Ignatiev.
Tenía una mezcla de sentimientos en su interior, nunca había sido bueno para manejar emociones. En ocasiones creía que no había nacido con el don de sentir, ella siempre había sido la excepción a la regla.
Ahora no sabía cómo actuar, la duda y sospecha comiéndole las entrañas.
Siempre pensó que al regresar al fin podría formalizar lo suyo, ya no sería la niña de dieciséis años queriendo su cariño constantemente, sería una mujer de veinte deseosa por unirse a él, entregarle su amor.
Que equivocado estaba.
Se había encontrado con una mujer castigada por algo demasiado grande que escapa de su maldito entendimiento.
Suspiro, con una mano en el volante y la otra en un cigarrillo a medio consumir.
En menos de diez minutos ya se encontraba en la puerta de la mansión, subiendo los escalones de dos en dos. No le prestó atención a nadie, ni siquiera sabía si alguien se había cruzado en su camino, simplemente siguió rumbo al despacho donde sabía que se encontraba su padre.
Entró sin tocar, como un huracán furioso tocando la costa.
Su padre se encontraba dentro, con su madrastra cabalgando en su regazo. No presté atención a las muecas de sorpresa por parte de la mujer.
—Sal por favor, tengo algo que hablar con mi padre.
La mujer miró los orbes de Mark, estupefacta, este le dirigió un asentimiento de cabeza con el semblante tranquilo. Como si se esperara esta visita.
Soraya se vistió como pudo, con las mejillas encendidas. No sabía si de rabia o vergüenza.
Salió dando un portazo.
—Siéntate.
Ordenó su padre, señalando el asiento frente a él. Ignatiev percibió el sonido de la bragueta siendo cerrada. Negó con la cabeza, sabiendo que había roto el récord de cortar polvos.
—Ya te dije que no puedo decirte nada de lo que le sucedió a Kisha, ella tiene que ser quien te lo cuente.
Se encendió un habano, expulsando el espeso humo unos segundos después.
—Tendrás que decirme padre, porque demonios actúa de esa manera. Porque parecía que iba a morirse cuando toque su brazo. No puedo con la incertidumbre.
—¿La tocaste?, joder.
La expresión de su padre se tiñó de tristeza, mirándolo a los ojos se levantó de su asiento dirigiéndose a la puerta.
Lo siguió sin pestañear hasta que se encontraban frente a la puerta de Sasha.
Dieron dos certeros golpes antes de que la voz del Jefe de la Mafia les diera el paso.
Sasha Ivanov era un hombre excepcionalmente frío, al que la edad no había podido quitarle la belleza. Su cabello rubio se encontraba perfectamente arreglado como de costumbre, porte elegante de todo un capo.
—Ignatiev quiere saber qué fue lo que le pasó a Kisha, ya que tuvieron una pequeña pelea en el casino y no reaccionó bien a su toque.
Fueron las primeras palabras que su padre soltó al ingresar a la oficina, Ignatiev pudo observar el rostro de su tío contraerse en una expresión indescifrable.
Los invito a sentarse frente a él con un gesto de manos, parándose de su asiento en busca de tres vasos perfectamente rellenos con Vodka.
—Tomatelo, lo necesitarás.
Ignatiev no dudo en seguir la recomendación, después de todo comenzaba a temer con el halo de misterio que comenzaba a envolver la situación.
—Solo voy a decirte un par de cosas, nadie sabe con totalidad lo que mi pobre niña sufrió. — Sasha Ivanov se estremeció, Ignatiev quedó tieso en su lugar. Jamás había visto a su tío estremecerse ni con el cañón de una 44 en la cabeza, prometiendo volarse los sesos. — Unas semanas después de que te fuiste, a Kisha la secuestraron en la puerta del colegio. Dimos vuelta todo el maldito país buscándola, sin tener ni un rastro. Cuatro días después nos llegó un mensaje de Lombardi, la tenían prisionera en Florencia, no querían nada a cambio simplemente hacernos daño.
Apretó el agarre en el bazo, hasta que el cristal prometió ceder bajo su fuerza.
—La tuvieron dos semanas en cautiverio, nos mandaban videos de sus gritos mientras la quemaban con cigarrillos, arrancaban sus uñas y mientras...
Se le quebró la voz, pudo jurar que una lámina brillosa se formaba en sus ojos. Tenía frente a sí a uno de los hombres más poderosos del mundo a punto de quebrarse con el relato de las atrocidades que le habían hecho a su princesita.
Su padre alargó el brazo a través del escritorio, dándole un apretón en el hombro a Sasha. Cuando éste levantó la mirada había rabia ciega encendiendo sus ojos.
Ignatiev tenía miedo de que terminara la oración, aunque en su interior sabía bien lo que diría. Mientras esos bastardos la violaban.
Tenía ganas de matar a todos, masacrarlos con sus propias manos, empalarlos fuera de su casa como advertencia de lo que pasaría si alguien se atrevía a volver a tocarle un pelo.
—Ya sabes a lo que me refiero. Un día nos llegó un paquete desconocido, dentro había un trozo de cuero cabelludo, con hebras de su melena. Las uñas que le habían arrancado...— Sasha apuró un trago de Vodka. — No sabemos a ciencia cierta todo lo que vivió, cuando la dejaron en la puerta de entrada tirada como una bolsa de basura, casi no respiraba. Tenía tales heridas internas que tuvieron que quitarle parte de sus ovarios, daños irreparables en el útero. Kisha nunca podrá tener hijos, le arrancaron el derecho a ser madre, le arrancaron la inocencia. Por eso Ignatiev te pido que la dejes en paz, no trates de meterte bajo su piel porque ya no hay sentimientos allí. Simplemente ella ya no volverá a ser quien era.
Bien, estaba sintiendo unas ansias animales de destrozar todo a su paso. Tal ira y decepción que no podía controlar sus emociones.
Estaba enfadado consigo mismo por haberle fallado, no haberla cuidado. Estaba enfadado con las personas que no le dijeron lo que había pasado. Estaba enfadado con todo el puto mundo.
—Los mataré.
Y no mentía, comenzara a investigar lo más rápido que pudiera. Mataría a cada maldito que se atrevió a poner sus sucias manos en ella, disfrutaria torturando, rompiendolos en mente y cuerpo.
—Ya es tarde hijo, Kisha se encargó de hacerlos sufrir en cuanto se recuperó de su estado. — Marck se acarició las sienes.— Solo le falta uno, su objetivo más grande y peligroso.
—¿Quién?.
Ambos hombres lo miraron con seriedad.
—Lombardi, está detrás de él, esperando el momento para atacar y ese es nuestro mayor miedo. Por ese motivo te hemos traído. Tienes que cuidarla Ignatiev, como si tu vida dependiera de ello.
Capìtulo 0.5Kisha.Se encontraba en el club controlando los libros de contabilidad cuando Ignatiev entró a la oficina.—¿Realmente no te han enseñado a tocar?No levantó la vista de los números que pasaban frente a sus ojos, no hasta que él no respondió a su pregunta.Lo observó con fijeza, a medida que analizaba las emociones en sus ojos màs frunció el ceño, hasta que cerró el libro de golpe apretando los puños con fuerza a sus lados.—Te lo han contado.— Se levantó de la silla con lentitud. — No te ha bastado mi negativa como para ir corriendo a chismosear con mi padre.Apoyó su cadera en el escritorio, cruzándose de brazos en una posición defensiva. Sentía rabia y vergüenza de que fuera conocedor de lo rota que estaba por dentro. La mirada de Ignatiev cambió, reflejando pena, lástima. Sentimientos que odiaba con todo su ser, odiaba que la gente la mirara de aquella forma. Lo habían hecho por mucho tiempo, su padre aún lo hacía cuando creía que ella no lo veía.—Cambia esa puta mi
Capítulo 0.6Antes del atardecer ya estaba todo listo para su incursión, Sasha había elegido diez de sus mejores hombres además de Ignatiev y Dimitrios.Ya en el Jet privado Kisha no pudo hacer nada más que rodar los ojos ante la competencia de meadas que se estaba desarrollando a su alrededor, tenía a cada uno sentado a sus lados. Las miradas de soslayo no pasaron desapercibidas para ella.Mucho menos cuando Dimitrios tomó un mechón de su cabello colocándolo detrás de su oreja, acariciando su pómulo en el proceso.Sintió como Ignatiev se tensaba a su lado, la mirada que le dirigió estaba cargada de frialdad. Después de todo, aquel hombre podía tocarla sin ponerla a temblar al momento, presa del pánico.Con una sacudida de cabeza cortó el contacto, mirándolo con furia.—Resuelvan su maldita disputa antes de llegar, no quiero niños maduros en mi grupo. Si van a competir con quien mea más lejos, los mandaré con una patada en las bolas de nuevo a Moscú.Se levantó con brusquedad sin espe
Capítulo 0.7Kisha.Las luces la cegaron por unos segundos, inmediatamente sus ojos se acostumbraron. Un mesero se acercó a ella, llevándose su abrigo con una sonrisa cordial, ofreciéndole una copa de champán de una charola. Kisha negó, escaneando el lugar con la mirada.Era enorme, repleto de personas adineradas bailando, tomando y follando.Grandes sofa de color escarlata albergaban parejas disfrutando del sexo, mesas de cristal a rebosar de alcohol y cocaina.Se dirigió a una de la barra cerca de una escaleras, sabía que Lombardi se encontraría en el palco privado, reservado para personas con mucho capital. En su paso llamó la atención de tanto hombres como mujeres, los rechazó a todos con un movimiento de mano.Ahora tendria que engatuzar a algùn idiota forrado en pasta como para que le invitara a ir hacia arriba.Observando el ambiente a su alrededor, se dispuso a tomar un Whisky apoyada en la barra.No pasó mucho tiempo hasta que un hombre de unos treinta años, con un impecabl
Capìtulo 0.8Ignatiev.Nunca había llegado a sentir pánico en su vida, hasta este momento.Solo de escuchar las palabras de aquel bastardo Italiano su corazón comenzó a latir con rapidez. Se encontraba debajo de la ventana de aquel maldito lugar cuando sintió el estruendo, la lluvia de balas siendo disparada.Desde ese segundo paso todo paso en cámara lenta frente a sus ojos. Observó un borrón de tela rojiza cayendo, cristales impactando el suelo. Alzó los brazos, quedando sin aire cuando el cuerpo de Kisha lo mandó al suelo.Algo caliente y espeso comenzó a humedecer sus manos, aprecio la respiración errática en la mujer antes de que esta se levantara.—Debemos irnos, antes de que vengan a por nosotros.Ignatiev quedó aturdido, sin poder hacer más que observar los lugares donde el vestido comenzaba a tornarse más oscuro.—Estás herida.Susurro, ganándose una mirada penetrante por parte de ella, antes de que lo tomara del brazo obligándolo a correr.—Estarè muerta si no mueves el cul
Capìtulo 0.9Kisha.Si me preguntas, estoy orgulloso del monstruo que cree.Kisha no podía quitar aquella frase de su cabeza, el muy cabrón sabía que lo estaba investigando, el mismo la mantenía vigilada en su maldito país bajo las narices de su jodido imperio.Cada hora que estuvieron en el maldito avión ella se mantuvo pensando, en cómo la habían usado al igual que una marioneta. Moviendo los hilos para llevarla por el camino que querían, ya no más.No podía dejarse llevar por la sed de venganza si aquello se iba a convertir en una debilidad.Tenían mucho que planear, Ignatiev le había dicho lo que sucedió con Alina, lo que pretendían hacer. Usarla como una moneda de cambio, si bien no se llevaba para nada con la hijastra de Marck no podía dejarla allí, no le desearía lo que vivió a nadie. Pero tampoco le daría lo que deseaban tan fácilmente.———Llegaron a Moscú en la madrugada, al momento en que bajaron del avión había un centenar de guardias custodiando el vehículo que los lleva
Capìtulo 1.0Ignatiev.La casa era un maldito desastre, el despacho otro maldito desastre.Voces se interponian por encima de las demás, había un revuelo de hombres discutiendo sin llegar a escucharse unos a otros.Hasta que la puerta se abrió y Kisha Ivanov se adentró a la sala dejándola en absoluto silencio.Se encontraba vestida totalmente de negro, con un cigarrillo colgando de la comisura de su labio. Le dedico a todos una mirada helada, penetrandolos con su mirada azulada. Poseía una belleza letal, capaz de dejarte sin aliento, como todos los hombres allí presentes.—Zorra.La voz de Soraya resonó por la habitación silenciosa, cortando el hechizo que Kisha había lanzado encima de todos.Ignatiev observó cómo las retinas azules se clavaron como dagas en el rostro hinchado de la mujer.—Saquenla, las mujeres como ella no forman parte de los negocios. Que vaya a despilfarrar dinero, es lo mejor que sabe.—Kisha.Rezongo su padre, negando con la cabeza.—Tu madre estaba sentada en e
Capìtulo 1.1Kisha.Se había quedado anclada en su lugar, aún cuando todas las personas habían abandonado la sala. Aùn cuando su padre miraba fijamente su rostro, esperando cualquier reacción de su parte.—¿Vas a entregarme a él?.Le pregunto, expulsando el humo de su boca con lentitud.Sasha se encontraba frente a ella, con ambas manos unidas frente a su rostro.—Las empleadas han ido a conseguirte un vestido. Tu madre está preparando la ceremonia, será mejor que subas a darte un baño.—No has respondido a mi pregunta, no podía hacerlo. Se sentía traicionada.—Es provisorio Kisha, podrán separarse en cuanto acabemos con Lombardi.Le dio un puñetazo a la mesa enojada, dirigiendo sus orbes hacia el rostro de su padre. Había una lámina cristalina allì, Sasha no recordaba la última vez que la había visto llorar.—No me mientas, joder. Sabes que tendremos que mantenernos juntos hasta que alguno de nosotros muera, esa es la tradición, si los demás clanes se enteran que estamos usando la Le
Capítulo 1.2Kisha.Cuando la ceremonia termino y todos se marcharon, con la promesa de realizar la fiesta de bodas en una semana, Kisha y los demás volvieron a meterse en el despacho.Había rostros felices a su alrededor, todos excepto uno, el de Soraya Morozova que la miraba como si le hubiese robado algo.—No hay tiempo para festejos, Lombardi se a puesto en contacto. Quiere hacer el intercambio esta noche, en el embarcadero abandonado. — Su padre tensó la mandíbula. — Amenazo con matarla si avisamos a los demás, solo nosotros tenemos permitido ir.Kisha lo miraba con fijeza, no había miedo en su interior. No quería volver a estar cerca de aquel hombre y los monstruos que tenia por aliado, sin embargo no era miedo lo que atenazaba sus entrañas.—¿Qué es lo que planeas?.Pregunto captando la atención de todos. Automáticamente la mirada de su padre se dirigió al hermoso anillo de zafiros que tenia en el dedo, una reliquia familiar de los Morozov. Merck se la había entregado a Ignatie