- Eres un tonto. - Le di un puñetazo en el brazo. - Pero un tonto me encanta.
Caminamos un par de cuadras más, miramos algunos escaparates y terminamos nuestros helados.
- Tengo que volver a Simplicity -dije.
- Ya lo sé. ¿Nos volveremos a ver antes de mañana por la mañana?
- Creo que no. Theo quiere hablar de negocios. Ha contratado a un nuevo administrador para la empresa y por fin está de humor para actuar contra Giordano.
- Apuesto a que a su manera... - Se rió.
- Sí, su manera: ética, correcta, sin violencia. - Él también se rió. - Es inútil, él es así.
Y yo quería a Theo Casanova exactamente como era: molesto, exigente, ético y a veces imprevisible, como estaba siendo en el momento en que decidió aceptar mi préstamo y poner en marcha, por fin, una nueva Simplicidad.
- Camino hacia el h
Arrugué el ceño, completamente confusa, sin saber si me sorprendía más que no me hubiera pedido que me casara con él o que me hubiera pedido que fuera su compañera en Simplicity.Pareciendo darse cuenta de mi confusión, Theo le dijo a Hades:- Eres libre de irte, Hades. La empresa cerrará pronto. Puedes irte a casa. El resto lo arreglaré yo mismo con María Lua.Hades asintió con un movimiento de cabeza y, mientras cerraba la puerta, miré en su dirección y me guiñó un ojo, sonriendo.Sacudí la cabeza, atónita.- ¿Te...? ¿Te he ofendido con la propuesta? - Theo me tocó la mano.Su cálida y jodida mano sobre la mía hizo que las mariposas se desbocaran y que mi estómago pareciera inflarse de lo lleno que estaba. Porque eso es lo que hacía Theo cuando me tocaba: un escalofrí
Mi cuerpo se estremeció y miré fijamente a Theo. Dios... ¿Y si le habían hecho algo malo a Dimi?Me alejé unos pasos de ellos:- I... Necesito tomar esto... sola.Theo y Ben me miraron, preocupados.- Hola... - Dije, asustada.- ¿Quieres saber dónde debes dejar el dinero? - preguntó la voz familiar de la mañana.- No... - respondí, insegura.- Por cada persona a la que se lo cuentes, alguien a quien quieres saldrá herido.- ¡Pero si no se lo he dicho a nadie! - le aseguré, distanciándome aún más de Theo y Ben-.- En este caso, por cada centavo que niegues, alguien a quien amas saldrá herido. - Oí risas al otro lado de la línea. - Se rió, ¿verdad?- ¿Qué... ¿Hiciste? ¿Quién coño eres?- No estoy bromeando, Maria Lua. En est
Gregorio apareció en la puerta del edificio, con el rostro moreno completamente pálido:- Creo que le he encontrado.- ¿dónde? - preguntó Theo mientras todos prácticamente corríamos juntos hacia él.- Está... En este hospital. Y parece que su estado de salud no es bueno. - Gregorio nos dio un papel con la dirección. - Tengo una amiga enfermera allí.Suspiré, sintiendo que se me retorcía el estómago y que todo me daba vueltas. Fue peor que cuando me enteré de que Theo había sufrido un atentado, ya que estaba delante de mí cuando me enteré y ya había pasado lo peor. Pero ahora, sobre Dimitry, no tenía ni idea de cómo estaría.Por suerte Theo había comprado el maldito coche o seguiríamos a merced de los taxis. Al menos eso estaba a nuestro favor.El hospital no estaba lejos. Lleg
- ¿Vendrás... ¿Vienes? - pregunté en voz baja, segura de que pensaban que quería hablar de lo que había pasado con Dimitry, en cuyo caso se equivocaban.- Lamentablemente no podremos llegar antes del fin de semana.- ¿No? - me enjugué una lágrima obstinada.- No -confirmó ella.¿Cómo que no podrán venir antes del fin de semana? Siempre me daban prioridad. Y yo los necesitaba urgentemente a los dos. ¿Y la respuesta era "no"? ¿Qué coño estaba pasando?- Mamá... - No sabía qué decir.- Mi amor, si puedo garantizarte que estaremos allí el fin de semana, es porque lo haremos. De momento... es imposible.- Pero... ¿Es imposible para nosotros? Mi padre siempre decía que nada es imposible.- Sé que tenemos que hablar... Los cuatro. Pero... Desafortunadamente, no puede su
Me desperté envuelta en el cuerpo de Theo. Dios, ¡era tan perfecto! En medio del caos, él era mi calma. ¡Si aquel hombre supiera cuánto bien me hacía su sola presencia!De repente, sentí que una lágrima solitaria recorría mi mejilla, mientras mi cuerpo permanecía inmóvil, temeroso de que Theo se despertara y este momento se acabara.Por desgracia, ya no sabía cuánto duraría. Theo siempre había sido mi mayor sueño. Sin embargo, para protegerlo, lo único que tenía que hacer ahora era mentir y alejarme. Aun así, la idea de no tenerlo conmigo era dolorosa.Si pudiera, pondría una bomba en casa del hermano de Salma, extendida a toda la familia o a lo que quedara de ella, porque me parecía que mientras uno de ellos siguiera vivo, yo no estaría en paz.¿Qué había hecho aquella gente durante t
- No crea que para mí todo es cuestión de dinero. Y no, no quiero comprarte a ti ni a tu amistad. He llegado a la conclusión de que no puedes mirar a alguien a la cara y elegirlo como tu mejor amigo porque te parezca simpático y creas que es bueno. - Sonreí torpemente. - Quiero pagar porque tengo mucho dinero. Y no lo necesitaría. Sé que esta propuesta te parecerá ridícula, porque apenas me conoces.- Señora... ¿Ha pensado en pagarme para que sea su mejor amiga? - Magdalene arrugó la frente, desconcertada.- Sólo lo he pensado un poco -confesé, riendo.La mujer se rió también, sacudiendo la cabeza:- Los amigos no se compran, se ganan. Si quieres pagar a alguien para que te escuche y te aconseje, ve a un psicólogo. Le encantará oír hablar de tu vida, coger tu dinero y curarte de cualquier dolor o trauma del pasado. Eso no si
Aquella semana no hubo llamadas del hermano de Salma, lo que me preocupó mucho. El hecho de que Heitor y Babi no llamaran para hablar de Dimitry también me sorprendió. Intenté pensar que era porque el cumpleaños de Theo se acercaba en unos días y habían confirmado que vendrían.- Llegamos. - Oí la voz de Theo cerca de mi oído, lo que inmediatamente me produjo escalofríos.Porque eso era lo que él me daba: todas las sensaciones del mundo.Me quitó lentamente la corbata de los ojos mientras divisaba un lugar que parecía un piso.- Estoy confusa -dije, dando unos pasos mientras observaba el moderno mobiliario, con el salón en tonos beige claro, la cocina combinada con una enorme isla de mármol negro.Al fondo, la vista de la ciudad, que podía ocultarse con unas enormes cortinas de un tejido muy sofisticado.Arqueé una ce
Arqueé mi cuerpo hacia él, prácticamente rogándole que alcanzara mi punto de placer de inmediato. Entendiendo exactamente lo que quería, como siempre, Theo llegó a mi coño, que clamaba por su contacto. Su lengua exploró toda la longitud, saboreando cada centímetro sin prisas. Era como en mis sueños. Abrí los ojos y vi su pelo castaño entre mis piernas, su boca ávida de mi humedad. Los leves mordiscos en mi clítoris hicieron que mi cuerpo se estremeciera por completo, mientras dos dedos entraban en mi raja, dándome la sensación de que allí había estallado una bomba y las estrellas brillantes eran todo lo que podía ver.Me corrí de una forma inaudita, gritando su nombre, como había pensado hacer tantas veces cuando imaginaba que ese momento sucedía.No se trataba sólo de sexo. No era sólo follar. No era un