Karim
Camino de un lado a otro, la ansiedad crece, miro de nuevo la puerta de la habitación, me paso una mano por mi rostro, luego suben ambas manos por mi cabeza y tiro de mi cabello oscuro.
—Calma, Karim, calma. —me repito en voz baja, me giro y comienzo a caminar por el pasillo.
Escucho como el picaporte se gira y la puerta finalmente se abre, la hermana de Madison, Giorgia me sonríe.
—Está lista. —la piel se me eriza al escuchar esas dos simples palabras.
—Gracias. —Giorgia se acerca hasta quedar frente a mí, levanta su mirada, luego ladea el rostro y sonrío al notar el mismo gesto de Madison. Pone una mano en mi brazo y yo me tenso, pero ella no lo nota.
—Cuídala mucho, cuida a mi sobrina o sobrino. —asiento efusivamente, el nudo crece en mi garganta amenazando con estropear este momento.
—Con mi vida.
Madison Días después…El ruido del oleaje nos arrulla, la brisa de la mañana es demasiado fresca.Esto es vida.Escucho como Karim ronca levemente contra mi frente, su respiración es estable, abro los ojos y recuerdo que aun estamos en su villa, bueno, dice que es “nuestra” una hermosa villa a la orilla del mar mediterráneo, una zona privada y alejada completamente de los ojos curiosos.Estaba sorprendida cuando Karim me había dicho que después de todo lo que estaba pasando a nuestro alrededor, necesitábamos un espacio y tiempo para nosotros dos, ahora, ya sabía lo que tanto ocultaba, entendía sus ataques de pánico, entendía esa frialdad con la que traté semanas atrás, comencé a ver a un hombre tierno, sincero, protector y obsesivo con el control, no solamente en su vida, ahora&he
Madison—¿Y estás segura de quererte mudar? —pregunta mi hermana mientras baja la pantalla de su portátil. Me recargo en el respaldo de la silla, cruzo la pierna y bajo la mirada a mis manos.—Tengo mis dudas. —levanto la mirada a mi hermana quien se está dejando caer en el respaldo de su nueva silla de cuero color crema.—Dime. ¿Cuáles son tus dudas? —me mira detenidamente.—Su padre…—el nudo se instala en el centro de mi pecho. —…perdió la vida en un atentado, Giorgia. Por más seguridad que llevara, por más control a su alrededor…él murió.Las lágrimas amenazan con salir.Mi hermana se levanta, se sienta sobre sus talones a mi lado y toma mis manos.—Tranquila…—intento sonreír, pero es preocupante. ¿Qui&eacu
MadisonHemos terminado de cenar, Karim tuvo que disculparse a medio tiempo de cena para atender asuntos importantes que necesitaban de su total y discreta atención. Giorgia y yo nos quedamos solas el resto de la cena.—Iré a descansar. Tú también deberías de hacer lo mismo, no creas que no me he dado cuenta de que las ojeras se te están notando, Madison. —mi hermana como siempre, regañándome.Me llevo una mano y me acaricio la ojera debajo de mi ojo y sonrío.—Me he despertado últimamente a media noche y no vuelvo a conciliar el sueño. —confieso a mi hermana. Ella arruga su entrecejo.—¿Desde cuándo? —pregunta.Miro a nuestro alrededor y al no ver a nadie le cuento.—Desde que he regresado con Karim. La vez esa del despacho, de la emboscada…Mi hermana levant
KarimHe despertado exactamente a las cinco de la mañana. Encendí la luz de mi lado de la cama, había sentido un fuerte escalofrío, luego sentí una oleada de arcadas, que al final no había pasado a más. Miro desde esta posición a Madison dormida, sus labios entreabiertos, su piel desnuda, una mano en su vientre de forma protectora, la otra mano debajo de su almohada, una pierna enroscada con la mía.Muchas veces me había cuestionado el traerla a mi país, sabía dentro de mí que era una mala idea, pero no podía dejarla sola, con mi hijo. Aquí sería una guerra y ella estaría en medio de todo, pero ya había tratado un plan. Me tranquilizaba que Giorgia estuviera aquí, a su lado, mientras yo limpio el terreno y así poder tener todo en paz.—¿Qué es lo que tanto piensas? —la
Madison“Madison…” Escucho de nuevo el susurro en mis sueños, tenía ya dos semanas desde que hemos llegado a Abu Dabi, y los susurros no cesaban, se me erizaba la piel al descubrir que era la voz del padre de Karim. “Madison…” abro los ojos, la oscuridad nos cubre en toda la habitación, la luz de la luna entra débilmente por las puertas que dan al balcón.—Karim…—susurro, extiendo la mano para alcanzar el cuerpo de Karim, pero no lo encuentro, me reincorporo con cuidado, toco el espacio donde él duerme y está frío, lanzo una mirada al reloj que está en mi mesa de noche y marca las 3:48 am. Me paso la mano por mi rostro y me restriego mis ojos adormilados. —¿Karim? —levanto un poco más el tono de voz, pero no escucho respuesta, levanto la sábana para salir de ella y me siento de m
MadisonTermino mi plato, finalizo mi bebida, siento la mirada de Sophie sobre mí. Cuando la levanto hacia ella, efectivamente me mira.—¿Todo bien? ¿Necesitas algo más en la mesa? —ella sonríe de esa manera que me eriza la piel, me alerta más bien.—Estoy bien, querida. —la forma en que remarca la palabra “querida” me irrita.Me recargo en el respaldo de la silla y me cruzo de brazos.—Por favor, deja de llamarme “querida” siento el sarcasmo.Arquea su ceja.—Eres inteligente, Madison. Te subestime. Ahora has atrapado a mi hijo…como una buena jugadora. —me tenso, comienzo a hervir de ira, estoy a punto de levantarme y decirle unas cuantas cosas, pero sé que necesito reposo y no alterarme. No puedo dejar que su presencia nos afecte o ella ganará.—Eso es lo que pie
Karim“Karim, estás en peligro”Escucho un susurro. Me remuevo entre la sábana y el cuerpo cálido de Madison. Después de unos minutos, la alarma de la mesa de noche suena. Abro los ojos y miro el techo, apenas es visible con la débil luz que entra en la habitación, cierro los ojos de nuevo, es la primera vez desde que tengo memoria, que no quiero levantarme de la cama.“Karim, estás en peligro” esas palabras calan en mí, es la voz de mi padre en mis sueños.Eso me recuerda que tengo que empezar el día, me levanto finalmente, tengo que cerrar unos negocios que han quedado pendiente cuando estaba mi padre vivo, terminando esto, toca viajar a Dubái. Lo que más temo es dejar a Madison, pienso una y otra vez una manera de evitar hacer el viaje, pero no he podido encontrar una.Farid.Tengo que finiqui
Madison—¿Y cuando regresarás? —pregunto a Karim quien está en el interior del gran armario, estoy sentada sobre mis piernas encima de la cama.Sale finalmente con dos camisas de vestir y unas corbatas colgando de su brazo las levanta en el aire para que le ayude a decidir cual usar.—Azul oscuro y el amarillo. —me encanta como se le ven esos colores.—Regresaré mañana por la noche, esta reunión es importante, me nombrarán oficialmente la cabeza del imperio de mi padre, no puedo faltar, Habibi.—Vale, pero tienes que regresar sano y salvo, ¿Lo prometes? —Karim deja de mirar su ropa en la maleta, se acerca y me planta un gran beso.Al separarse acaricia mi mejilla, luego deja un beso en la punta de mi nariz. La otra mano acaricia mi panza abultada, me sorprende lo rápido que crece.—Estar&e