Tenemos un trato

 —No entiendo, Lionel. —Una rubia le reclamaba histérica—. No sabes quién es ni de dónde viene y la traes aquí. No, pero no solo la traes al campamento, también la ubicas en la casa principal y ¿desayunas con ella? ¿Qué te está pasando?

Lionel respiró profundo.

 —¿Por lo menos la probaste? —Un hombre ancho y robusto, con ojos oscuros y cabeza calva le preguntó—. Si la pusiste en la casa donde tú y tus mejores guerreros están ubicados, es porque es muy buena.

 —Lo es —Lionel aseguró, pero en realidad no la había probado. Solo se llevó de la palabra de su mensajero.

 —Entonces, queremos ver qué tan buena es —contestó malicioso. Ashton Y Kiara Bur son esposos y la mano derecha del padre de Lionel. Él se la pasa más con Leonel Sum que en el campamento, mientras que su esposa vive metida allí y pocas veces viaja a la casa del padre de Lionel, donde vive su esposo.

 —Está bien. Mañana mismo haremos la prueba.

***

Eli se levantó temprano y llena de energía. El efecto del Ilus se había esfumado por completo y ya había recuperado todas sus fuerzas. Pasaron un par de semanas desde que despertó en aquel campamento y en vez de encontrar respuestas, estaba más sumida en la confusión. Había algo en ese guerrero enmascarado que le intrigaba. En especial, la razón de cubrirse por completo hasta para comer. ¿Por qué se ocultaba tras esa máscara? ¿Qué tan cierto era el asunto de aquella tonta profecía? ¿Ojos verdes? ¿Qué tenía de especial tener los ojos de ese color?

Mientras más pasaban los días, descubría comportamientos de ese hombre que le recordaban a Ulises. Por ejemplo; cuando se sentía tenso o acorralado, Ulises rascaba su nariz y, aunque este hombre no tiene la nariz al aire, hace el intento involuntario por encima de la armadura. Además, tiene los mismos ojos de él y algunos gestos propios de su prometido.

 —No tengo idea de qué pasó, pero te voy a encontrar, mi amor. No puedes estar muerto porque sueño todos los días contigo. Me pides ayuda y de verdad siento que me necesitas. Desde tu supuesta muerte tengo esta sensación y debe haber alguna razón de no haber podido olvidarte —Eli decía para sí, convencida de que a Ulises le pudo pasar lo mismo que a Leela y a Jing. Tal vez despertó en ese mundo con otra vida.

Eli se dirigió a la cocina y después de desayunar, salió a respirar aire fresco y a ejercitarse un poco. No había entrenado desde que llegó a aquel lugar y aunque había decidido dejar la vida de guerrera, su cuerpo le pedía a gritos un poco de práctica.

 —Señorita Lojan. —Lionel la abordó junto a Kiara y Ashton. La primera la recorrió con la mirada y su expresión era despectiva.

 —Con que esta es la famosa guerrera que venció a los Evils. —La mujer comentó con disgusto.

 —Señorita Lojan, ella es Kiara y éste es su esposo, Ashton Bur. —Lionel presentó a la pareja y Eli observó a la rubia con detenimiento. Una mujer muy atractiva, pero se veía que era fastidiosa y difícil de tratar. Había algo en su mirada que no le gustaba y le sorprendió muchísimo que una bella y joven mujer estuviera casada con aquel señor. Ella debía estar en sus treintas y él en sus cincuenta y tantos. Kiara era esbelta y con buenas curvas. Su cabello era rubio claro y su piel bronceada; sus ojos azules celestes y su nariz perfilada, sus labios delgados y largos y sus ojos pequeños con casi nada de pestañas y una línea de cejas casi invisibles. Su rostro no era muy bonito, pero tenía un cuerpo de ensueño y una larga y ondulada cabellera.

 —Muy hermosa la guerrera. —Ashton comentó mirando a Eli con lascivia—. Tiene unos bellos labios, señorita. Ahora entiendo el extraño comportamiento de Lionel —bromeó malicioso, como resultado a su comentario, su esposa lo miró mal. Eli se preguntaba si la molestia de la mujer era por su esposo o por Lionel.

 —Deja de decir tonterías, Ashton. —La rubia reclamó—. Lionel no es el tipo de hombre que se deje impresionar por trivialidades. Él es nuestro elegido, no un cualquiera.

 —Elegido o no, es hombre y no está ciego. Además, él algún día tendrá que buscarse una mujer y casarse —él contestó con picardía.

 —Una mujer que esté a su altura, no cualquier aparecida. —La rubia refutó echando chispas.

Eli la miró con sospecha y disgusto. ¿Podría ser esa mujer tan descarada para celar a otro hombre delante de su esposo?

 —Kiara, Ashton; como ya conocieron a la guerrera Lojan, sería bueno pasar al área de entrenamiento y verla en acción —Lionel cortó el tema fastidiado.

Todos se reunieron en el campo de entrenamiento. Era un inmenso lugar al aire libre con diferentes herramientas y armas para la batalla. Todos los guerreros se sentaron alrededor de la línea de batalla, así le llamaban a una parte polvorienta y dividida por un gran círculo rojo, pintado en el suelo. Lionel estaba nervioso porque no estaba seguro de la habilidad de Eli, ya que simplemente escuchó de Jonah que ella había vencido a un grupo de guerreros de los Evils.

 —Hola, preciosa. —Jonah, el chico que encontró a Eli, la saludó con efusividad. A pesar de lo atrevido que era, Eli se sentía a gusto con él, dado que era el único que se comportaba como alguien de su edad allí.

 —Hola, Jonah. —Ella devolvió el saludo.

 —Por fin sabremos si lo que dijiste es cierto. Yo te veo como una debilucha, pero ya veremos —sonrió malicioso y Eli lo miró mal.

Todos se organizaron y el coronel Jackson anunció la batalla. Buscaron uno de sus mejores guerreros para que pelee con ella.

Ellos se pusieron en posición y el coronel anunció que podían empezar. Todos miraban a Eli con pena y dudaban de que ésta pudiera vencerlo. El tipo se lanzó contra ella y Eli le dio un golpe en el estómago que lo encorvó, entonces, ella lo pateó tan fuerte que lo sacó de la línea de batalla. Todos se quedaron atónitos y hubo un gran silencio. Lionel se paró de su lugar anonadado.

 —¡Probemos con otro guerrero! —Jackson anunció y un guerrero gigante y lleno de músculos entró a la línea. Todos miraron a Eli con lástima, pues esta vez, no le sería posible salir ilesa. Ella parecía un insecto delante de él.

La batalla empezó y Eli saltó por los aires y golpeaba al tipo girando alrededor de éste. Él trataba de atraparla como si ella fuera una mosca molesta, pero Eli se movilizaba con rapidez y él no pudo atinarle ni un solo golpe. Eli golpeó sus rodillas y el hombre cayó sobre éstas, luego golpeó su cuello levemente con dos dedos y el grandulón perdió el conocimiento. Hubo otro momento de silencio y Lionel empezó a dar palmadas, contagiando a los demás; fue así, como todos aplaudieron a Eli.

 —¡Usted es increíble! —El coronel expresó con admiración.

Todos miraban a Eli maravillados y Lionel se acercó con ojos brillosos y maravillados y una gran sonrisa de la que nadie fue testigo, gracias a su máscara.

 —¡Se los dije! —Lionel miró a Kiara y Ashton victorioso.

 —Esto... —Ashton tartamudeaba—. Es asombroso...

 —¿De dónde eres? —Kiara cuestionó molesta—. ¿Cómo sabemos que no eres el enemigo?

 —Ni siquiera sé quién es el enemigo —Eli contestó con serenidad—. Mis padres murieron en manos de los Evils y un maestro de artes marciales me recogió y crio en un bosque alejado, donde no teníamos acceso a las demás personas. Meses atrás, mi maestro murió de vejez y yo decidí salir al mundo exterior. Pero al nunca haber salido de allí, me perdí. Entonces, caí por un precipicio y por suerte había un río abajo. Solo que perdí el conocimiento y me encontré en aquel extraño desierto sin entender cómo llegué allí. Fue cuando fui atacada por los Evils, los vencí y luego llegué al campo de Ilusiones, comí ese extraño fruto y Jonah me encontró —mintió.

 —¿Se da cuenta de que su historia no es muy convincente? —Kiara cuestionó incrédula.

 —¡Por favor, Kiara! —Su esposo le reprendió—. Deja a la chica en paz.

 —No pueden confiar en una persona que se aparece de repente porque sí. Puede ser una espía.

 —¡Ya basta! —Lionel gritó molesto—. Ella no se apareció aquí, nosotros la trajimos. De todas formas, la mantendré vigilada si esa es tu preocupación.

 —Me imagino que así será —espetó con ironía.

***

Ashton regresó a Dinan, lugar donde vivía el padre de Lionel, mientras que Kiara se quedó en el campamento como era su costumbre. Eli buscaba la forma de mantenerse alejada de esa mujer, ya que ella no le inspiraba confianza y era obvio que le tenía celos.

 —Usted es muy buena, señorita Lojan —Lionel la elogió y Eli se sonrojó. Ambos se encontraban en un Dojo que estaba dentro de la casa.

 —Aprendí de los mejores —contestó con algo de nostalgia—. Los guardianes de mi mundo me dieron un entrenamiento especial. Leela es la guerrera más ágil que he conocido y el príncipe Jing el más poderoso. Aprendí mucho de ellos, pero no soy ni la mitad de buena.

 —¡Vaya! No puedo imaginarlo si quiera. Creo que nosotros no somos muy diestros en la batalla, entonces. Lojan, quiero que sea mi guerrera de confianza. En verdad necesitaré de su ayuda. Los Evils y los rebeldes son muchos y nos ha sido difícil someterlos. Son personas malvadas y codiciosas que no se quieren entregar al orden.

Eli lo pensó un rato. No sabía si sería conveniente inmiscuirse en esos asuntos. Ella solo quería encontrar a Ulises y buscar la forma de volver a Destello. Entonces, pensó que la mejor manera de descubrir si él era su prometido, era estar a su lado.

 —Está bien, me uno a su causa. Pero... —lo miró a los ojos—, tengo una condición.

 —¿Cuál es su condición?

 —Yo lo ayudo y usted me ayuda. Pelearé con usted y enseñaré a sus guerreros; pero a cambio, usted me ayudará a buscar la forma de regresar a mi mundo.

Él se quedó en silencio un rato. Por alguna extraña razón, la idea de que ella se marchara le apretaba el pecho. ¿Qué le sucedía con esa chica?

 —Tenemos un trato, señorita Lojan —dijo al fin y ambos estrecharon manos.

***

Eli se pasó esos días entrenando a los guerreros de Lionel. Volver a hacer aquello la llenaba de satisfacción. Al parecer, nunca podría dejar de ser guerrera, pues eso era parte de ella. Las pocas semanas que tenía allí le hizo entender por qué Lionel y sus hombres tenían desventajas en la batalla. ¡Estaban muy mal entrenados! Incluso el mismo Lionel necesitaba mejorar sus técnicas. Ellos practicaban casi todas las tardes en el Dojo de la casa, donde Eli le enseñaba todo lo que sabía.

 —Entonces, dices que vienes de otro mundo. —Jonah se dirigió a ella intrigado, pues le encantaban esos temas raros.

 —Sí, pero debes guardarme el secreto. No quiero que me crean loca —advirtió.

 —Claro que sí. Es más, hasta te voy a ayudar. He leído mucho sobre esos fenómenos y siempre he creído que en este lugar se ocultan cosas extrañas.

 —¿Tú crees? —Eli enarcó una ceja ante la ironía. En su vida había visto un lugar más extraño que aquel mundo.

 —En cuanto a tu novio, no tengo ninguna información. He viajado a varios lugares cerca de donde apareciste y no he encontrado ningún rastro ni escuchado sobre un chico de ojos verdes; créeme, él hubiera sido la sensación. No existe una sola persona, además de nuestro general, que tenga los ojos de ese color en nuestro mundo.

 —Entiendo. —Eli se quedó pensativa. Esa información confirmaba más sus sospechas, claro, conservaba eso para ella misma. Iba a buscar la forma de ver el rostro de Lionel y saber de una buena vez si él era o no Ulises.

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