Los padres de Ulises

Eli estaba atónita observándolo sin todavía dar crédito a lo que sus ojos veían.

  —¿Dimitri? —tartamudeó espantada—. ¿Cómo es posible? Se supone que moriste hacen más de tres años.  

  —Ah eso. Se supone, lo dijiste bien. Cuando regresamos a Destello nos llevaron al Norte para enterrarnos. Imagínate, enterrarme junto al desgraciado de Deon. Entonces, abrí los ojos en la morgue. Para mi suerte solo el maestro Chan se encontraba allí, estaba buscando algo que yo tenía y que, por supuesto no le di, porque en ese momento no me daba la gana. Él me miró moribundo y me curó con la condición de que desapareciera de la vida de los guardianes y jamás me acercara a Zafiro. Así lo hice y él enterró otro cuerpo en mi lugar. Le iba a dar la piedra por agradecimiento, pero lo

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