¿LOS HERMANOS?
Los murmullos de escuchaban por cada rincón de la universidad, el recibir nuevos estudiantes nunca será cosa fácil y menos con una matrícula de más de tres mil personas en tus registros.
De la nada todo quedó en silencio, un silencio torturador que solo podría significar una cosa:
Los hermanos.
Cómo si de película los setenta se tratase, los pelirrojos bajaron los escalones al estilo de Luke y Leia, ya saben Star Wars, es cultura general gente.
—Son tan perfectos.—Dijo suspirando una castaña de ojos claros.—Es decir, solo míralos...
—Lo sé.—Su compañera de negro cabello repitió su gesto.
—Desearía ser ella.—Señalo a la pelirroja de pequeña estatura.
Y como siempre en cualquier tipos de institución, así iban y venían rumores y más rumores. Es el precio de cargar encima de tí un apellido con tanta repercusión, supongo.
¿Pero cuál es el costo de llevar tal apellido en tus hombros?
¿Cuál es la consecuencia de no saber lo que se hace?
La pelirroja subió los escalones para dirigirse hacia el podio, siendo llevada de el brazo por su hermano mayor al estilo novia, su vestido vinotinto ceñido hasta más abajo de las rodillas, resaltaba su hermosa figura, contratando con su piel y el rojo fuego de sus labios, su hermano llevaba un traje de el mismo color, con una camisa de vestir blanca con los tres primeros botones abiertos, dándole un look casual y sexy a la vez. El pelirrojo se robó suspiros de muchas chicas con una tóxica explosión hormonal; su pequeña hermana tampoco se salvó de las miradas embelesadas.
El hermano se sentó en una de las sillas principales, ella subió el pequeño escalón que le restaba, golpeteo suavemente el micrófono y habló con la voz más dulce y tierna que de seguro muy pocos habían escuchado antes:
—Muy buenos días, me place darles la bienvenida a los nuevos estudiantes, los cuales serán parte de nuestra hermosa familia.—Sonrió dulcemente mirando hacia todos lados, su aura infundio calma.—Bienvenidos a la universidad UCL.
Todo el lugar estalló en aplausos y silbidos llenos de euforia.
...—¡Anna!Y sí, todo esto comienza con el preciado y dulce grito de mi madre. La señora más amable, considerada y paciente que podrás conocer jamás.—¡Anna Luna!—Abre mi puerta de forma estruendosa—¡Párate de una bendecida ves! ¡No quiero ver a mi hija convertida en una buena para nada!Amable y considerada, así es Elizabeth Luna.—Mamá son las cinco de la mañana-Me volteo y tapo mi cabeza con la almohada.—¡Por eso mismo!—Me quita la almohada de la cabeza, despegandome de mi comodidad—¡Tu vuelo es a las diez!¿Ya mencioné su gran virtud de la paciencia?—Má.—Me apoyo de mis codos para sentarme.—Estamos a menos de media hora de el ae
...¿Conocen ese extraño sentimiento de no pertencencia? Pues es exactamente lo que se podría describir que estoy sintiendo en este puto momento.¿Mencioné acaso que aparte de torpe soy ilusa? Osea, solo a mí se me ocurre pensar que realmente Daniela y yo quedaríamos en la misma habitación ¡Claro! La vida sigue pisandome como la plasta que creé que soy. Literalmente nos tocó en tramos apuesto de los complejos habitacionales.—Tu cara es un poema¿Así de mal estás?—Daniela paso su mano por mi cara para sacarme de mi pequeño trance, hasta ese momento no me había dado cuenta que no estaba parpadeando.—¿Tú qué crees?—Vamos Ann, no es tan malo.—Dijo fastidiada, supongo que de mi actitud.—Sí que lo es.—Bocifere
¡Rayos!¡Rayos!Corro lo más rápido que mis diminutas piernas me permiten, escucho unos pasos detrás de mí.MIERDA.Este salón es inmenso y no veo nada. ¿Miedo?¡¿Que si tengo Miedo?! ¡Ja! ¡Creo que hasta me hice piz!¿Recuerdan esa película de suspenso súper mala?¿Esa que solo veías porque no había más nada bueno en la tele y que nunca en tu vida volverías a ver?
 .........Juro que en este momento me siento ajena a mi cuerpo, siento que soy una simple espectadora en un maravilloso circo de arañas.El pelirrojo me hace un leve gesto de cabeza, sorprendentemente captó la indirecta.—Es un gusto conocerlo Oficial Blaith.—No sé de qué parte de mi interior saco una sonrisa.—Un gusto, señorita Luna.—Recibe mi saludo de mano y me ofrece su más sincera sonrisa.Gabriel agarra mi cintura.—Creo que mi hermana y yo ya debemos irnos.Mi pecho no deja de bajar y subir de forma rítmica. El policía solo asiente y sale, el chico suelta mi cintura, sale también de la habitación y yo decido ir detrás de él.—¿Sabés? Eres un tanto extraña.—
*Inserte Radioactiva de imaginé Dragons*Ahora imaginen la escena en camara lenta.Yo agarrada del brazo de Gabriel, Carolina caminando en el frente, todas las miradas cayendo solo en nosotros, mi cabello yendo a un perfecto compas, ahora lleven todo eso a la universidad mas impresionante que se les pueda venir a la mente. Buena combinación ¿Cierto?¡Pues para mi no, me estoy cagando de el pinche miedo!Si me vieras dirias que en realidad no soy yo, no te culparía, cuando me vi en el espejo tampoco me reconocí. Mi cabello es de un perfecto color zanahoria, no como el palido que llevaba antes, tambien lo alisarón a la perfección sin dejar rastro de mis ondas rebeldes, rizaron mis pestañas y les pusieron bastante mascara para abrir mi mirada, maquillaron mis cejas, refinaron mi na