Karim
Marco el número de Madison, el reporte que me han dado hace unos momentos me hacen querer arrancarme la cabeza de la incertidumbre. ¿Qué tiene que hacer Madison en el hospital? Estoy a punto de ir personalmente y averiguar esa respuesta por mi mismo.
—¿Por qué nadie puede darme más información? —le digo a Josef, mi jefe de seguridad.
—Están averiguando, señor Burj.
—¡Qué sean más rápidos! —golpeo la superficie de mi escritorio, después de mi visita en empresas de Asad, había regresado a la empresa con un dolor de cabeza después de mi ataque de ansiedad.
Josef llama desde su móvil intentando encontrar la respuesta a mi pregunta. Después de unos momentos, cuelga.
—Señor Burj…—lo interrumpo ansioso.
—Dilo, dilo, &iqu
Madison—¿Estás segura? —pregunta mi hermana Giorgia de nuevo, ahora cuando me mira agarrar mi cartera y mi abrigo.—Si, tiene que saber que será padre, aunque no estemos en los buenos términos, tiene que saberlo.—Me parece perfecto que tomes esa decisión, sabes que cuentas conmigo. ¡Me emociona saber que seré tía! —me abraza antes de que salga por la puerta.Bajo los escalones, me acerco a la acera en espera del taxi que he llamado, miro el reloj ansiosa, cuando levanto la mirada, una gran camioneta blindada y negra se detiene frente a mí.Por un momento creo que podría ser Karim, pero para mi sorpresa…es Farid Asad.—¿Señor Asad? —pregunto sorprendida. ¿Cómo sabe dónde vivo? Él baja, mira alrededor por un momento, luego se encamina hasta mí.
MadisonKarim se queda inmóvil al escuchar esas dos palabras. Apenas ha parpadeado.—También para mí fue una gran sorpresa, ayer me he enterado, voy a tener a nuestro hijo, no me importa que no estés a nuestro lado.—¿E-E-Embarazada? —tartamudea. Sus ojos se abren aún más, luego su entrecejo se arruga, sus ojos suben y bajan a mi vientre, bueno, que me he dado cuenta de que el pantalón que llevo puesto, apenas me ha cerrado dos botones, tiro de la orilla de mi blusa. Bueno, ya lo he dicho. No pienso negarle esta noticia a Karim, por más que lo ame y me haya alejado de su vida, tiene que saber que será padre.—M-Muy embarazada. —digo un poco nerviosa, intentando aligerar el momento, su cuerpo se tensa, sé que debe de pensar miles de cosas. —Bueno, solo quiero que sepas que…—corta la distancia en un pas
Madison“Señora Amin al-Husayni”Esas palabras hacen ruido dentro de mi cabeza. El cuerpo de Karim me brinda esa calidez que solamente con él he experimentado. Cierro los ojos y disfruto. No quiero pensar en nada más, solo en nosotros y en el presente.—Vamos a casa. —susurra cuando se inclina cerca de oído.Me separo poco a poco de él, levanto mi mano y acaricio la barba ya algo abultada, le acaricio con las yemas de mis dedos, Karim sonríe.—Ha crecido. —Karim afirma mis palabras.—Vamos a casa, Habibi. —mi mirada se encuentra con la suya al mismo tiempo que dejo de acariciar.—Tenemos que hablar, Karim. —él asiente.—Hablaremos en casa, por el momento es el lugar más seguro aparte de mi empresa.—Eso quiere decir que realmente algo pasa. ¿No? —&eacu
KarimMadison me sostiene el rostro, sus manos tiemblan, su imagen ya no es borrosa, mi respiración intenta controlarse, acaricio sus muñecas con mis dedos…—Aquí estoy…siempre, amor.Sus palabras calan en mi alma, diría que hasta en mis huesos. Es la primera vez que me dice “Amor”, desde que me había nacido decirle “Habibi” no había dejado de privarme en hacerlo, simplemente es así con ella. Ahora, ella en su lenguaje, lo hace. Sus ojos marrones se clavan en los míos, finalmente ha visto esa parte de mí.—Habibi…—suena mi móvil, pero ella es rápida. Contesta y dice algo que no presto atención, intento reponerme.—Gracias, Josef. Si, aquí estamos. —luego cuelga. Mi mirada se planta en ella por unos breves momentos, luego bajo a su vientre, a pesar de este
MadisonEstoy sentada en la orilla de la cama de Karim, miro hacia el ventanal que abarca toda una pared de la misma habitación, las cortinas están recorridas, me quedo ida en algún punto del paisaje, mi mente repasa una y otra vez lo sucedido horas atrás, aprieto con fuerza mi móvil, acababa de terminar la llamada minutos antes con mi hermana, tenía miedo de que me sucediera algo, pero sabía que estaría segura a lado de Karim. Escucho la puerta abrirse a mi espalda.—Habibi…—cierro los ojos y suelto un suspiro de alivio, escuchar como me llama, me relaja. Antes de levantarme me vuelvo hacia él, pero lo veo pálido. Me levanto bruscamente y voy hacia él.—¿Qué tienes? ¿Te sientes mal? —hablo a toda prisa, Karim tira de mi para rodearme, deja su barbilla en mi cabeza y ejerce presión en el abrazo, lo
KarimCamino de un lado a otro, la ansiedad crece, miro de nuevo la puerta de la habitación, me paso una mano por mi rostro, luego suben ambas manos por mi cabeza y tiro de mi cabello oscuro.—Calma, Karim, calma. —me repito en voz baja, me giro y comienzo a caminar por el pasillo.Escucho como el picaporte se gira y la puerta finalmente se abre, la hermana de Madison, Giorgia me sonríe.—Está lista. —la piel se me eriza al escuchar esas dos simples palabras.—Gracias. —Giorgia se acerca hasta quedar frente a mí, levanta su mirada, luego ladea el rostro y sonrío al notar el mismo gesto de Madison. Pone una mano en mi brazo y yo me tenso, pero ella no lo nota.—Cuídala mucho, cuida a mi sobrina o sobrino. —asiento efusivamente, el nudo crece en mi garganta amenazando con estropear este momento.—Con mi vida.
Madison Días después…El ruido del oleaje nos arrulla, la brisa de la mañana es demasiado fresca.Esto es vida.Escucho como Karim ronca levemente contra mi frente, su respiración es estable, abro los ojos y recuerdo que aun estamos en su villa, bueno, dice que es “nuestra” una hermosa villa a la orilla del mar mediterráneo, una zona privada y alejada completamente de los ojos curiosos.Estaba sorprendida cuando Karim me había dicho que después de todo lo que estaba pasando a nuestro alrededor, necesitábamos un espacio y tiempo para nosotros dos, ahora, ya sabía lo que tanto ocultaba, entendía sus ataques de pánico, entendía esa frialdad con la que traté semanas atrás, comencé a ver a un hombre tierno, sincero, protector y obsesivo con el control, no solamente en su vida, ahora&he
Madison—¿Y estás segura de quererte mudar? —pregunta mi hermana mientras baja la pantalla de su portátil. Me recargo en el respaldo de la silla, cruzo la pierna y bajo la mirada a mis manos.—Tengo mis dudas. —levanto la mirada a mi hermana quien se está dejando caer en el respaldo de su nueva silla de cuero color crema.—Dime. ¿Cuáles son tus dudas? —me mira detenidamente.—Su padre…—el nudo se instala en el centro de mi pecho. —…perdió la vida en un atentado, Giorgia. Por más seguridad que llevara, por más control a su alrededor…él murió.Las lágrimas amenazan con salir.Mi hermana se levanta, se sienta sobre sus talones a mi lado y toma mis manos.—Tranquila…—intento sonreír, pero es preocupante. ¿Qui&eacu