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Capitulo 2: EL COMIENZO DEL DESMADRE

...

¿Conocen ese extraño sentimiento de no pertencencia? Pues es exactamente lo que se podría describir que estoy sintiendo en este puto momento.

¿Mencioné acaso que aparte de torpe soy ilusa? Osea, solo a mí se me ocurre pensar que realmente Daniela y yo quedaríamos en la misma habitación ¡Claro! La vida sigue pisandome como la plasta que creé que soy.

Literalmente nos tocó en tramos apuesto de los complejos habitacionales.

—Tu cara es un poema

¿Así de mal estás?—Daniela paso su mano por mi cara para sacarme de mi pequeño trance, hasta ese momento no me había dado cuenta que no estaba parpadeando.

—¿Tú qué crees?

—Vamos Ann, no es tan malo.—Dijo fastidiada, supongo que de mi actitud.

—Sí que lo es.—Bocifere como niña malcriada, arrastrando mi maleta de mala gana.—Quedamos muy lejos, estás al otro pinche extremo de esta universidad casi mansión.

Daniela entorna los ojos. Diablos, creo que la hice molestar un poquito, y por supuesto eso no es nada bueno.—Mira Rosalí.—Trago grueso, me llamo por mi segundo nombre, esto definitivamente no es bueno.

—Pudo haber sido peor, nos vamos a ver a diario, sí no compartiremos habitación como en aquella loca e infantil fantasía tuya, pero estamos juntas y eso es lo importante. ¿Has comprendido?

Bien, mis fantasías no son para nada tontas, quizás no son realistas, pero no son tontas y mucho menos infantiles.

—¿Has comprendido, Rosalí?—Repite al darse cuenta que la e ignorado descaradamente.

—Sí, he comprendido mamá.—Hago incapié en la última frase para fastidiarla.—Se que pudo haber sido peor, y sí, nos veremos a diario, pero solo cómo unos veinte o treinta minutos en la cafetería y si acaso en los recesos.

Decidió ignorame. Es normal, esta cansada, se que me paso a veces, pero es que no puedo evitarlo.

Seguimos caminando buscando mi habitación, de pronto coloca su mano en mi hombro para detenerme de forma brusca, me volteo y me le quedo viendo con el ceño fruncido.

—Dandy, pero que...—Me interrumpo yo misma cuando me señala la puerta.

Habitación N° 116, mí habitación.

Sí está estructura es inmensa.

Tiene aproximadamente más de trescientas habitaciónes, solo en esta área tiene cuatro pisos con ascensores incluídos, y se divide en dos bloques: el de las chicas y el de los chicos que está en el otro extremo del la institución, ya saben cuestiones sexuales.

Debo admitir que este lugar es verdaderamente increíble.

Pero, como siempre en mí, el miedo empezó a surgir.

Y las dudas no se quedaron atrás:

¿Quien será mi compañera?

¿Le caeré bien?

¿Es posible correr y volver a casa?

Como si Daniela estubiera leyendo mi mente, me da una pequeña sacudida por los hombros.—Se que estás nerviosa, pero eres genial, no te preocupes por lo que esa chica piense o no piense de tí, eres perfecta tal como eres, no te presiones.—Termino con una sonrisa, para así llenarme de tranquilidad, lo cual logro, no por completo, pero por lo menos ya no tiemblo.-¿Quieres que pase contigo y te acompañe?

—No, está bien.-Dije no muy segura.—Estas cansada al igual que yo, hiciste mucho al venir hasta aquí. No era tu obligación acompañarme.

La habitación que le tocó Daniela es la número n°34, en el primer piso, yo estoy en el segundo; hicimos una pequeña parada allí para que ella dejara sus cosas, ya que ella insistió en acompañarme, le tocó una compañera muy simpática llamada Lilian, una hermosa y alta pelinegra de bonita figura.

—Es que si no te acompañaba de seguro que se te hubieras caído con algo por el camino. Y sabes que de igual voy a entrar.—Me quitó las llaves y abrió la puerta.

—Eres una...—No termine la frase ya que me empujó para que entrará.

Y por casi milésima vez desde que llegué, me quedé sin aliento.

¡Definitivamente este lugar parecía la puta escuela hogwarts!

¡¿Cómo es posible que este cuarto sea más grande que mi sala?!

Todas las paredes está cubiertas de color crema. Las baldosas en el piso son perfectamente blancas, está habitación es igual qué la de Daniela, es exactamente una réplica, me imagino que todas las habitaciones deben de tener el mismo diseño.

De el lado derecho un hermoso balcón cerrado por ventanas de vidrio transparentes con las persianas abiertas hace que la luz de los últimos rayos del sol ilumine el lugar, allí hay tres sillones de color blanco, todo en este ambiente hace indicar sola una cosa:

Pulcritud.

En si, está todo bien compartido, tiene dos baños de cada lado y sus respectivas camas de tamaño considerable, con mesas de noche y su tocador, lo único que divisó pequeño es la parte de la cocina, que está en el fondo por un pequeño pasillo del lado izquierdo, es como una gran habitación convertida en un pequeño apartamento.

Me percato que el lado izquierdo de la ya esta ocupado, así que deje mis cosas en la cama derecha.

No había nadie dentro  a excepción de nosotras.

Los dos baños están cada lado respectivo de la habitación.

No me di cuenta que el agua estaba corriendo en el baño izquierdo, de el lado de la habitación que le toca a la chica que se supone que es mi compañera, Daniela al parecer tampoco, ya que me miró con el ceño fruncido.

Casi al instante  se  dejo de escucharse el agua caer.

la puerta del baño se abrió.

Me voltee para ver a la chica, pero al instante sentí como dos manos cubrieron mis ojos.

—¡¿Eres idiota?!—Escuche gritar a mi mejor amiga.

—Lo-lo lamento, en verdad.—¿Eso es un chico?.

—¿Qué esta pasando?.—Intente quitar las manos de mi amiga de mis ojos, pero Daniela ejercía cierta fuerza para no poder dejarme ver.

—¡Solo cubrete genio!—Escuche a mi apresora gritar otra vez.

—Ya-ya estoy cubierto.

¿¡Cubierto!?

—¡Más te vale imbécil!

—Lo-lo estoy.—¿Está tartamudeando?.—Lo-lo juró.

Daniela me soltó.

¡Ay! ¡Mis ojos!

Parpadie una par de veces para que mi vista volvieran a la normalidad.

Levanté a la mirada y ví a un chico pelinegro completamente rojo como un tomate, solo cubierto por una toalla de bañó.

—Pero ¿Que demonios?.—

A penas pude hablar en un susurro.

Me quede sin palabras, el tipo está buenísimo.

Tiene unos lindos ojos avellana adornados por las pestañas más pobladas y largas he visto. Y Su cuerpo, su cuerpo parece tallado por los mismísimos dioses, no es exagerado, pero todo está mejor de lo que debería, la V en su abdomen se marca a la perfección, en pocas palabras está para comérselo. Me lleva varias cabezas de altura, mínimo debe medir un metro ochenta.

Creo que empezó a hacer calor aquí o ¿Solo soy yo?

¡Por la madre que me parió!

mi mente deberia ser purificada con litros de cloro de manera urgente.

—¿Qué pasa?—Una voluptuosa chica de cabello castaño obscuro semi ruloso en corte hasta el cuello, sale del mismo baño del que salió el guapetón. Solo tiene una camisa negra que le llega hasta más abajo de las rodillas, debe ser de su amigo. Sus piernas se marcan de forma provocativa, sí ella en definitiva grita sexy por donde la veas.—¡Oh! Tenemos compañía.—Une sus manos en un gesto dramático.—Hoy es venticutro, ¿Los nuevos no debieron de haber llegado el ventiseis?.—Sonrió abiertamente.

El chico la vió con vergüenza.

—Hoy es ventiseis, Vane.

¿Es enserio?

Deberían de regalarle un calendario a esta chica, de verdad lo nesecita.

Mi pelinegra amiga me vió con desconcierto. Yo le devoví el gesto.

—No quiero explicaciones.

—Hablo mamá Daniela.—Es más que obvio lo que estaban haciendo. A demás, no es mi problema.—Se cruzó de brazos y les dirigió una mirada justificante.—Pero no quiero dejar a mi amiga sola con esta situación, así que quiero que tú.—Ve fijamente a el pelinegro.—Vallas a ese baño.—Señala donde acaban de salir los tortolitos.—Te vistas en menos de cinco minutos y te largues de aquí.

El chico volvió a enrojecerse con facilidad.

—Eh... Claro.—Fue casi que corriendo al baño.

La chica castaña dió un largo silbido.—¡Pero que carácter!. Creo que me mojé mis bragas.

—Las dos volteamos en su dirección por inercia.—En serio, nunca había visto a Lyo así.—Me imagino que se refiere al mojigato.—Nah, pensándolo bien, es así por naturaleza. Soy Vanesa.—Le tendió la mano a Dandy, mala idea.

—Mi nombre es Daniela.-Se limitó a responder sin tomar su mano.

—Me agradas.—Le picó el ojo y luego tendió su mano hacia mí.-Un gusto, creo que ya escuchaste mi nombre.

—Anna, un gusto.—Tome su mano.—Me puedes decir Ann.

—Ann.-Repitió mi nombre de forma pensativa. Cuando volvió a hablar lo hizo con sincero entusiasmo:—Como la de la serie ¿No?

—Sí solo que ella tiene una "e" al final.

—Sí.—Soltó una risa pícara.

—Entonces tú eres mi nueva compañera.—Me detalló con la mirada. Debo admitir que me sentí violada.—Pero ¿Cuántos años tienes?. Siento que estoy siendo pedofila.

Claro, es normal que se confundan con mi voz de puberta.

Ya va ¿Qué? ¿Pedofila?

—Tengo diesinueve, solo que mi voz es muy aguda.

La chica suspira aliviada.

—Ah, eso está mucho mejor, pensé que eras una chica de catorce super dotada a la que transfirieron a la universidad.

Siento como mi cara se enrojece.

¿Enserio genética? ¿A parte de la voz Tenías que hacerme con una cara de bebé por el resto de mis días?

La castaña carcajea fuertemente al ver mi estúpida expresión y vuelve a hablar:—Tu voz es realmente exitante.—Se muerde la uña de forma seductora.—Perdón.—Se excusa.—No puedo evitarlo, soy Bí ¿Algún problema?.—Miró a Daniela y después a mí.

—Ninguno.—Mi amiga responde por las dos.—Solo no intentes nada con ella.—Me señala con la mirada y sonríe divertida.—Ya ví tus intenciones.

—No haré nada que ella no quiera.—Levantó las manos en son de Paz.

El chico de ojos avellana salió del baño.

Al ver mis intensiónes, Daniela me lanzó una mirada con un letrero gigante en la frente de:

"Ni se te ocurra Rosalí".

Pero, para su desgracia y la de muchos, soy un espíritu indomable.

—¡Oye!.—Le grito. El chico voltea.—Un gusto Mi nombre es Anna, puedes llamarme Ann.—Le tendí la mano y el me la recibió.

—Soy Lyo.—Dijo todavía con timidez.

¿A caso acabas de perder tu virginidad o qué amigo?

—Ella es una de mis mejores amigas, Daniela.—Señalo a la morena de carácter materno.

—Como sea. Un gusto.—Dandy le pasó por un la lado para acercarse a la puerta y la abrirla.—Largo.—Extendío su brazo hacia fuera para indicarle al chico que lo más que obvio, este paso por su lado ya vestido, sin camisa.

Pobre, parece un fideo temblando, de esos que están buenísimos, solo aclaro.

Me da la leve impresión de que el pobre le cogió cierto terror a mi Dandy, se nota por la expresión de su rostro cuando paso a su laso

—A-adios.—Dijo el chico en general, pero ninguna de nosotras respondió.

—¿Eso no podría tráete problemas?.-Señale la puerta ya cerrada por mi amiga, haciendole saber a Vanessa que me refería al buenísimo sin cerebro.

—¿Lyo?.—Enarco las cejas.—Siempre se escabulle cuando quiero algo de sexo.—Wow, está chica es ruda. Noto un par de piercings en su boca, uno en el labio superior y otro en el de abajo.

Daniela carraspeo de forma sonora y yo, como siempre, comprendí que no se sentía del todo cómoda con la situación.

—Debes estar cansada Dandy, vete a dormir un rato, mañana comienza toda esta locura, yo paso por tí.—Le Sonrio y ella a mí.

Le puede entender un "gracias"

Se despide y sale de la habitación, dejándome sola, sola con la chica que estaba follandose al puritano en el baño.

No es que las que leamos W*****d seamos inocentes, pero digamos que tenemos más la teoría que la práctica o al menos ese es mi caso.

—¿Dandy?.—La castaña me ve divertida con una ceja levantada.

—Sí.—Me encogí de hombros.—Les pongo apodos raros a mis amigas.

—Me gusta, espero recibir el mío pronto.

Le sonrió y empiezo a recoger mis cosas. Digamos que tengo como cuatro cajas repletas de cosas innecesarias, pero muy necesarias en mi vida, como la colección completa de los libros de Jane Hausten, y unos que otros libros por allí, algunos dibujos, algunos poemas y unos escritos que tengo...

Auch.

Me caigo como la idiota que soy.

—¿Estás bien?.—Vanessa me ayuda a levantarme, y después se arrodilla para ayudarme a recoger.—¡Vaya! lindo dibujo de Boulevard.—Toma el dibujo que hice de Luke y Hasley besandose.

Mis ojos se abren como platos. Volteo mi torso. En estos momentos me siento un perro, estoy arrodillada mientras me apoyo de mis manos.

—¿Lees en W*****d?

Su sonrisa se ensancha.

—Pues sí, ¿Una niña con apariencia inocente como tú lee en w*****d?

Sorei con un poco de timidez.

—Pues sí.—Imito su respuesta.

Termina de ayudarme a recoger y se sienta en su cama.

—Me gustan las chicas hetero de apariencia inocente como tú.—Se sienta en la cama. Juega de forma curiosa con el borde de la camisa.—¿Te animas a ir a una fiesta hoy? Es privada porque es para los que llevan más de dos años en adelante en UCL, pero puedes colearte conmigo, los del primer año siempre suelen acerlo, yo lo hice.

—¿Una fiesta antes del primer día?

—No es una fiesta.—hizo un gesto con su mano para quitarle importancia.—Es más una reunión.

Una reunión. Vale, no sé porque no me lo trago.

—Anda vive la vida Ann.—Insistió.—Puedes llevar a tu amiga si quieres.

¿Llevar a Daniela? ¡Ja! Claro, como si ella me fuese a dejar ir en primer lugar.

Mordí mi labio inferior, divertirme de ves en cuando no le hace mal a nadie ¿Verdad?

A demás no salgo en siglos.

—Bien, iré.

Vanessa soltó un gritito de satisfacción.

—Veras que la pasarás genial.

Y vaya que me la pasé de maravilla...

Ni se lo imaginan.

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