Empezamos a trabajar y no hablamos de nuestras cosas en ningún momento, todo eras trabajo, hasta que se escuchó que tocaron la puerta, al voltear había una señora que supongo es la madre de Said.

—Hijo, ya está la comida —Dijo refiriéndose a Said, con una sonrisa.

—Mamá ahora no, estamos trabajando.

—Yo tengo hambre, creo que es buena idea ir a comer —Conteste con una sonrisa.

—Está bien, vamos.

—Bien, los espero abajo.

Bajamos, y nos sentamos, su madre ya había servido la comida, estaba sentada en medio de los dos hermanos, estaba su hermano, después yo y al otro lado Said.

Comenzamos a comer, era silencioso hasta que su madre empezó a hablar.

—Y dime Sam, ¿Cómo te va en la escuela?

Me tomo de sorpresa, mi mente estaba en otras cosas.

—De hecho, me va bien, bueno Said es el más sobresaliente en las clases, pero igual tengo buenas calificaciones.

—Eso es bueno.

—Sí, muy bueno.

—Podrías contarme un poco sob