Sí, es verdad, ambos han dicho que no están listos para tener intimidad, pero eso no quiere decir que no puedan sentir deseo y buscar una manera de quitárselo de encima… uno con el otro. El aroma que Lucie desprende hace que Armand experimente un estado de frenesí diferente a otros. Se aparta lo suficiente para que una de sus manos vaya a los botones de la blusa de ella, pero sólo abre dos para dejar allí un par de besos que le ahogan un jadeo. —Mi bella Lucie… eres tan suave. —Y tú tan fuerte —se miran fijamente y se sonríen cómplices. Él se posiciona sobre Lucie, sus manos atrapan las de ella y se entrelazan sus dedos, sus bocas se unen en un beso cargado de deseo y dulzura, una combinación embriagante cuya finalidad es demostrarse más amor. Armand suelta una de las manos para ir a recorrer el cuerpo de Lucie, se mete bajo la camisa y esa piel cálida, dispuesta a ser su cobija, le arranca un gruñido que a ella la excita más. Lucie separa una de sus piernas para recibir mejor a
Por la mañana los dos se despiertan con enormes sonrisas, Lucie se despereza estirando sus brazos y Armand lo aprovecha para lanzarse sobre ella, atrapa sus labios en un beso sensual y luego sale de la cama. —Pediré el desayuno, ¿algo que quieras de especial? —Cereal de chocolate, me encanta. —Mi novia sigue teniendo doce años y eso me encanta —la atrapa en un abrazo antes de tener que separarse para vestirse—. Pediré lo mismo. Con un beso se despiden momentáneamente y cada uno se mete al baño. Media hora después están listos para desayunar y luego partir a la obra. La mañana se les pasa entre inspecciones, Lucie ve la faceta apasionada de Armand y le encanta. Va revisando los planos y verificando en la obra que sea exactamente como se diseñó, luego pasan a una reunión para ver los avances, verificar los gastos y allí es el turno de Lucie de ver que todo esté en regla. Comen todos allí, entre sacar cuentas, ajustar cifras y verificar con satisfacción que van adelantados una sema
Armand se queda atento a esperar la respuesta de Damiana, quien traga saliva antes de decirle la verdad, porque sabe lo que puede pasar con él si no lo hace.—Tenía un resfrío, sólo eso —intenta justificarse—, pero hoy al llegar del trabajo mi madre me dijo que estaba dormida, fui a despertarla porque no me gusta que duerma siestas y estaba ardiendo en fiebre, no la pude despertar… ahora vamos de camino a urgencias.—Llévala a la clínica de Morgan —dice con los dientes apretados, en ese momento Lucie le pide al chofer que se dé la vuelta y que los lleve lo más rápido posible de regreso al hotel, mientras comienza a mensajear para que preparen el vuelo de regreso para lo antes posible.—Sabes que no puedo pagar eso.—¡No me jodas con eso Damiana! —Lucie da un respingo con aquel grito grosero, pero piensa que seguro la mujer está saliendo con sus estupideces ahora—. No me importa nada en este momento, si tengo dinero que sirva de algo por lo menos… ¡Llévala con Morgan!—Está bien —sisea
Si hay algo de lo que Damiana Chester se arrepiente es no haber confiado en Armand cuando estaba terminando su carrera al tiempo que trabajaba para mantenerla a ella y a Hope en la época que la empresa de su padre estaba casi en la quiebra.Pero ella creció con muchas carencias y tenía sueños que se vieron degollados por su embarazo.Y, por si ustedes se olvidaron, se los recuerdo: Damiana no quería tener a Hope, pero fue Armand quien le insistió para que no la abortara. También es cierto que le prometió que le permitiría cumplir sus sueños y en verdad se esforzó para eso, pero Damiana se quedó en casa pensando en que sería imposible terminar la universidad con una hija que cuidar, olvidando las guarderías por completo.Además, ella estaba al tanto de la situación de Bloom Construction y no creía que Armand podría levantarla, así que mejor cortó por lo sano y terminó la relación que creyó no le daría frutos de ninguna manera.Pero se equivocó.Se equivocó terriblemente y es algo que p
Luego de unas deliciosas hamburguesas junto a una soda y pudin de chocolate, Lucie y Armand caminan de la mano de regreso a la sala de espera. Allí está Damiana hablando con Morgan, quien parece algo molesto.—¿Cuál es el horario de visita? —pregunta ella sin mirar al hombre porque está escribiendo un mensaje en su teléfono.—Desde las ocho de la mañana, a esa hora se le da el desayuno.—No puedo venir a esa hora, debo estar en el trabajo a las nueve y me queda lejos de aquí, sin mencionar que no me dieron permiso por la enfermedad de Aurore.—No te preocupes, tenemos enfermeras capacitadas para atender a Aurore.—Bien, cualquier cosa te pido que me llamen, por favor.—Claro, cuenta con ello.Damiana les dedica una última mirada, la que a Lucie no le pasa desapercibida como una que quiere matarla, pero le da lo mismo. Esa mujer para ella no es motivo de miedo ni ningún sentimiento de ese tipo. Más bien le da lástima que se preocupe de otras cosas en lugar de la enfermedad de su hija.
Los primeros rayos del sol despiertan a Lucie, se remueve con cuidado, a su lado está Armand durmiendo tranquilo y parece un chiquillo. Con cuidado de no hacer ruido para no despertar a ninguno de los dos, se mete al baño con calma porque decidieron dejar las maletas allí.Se da una ducha rápida, busca un atuendo para ir a la oficina y suspira buscando relajarse, porque sabe que ese día le espera muchísimo trabajo y también por los siguientes, porque es obvio que Armand se quedará allí de punto fijo.Al salir, él sigue durmiendo, pero Aurore está despierta.—¡Hola! —susurra Lucie acercándose a la pequeña y ella le sonríe.—Señorita Geller —le responde de la misma manera para no despertar a su padre—. ¿Qué hace aquí?—Me quedé a cuidarte junto a tu padre, cariño. ¿Cómo te sientes?—Bien, creo… sólo me duele un poco la cabeza —le da un ataque de tos y Armand salta de la cama asustado, las dos se ríen de su reacción y él frunce el ceño como si estuviera enojado.—¿Se están riendo de mí?
La llegada de Lucie a la empresa es un tanto caótica. Cada cinco minutos tiene que salir de su oficina e ir con la secretaria para ajustar algunas cosas, para revisar la agenda de Armand e incluso para entrar a la oficina de él. Cerca de las diez de la mañana, cuando va de regreso a su oficina Armand la llama. —¿Cómo está la novia más linda del mundo? —La verdad… Agotadísima. Me ha tocado salir al menos veinte veces de mi oficina para arreglar asuntos, tu agenda y buscar documentos. —Es cierto, tu oficina queda un poco lejos… ¿Por qué no te cambias a mi oficina mientras tanto? —¡Por supuesto que no voy a hacer eso! —Lucie, no es que me vayas a robar el puesto, sólo ocupa mi oficina porque te queda más cerca y porque es más cómoda, estarás prácticamente en frente de la señora Lorena. —¿Tienes idea de lo que eso va a causar en esta oficina? —¿Tienes idea de lo poco que me importa de lo que vaya a causar en la oficina? Llamare en este preciso instante a la señora Lorena para que
Luego de una ardua inspección en la obra de Oakland y tras dejar varias preguntas agudas dando vueltas en la gente encargada porque están algo retrasados, Lucie se sube al auto que la llevará al hospital con Armand, le envía un mensaje para decirle que ya va en camino, pero él no le responde.—Debe estar ocupado con la princesa —sonríe, cierra sus ojos para relajarse un poco y sin darse cuenta se queda dormida.Está realmente cansada, la noche anterior se durmieron después de medianoche y se levantó muy temprano para ir a la oficina, estuvo ocupada todo el día sin parar y agradece que los zapatos que eligió al menos son bajos.El auto se estaciona frente al hospital y ella no es completamente consciente de que ya han llegado. En vano, el chofer intentó despertarla, pero no logró hacerlo, por lo cual decide avisarle a Armand que ya acaban de llegar y ella no se puede bajar porque está dormida.Al abrir la puerta, Armand se da cuenta que Lucie sigue durmiendo con su cabeza apoyada en el