Maximiliano en ese momento estaba en su oficina mientras se daba cuenta de que sin su permiso, se había pedido el ingreso de la nueva persona que se encargara para limpieza de su oficina tras la ausencia de la persona anterior que estaba encargada de eso, Lucrecia había dejado su lugar.
De manera que Maximiliano no quería que eso se llevara a cabo, hasta que él lo decidiera, por eso dio la orden de que la búsqueda de alguien para limpieza en su oficina se cancelara de inmediato. Eso fue justo lo que se hizo. Le molestaba bastante que se hicieran cosas sin su permiso, era eso lo que lo había pasado, por eso estaba molesto... en ese instante su amigo Félix hizo acto de presencia en el despacho, para comenzar con la lectura de un documento importante que luego de su análisis debía ser firmado por Maximiliano. —¿Puedo saber que te tiene así de enfadado? —le preguntó y él resopló. —El hecho de que se hagan cosas sin mi permiso, en ningún momento permití que se buscara alguien para sustituir a Lucrecia. Sé que debo hacerlo, pero alguien dio la orden por mí, es eso lo que me molesta —expresó bufando y Félix comprendió por qué estaba de esa manera. —De acuerdo, no estaba al tanto de eso, de que esa mujer se había ido y ya no estaba haciendo su trabajo, pero te habría preguntado antes de buscar a alguien más que ocupe su lugar, por supuesto —le declaró. —Vale. Ya lo hecho, hecho está. Por supuesto que ordené que ya no se buscara a nadie, será cuando yo lo decida. —Has tomado la decisión que mejor te parece. Además de que no es la única persona que puede hacer eso aquí, solo que no cualquiera pueda entrar pero puedes hacer que alguna otra persona de la servidumbre lo haga. ¿No te parece? —le dijo. —Lo sé, después veo eso, Félix. ... Valentina pasó el resto del día con su pequeño hermano mientras estaban mirando un película. No paraba de reír, la cinta era muy divertida. Tampoco dejaban de comer palomitas de maíz, las favoritas del pequeño Mario. —Vas a estar bien, ¿no? —le preguntó, yo de noche, cuándo lo llevó hasta la cama, para que durmiera, ya que el pequeño Mario le daba miedo ese sonido de la lluvia que provocaba una rama moviéndose contra su ventana. —No, quédate conmigo, Tina —le pidió. Era justo lo que Valentina sabía que iba a pasar, puesto que su hermano verdaderamente le tenía bastante terror a ese sonido qué siempre que llovía pasaba, incluso ella le dijo que no se trataba de ningún monstruo, los cuales no existen, salvo en cuentos y en la televisión, para dejarlo más tranquilo... pero eso no había funcionado para extinguir el miedo que siempre aparecía en la cabeza de Mario, de manera que sin negarse porque no tenía corazón para dejarlo así, se acomodó a su lado y le prometió que se quedaría con él hasta que pudiera dormirse. Pero siempre sucedía que Valentina también amanecía todavía junto a Mario, porque verdaderamente se quedaba dormida. Se despertó cuando quiso, pues era domingo, Además de que quedarse un poco más de tiempo en la cama durmiendo, la olvidaría del presente angustioso. —Tina, tengo hambre. Ya es hora de levantarse —le recordó, algo que ella hacía con él durante la semana. —Sí, tienes razón, ya te voy a alimentar, dame un segundo. Pero se puso en pies, y pronto bajó hasta la cocina para comenzar a preparar el desayuno y alimentar a su hambriento hermanito. —¿Te gusta? Ni siquiera habló, solo asintió con la cabeza y ya sus ojitos brillando le decían todo, le encantaba el platillo que había preparado Valentina para él. Después de eso, estaba de nuevo sonando el teléfono de la muchacha y esa vez lo contestó después, cuando se dio cuenta de que decía "Elena", ella abrió los ojos de par en par. —Buen día, Elena. Espero que estés bien. —Hola de nuevo, estoy un poco decepcionada nada más, oye, respecto al trabajo que te mencioné el día de ayer ahora sin motivo alguno han dicho que no habrá citas para la próxima semana, es decir que ya alguien ocupó la vacante o se canceló, lo siento, de verdad lamento haberte ilusionado con este trabajo. No sabía que esto iba a pasar. Valentina se sintió un poco mal, Elena no era la culpable de que eso hubiera pasado. Ninguna de la dos. —Vaya, no me esperaba esta noticia, pero no te preocupes de todos modos no es culpa tuya de que eso haya pasado. Admito que sí siento un poco de desilusión pero ni modo. Suspiró. Luego de eso clavó los ojos en el brazalete. Finalmente se estaba viendo demasiado obligada a vender ese brazalete con tal de obtener algo de dinero, era eso o realmente verse con la soga en el cuello. Primero estaba Mario y ella, ese brazalete ya tenía que irse, quizá por eso lo mantuvo todos esos años, y ahora que estaba en un aprieto, pues lo vendería. Era momento de hacerlo. No esperaba qué otro chico con buenas intenciones apareciera de milagro y se lo diera. ... Maximiliano ya estaba de camino a una clínica dedicada a la inseminación artificial, había decidido ir a ese lugar con su amigo Félix quién se vio sorprendido un poco de que finalmente su amiga Maximiliano se decidiera en ir a ese sitio por lo del vientre en alquiler, la verdad solo le había dado esa idea pero jamás pensó que realmente lo iba a tomar en cuenta, sabía qué finalmente Maximiliano tendría su heredero, aún así tenía que andar con mil ojos, debía ser muy cuidadoso de la prensa que siempre podría sacar cosas que no eran ciertas. Por esa razón tenía que ser demasiado precavido al respecto y de esa forma no levantar sospechas o ser seguido por alguien que luego pudiera filmar y hablar cosas falsas, inventando más de la cuenta. En poco tiempo ya estaban dentro. ¿Era correcto lo que estaba haciendo? Solo en su sistema había una firme decisión.Maximiliano, quien acababa de dar una rueda de prensa en donde estuvieron casi veinte periodistas haciendo preguntas por doquier y sin parar, algunas incómodas y otras que verdaderamente lo hacían enfadar un poco. La realidad es que ellos estaban allí para preguntar por su trabajo y no por su vida privada, pero siempre que podían, había alguien que cuestionaba sobre su vida amorosa, y eso era algo que no le agradaba en absoluto, no era problema de nadie si estaba soltero o no, era su decisión continuar así o decidir tener un compromiso.—Ya estoy cansado de lo mismo, eh —le dijo a su amigo mientras estaba hablando con él a través de una llamada. Ahora mismo el hombre se encontraba en su despacho luego de haber dado esa rueda de prensa, lo que lo dejó un poco molesto—. No es asunto de nadie si estoy en una relación o no, es lo que más me enfada. Que siempre hagan ese tipo de preguntas cuando la rueda de prensa se trata sobre el trabajo y no sobre mi vida privada, es algo que ya no tole
Todavía en ese momento su secretaria seguía al otro lado de la puerta y sacudió la cabeza, por un momento le había olvidado por completo e hizo una seña para que ella entrara finalmente la mujer abrió la puerta y avanzó hacia su escritorio, dejando sobre el mismo varios papeles, luego se quedó en pies antes de empezar a hablar. —Señor ya se ha confirmado la reunión y todos han dicho que vendrán, también tengo el horario que me pidió sobre el señor Fernando —añadió, la chica había sido siempre una trabajadora muy competente y todo lo que le pedía ella lo hacía, todo eso en cuanto al ámbito laboral. No podía quejarse de nada, porque la mujer en todo el tiempo que estaba allí había sido de gran ayuda y siempre hacía el trabajo que se le pedía, de manera que como ella no había encontrado una persona igual, ya que antes de Mariana, habían pasado por ese mismo puesto diferentes muchachas que no habían hecho su trabajo como siempre lo quería, era por eso que acababa estresado y despidiendo
Valentina se levantó temprano y preparó el desayuno, era la tercera mañana, y todavía no alejaba su rostro de su cabeza. De pronto se sintió estúpida por no dejar de pensar en ese chico, es que no tenía sentido, aún así seguía pensando a ese muchacho, tal vez porque no era posible olvidar lo que hizo por ella aquel día. Realmente le estaba muy agradecida. Era sábado y por ende, ya no tenía que ir a trabajar, eso también quería decir que podría pasar tiempo con su pequeño hermano, a quien le agradaba la idea bastante. Era un chico que estaba apegado a ella, y por eso amaba la llegada los fines de semana, porque sabía que su hermana pasaría tiempo con él, de verdad le gustaba mucho que ella estuviera con él. Valentina había tenido la idea de que fueran al parque, pero esa mañana no tenía muchas ganas de salir, así que decidió quedarse en casa. Pero siempre que miraba esos ojitos hermosos de Mario, entonces estaba ya cambiando de opinión. —¿Así que quieres muchísimo ir al parque, mi n
Después de esa llamada se sentía demasiado preocupada al respecto, porque sabía que esa situación podría empeorar si no conseguía un empleo rápidamente, entendía perfectamente que Claudia estuviera necesitando su dinero, después de todo mucho tiempo ya había pasado desde que le pagó el último alquiler y ahora ya le estaba pidiendo que cancelara las deudas de los otros meses que todavía no había cubierto, así que se sentía pésima y entre la espada y la pared en ese instante, su pequeño Mario apareció de pronto y le tocó la pierna derecha para llamar su atención, ya que había estado bastante sumergida en todo es asunto del pago. Tenía demasiadas ganas de ponerse a llorar de la preocupación excesiva que estaba aplastando su cabeza, y llenando su mente de muchas más inquietudes, las cosas eran demasiado complicadas ni siquiera podía ir con su jefe de la cafetería y pedirle un préstamo, porque era un hombre demasiado tacaño, además había escuchado decir a otra compañera que tuvo la intenc