú
Elena había pasado la noche intentando ignorar los pensamientos que la mantenían inquieta. A pesar de su determinación de mantener la cabeza fría, las palabras de Alejandro seguían resonando en su mente. …Déjame cuidar de ti...Despertó antes de que el sol asomara en el horizonte., su mente había estado inquieta, entrelazada con los pensamientos que Alejandro había sembrado la noche anterior. Se sentó en el borde de la cama y recordó todo lo ocurrido en el apartamento de Alejandro. Sabía que ese día había marcado el inicio de algo nuevo, aunque aún no estaba segura de si aquello era bueno o malo.A pesar de haber dormido pocas horas, se sentía renovada y de muy buen ánimo. Sentía como si hubiera recargado nuevas fuerzas. Además el nuevo tratamiento de Valeria la llenaba de esperanzas, la tenía entusiasmada…y lo vivido el día anterior con Alejandro también tenía mucho que ver, aunque se negara a reconocerlo. Se levantó con cuidado y se acercó para darle un vistazo a Valeria. Su hermana
Elena parpadeó varias veces, procesando la pregunta de Camila. ¿Había escuchado bien? ¿Ella estaba incluida en la visita a la casa del lago? Se suponía que aquel fin de semana sería un retiro romántico entre Leticia y Alejandro, un tiempo para que afianzaran su relación sin distracciones. Recuerda muy bien las palabras de Leticia. Sin embargo, ahora parecía que la dinámica sería completamente distinta. Se preguntó porque habrían cambiado los planes.Una sensación confusa se instaló en su pecho. No podía identificar con certeza qué era, pero definitivamente no era simple sorpresa. Quizás era una punzada de incomodidad. Sabía que la relación entre Leticia y Alejandro era sólo una estrategia de él, hacía parte de sus planes, aunque pensar en eso le hacía sentir un poco de nauseas, ahora, la inclusión de otras personas en su escapada romántica le generaba pensamientos de que él tuvo que ver en ese cambio. Y más allá de eso, sentía algo extraño en su interior cuando pensaba en Alejandro y
Elena escuchó el nombre de Iván y no pudo evitar que una leve sonrisa se dibujara en su rostro. Recordó lo amable que había sido con ella la primera vez que lo conoció. Su trato era atento, caballeroso y su conversación aunque corta, fue muy agradable. Además, debía admitir que lo encontraba realmente encantador y apuesto… Pero no era Alejandro. Por más que Iván le resultara atractivo, su mente seguía regresando a ese hombre que había logrado remover su interior y trastornar todo su mundo. Sacudió la cabeza, tratando de apartar esos pensamientos y concentrarse en la tarea que tenía por delante.Leticia lo notó y se sintió satisfecha en su interior por la reacción que vio reflejada en el rostro de Elena. Aunque ella ignoraba realmente quien le estaba produciendo esas reacciones. Le pareció que estaba moviendo las piezas a su favor y quería tener todo bajo control durante el fin de semana. Muy segura de sí misma se levantó y se despidió caminando hacia la puerta sin mirar atrás ni por u